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Si vas al agua con niños, hacelo a conciencia


En pleno verano y con temperaturas que no bajan de 35 grados la pileta suele ser una opción reconfortante que ayuda a continuar con la rutina y mantenerse frescos. Muchas familias optan por las piletas públicas que se han venido incrementando en los últimos años con fines recreativos, deportivos y terapéuticos. Otros eligen las maravillas tucumanas que dibujan el paisaje circundante de las aguas abiertas. En la provincia de Tucumán hay muchas piscinas, balnearios y campings usados por turistas y pobladores en épocas de altas temperaturas y climatizados durante el resto del año.


Ante el aumento de la oferta y la creciente ansiedad por sumergirse en una masa abundante de agua surgen algunos riesgos. Para disfrutar a pleno de esos momentos de recreación sin sufrir accidentes ni exponerse a enfermedades, es conveniente que las familias y los operadores de las piletas tengan en cuenta algunas consideraciones preventivas.


La doctora Graciela Ojeda, jefa del Departamento de Saneamiento Básico del Sistema Provincial de Salud (SIPROSA) explicó que “las piletas siempre incluyen riesgos físicos como el peligro de ahogamiento y las lesiones causadas por golpes contra las adyacencias duras de las piscinas. Lo primero que recomendaría es que siempre hay que concurrir a piscinas de uso público habilitadas. Esto garantiza requisitos de seguridad e higiene”.


¿Y dónde está el riesgo en una simple zambullida?


Ojeda aseveró que “cuando vamos a una pileta nos exponemos a sustancias químicas y enfermedades por contacto, ingesta o inhalación. Es necesario crear un entorno de seguridad, y para eso es fundamental el control médico de los usuarios, la higiene de las instalaciones y el mantenimiento de la calidad del agua que combinados garantizan un ambiente acuático seguro. Uno de los riesgos más frecuentes es la ingesta accidental de agua, esa es la primera vía de transmisión de microbios patógenos. Pueden provocar enfermedades como fiebre tifoidea, cólera, hepatitis A, llegando incluso a causar la muerte. También se incluyen infecciones de piel, ojos, oídos, infecciones respiratorias y desordenes gastrointestinales como las diarreas, que está entre las enfermedades de mayor prevalencia”.


Según Ojeda dos premisas preventivas que deben asumir los adultos son “ducharse antes de ingresar para reducir la cantidad de gérmenes, sudor y sustancias químicas (como cremas, cosméticos, protectores) que el usuario transfiere al agua. Y evitar el uso de chicles u otros masticables para reducir el riesgo de ingesta de agua durante las actividades acuáticas”.


La especialista también pidió especial cuidado a las personas que padecen un trastorno estomacal o una infección respiratoria o de piel, porque ello facilita la transmisión de gérmenes (evitar el contagio).



La pile es como una cancha, hay que conocerla


Sergio flores trabaja en la pileta del Complejo Ledesma desde el 2006 y empezó por recomendar lo básico: “al ingresar por primera vez a un natatorio, lo primero que tenés que hacer es aprender el reglamento del lugar. Por lo general suele ser el mismo de toda pileta, esto ayuda a la cooperación y a la convivencia con los demás. Si lo lees vas a ver que no se debe correr por el borde para evitar accidentes, ni realizar juegos agresivos o que impliquen violencia física, empujones, simulaciones de ahogamiento, etc. Y leé siempre las características físicas de la pileta: la profundidad, dónde es la zona más playa y la más profunda”.


Gorros, protectores y horarios prudentes.


Adolfo Steimberg es profesor de Educación Física y promotor de la salud del Ministerio de Salud de la Tucumán. Uno de los puntos que destaca a la hora de ir a la pileta es el horario: “procurar no meterse al agua entre de las 10 y las 17 horas, siempre usar protector al exponerse al sol, y mantenerse hidratados. También utilizar colores claros cuando vayan a la pileta, usar gorros o algún protector de cabeza, e ir mojándolo para proteger del calor y del sol. Por otro lado no hay que olvidar las ojotas, para no resbalarse y para prevenir hongos, que siempre se contagian por el contacto con la humedad de los pisos”.


José Arancibia, también entrenador y profesor de educación física con amplia experiencia en piletas y zonas turísticas de aguas abiertas es más tajante y preciso en su pedido: “los adultos que van en familia a una pileta siempre tienen que estar atentos a los niños, no porque esté el guardavidas ya es seguro. El guardavidas no es niñero particular y tiene responsabilidad por toda la pileta, no por cada familia". Y agrega: "El protector solar hay que colocarlo 30 min antes de ingresar al agua. Eso hace que se absorba bien y en caso de emergencia el chico no está patinoso, el guardavidas lo puede sujetar bien para sacarlo del peligro. Además otro tema, los bracitos y flotadores son un arma de doble filo. El chico se acostumbra a flotar por acción del flotador y si se cae o se arrima no sabe cómo usar su cuerpo en el agua. El principal consejo para papás y mamás es que un mayor se meta con el niño y se diviertan juntos para lograr confianza y aprender a vivenciar el medio acuático juntos y no tener miedo al agua”.


Conocer la pileta y sus materiales es empezar a disfrutarla


En cuanto a la estructura de las piletas de las casas, Adolfo Steimberg agregó que “hay que vigilar que las piletas tengan antideslizante y pisos que no se calienten. Y otra medida de seguridad a cuidar es que deben ser cercadas con llave por seguridad a los chicos”.


En relación a este punto está demostrado que un simple vallado puede disminuir las muertes por ahogamiento hasta en un 95%. Se recomienda prever un cerco perimetral completo de 1,30 m de alto como mínimo, enterizo o con barrotes verticales separados por una distancia máxima de 10 centímetros (jamás barrotes transversales que faciliten el “efecto escalera”). Además, el cerco debe tener una puerta única con un mecanismo de apertura-cierre no accionable por niños pequeños. Y hay que estar atentos para no dejar mesas, sillas o reposeras próximas al cerco, que faciliten su escalamiento.




Las piletas limpias previenen y dan seguridad


La especialista en saneamiento Graciela Ojeda declaró que “el tratamiento principal del agua se hace a través del sistema de filtraciones y recirculación. Además se desinfecta y se eliminan bacterias mediante el uso de productos químicos autorizados: alguicidas, floculantes, coagulantes, clarificadores, reguladores de pH y desinfectantes, que deben administrar los responsables de la pileta de manera profesional, siempre en ausencia de bañistas y mantenidos fuera del alcance de los niños”.


Garantizar que este proceso de mantenimiento se realice continuamente ayuda a evitar la trasmisión de enfermedades hídricas, y “forma parte de la salud pública preventiva. De allí la importancia de su vigilancia por parte de las autoridades sanitarias”, según lo entendió la médica.


A los adultos que se acercan a los natatorios como responsables de familia Ojeda les recomendó “Respetar siempre lo que le indican los guardavidas y recordar que un momento de comportamiento inadecuado podría costar una vida”.


Ser responsables también en las de lona


Las piscinas de lona de uso familiar deben ser mantenidas y controladas periódicamente por sus propietarios. La supervisión del adulto es vital cuando un niño se encuentra en la piscina porque son los más expuestos a sufrir un accidente, como caídas, golpes y ahogamientos. Según Ojeda a los niños “no hay que dejarlos nunca solos. No podemos permitir bajo ningún concepto que un niño pequeño permanezca en la piscina jugando con el agua sin la adecuada vigilancia de un adulto. Y si estamos en una pileta familiar, sea de material o pelopincho las piletas deben estar valladas. No hay que ingresar en forma brusca al agua, y nunca hay que hacerlo inmediatamente después de comer”.


Aguas abiertas, cuidados especiales


Las piletas son opciones a las que se aferran masivamente muchos tucumanos, pero la pasión por el rio sigue siendo uno de los principales motivadores durante el verano. La gente busca ríos, diques, arroyos y todo lo que muestre agua en movimiento en un marco de naturaleza frondosa.


Y a los riesgos de las piletas habrá que agregarles los propios de esa opción. José Arancibia recomendó que “si vas, por ejemplo al Cadillal, antes de tomar decisiones en caliente o zambullirte apenas llegas, consultá con el Guardavidas dónde es la zona más segura para meterse o nadar. El dique no tiene corrientes, pero tiene irregularidades en su terreno; la gente se confía, ve que es una zona playa y de repente se cae a una grieta o pozo o se atora con alguna piedra. Eso se previene consultando con un guardavidas. En caso de ir a un río más peligroso, que a simple vista se pueda apreciar que tiene corriente, hay que saber que esta puede variar y que cuando chocan a las rocas hacen remolinos y son muy peligrosos. Y otra cosa que hay que consultar es por la temperatura del agua, este puede variar según las zonas del río y no todos los cuerpos reaccionan igual en cada caso. Si uno no es un experto en aguas abiertas yo recomiendo que en los ríos sólo se metan en la orilla, sin mayores pretensiones”.


Algunos tips más se pueden agregar para nadar seguro en un río o dique: es clave un buen calentamiento previo, nadar en grupo, utilizar un suncho o seawatch, y es importante tener un punto fijo como referencia, elevar la cabeza para distinguirlo fuera del agua.


Los trámites de habilitación de piletas se realizan en el Departamento de Saneamiento Básico (Av Ejercito del Norte 343-Capital de 7 a 13 hs)


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