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María Elena Walsh sigue viva en los corazones de los tucumanos



Hoy 1 de febrero cumpliría 87 años, Maria Elena Walsh, una de las artistas que más aportó al desarrollo de la literatura infantil y juvenil en nuestro país. Su clave fue la construcción de un público desprejuiciado que comenzó a valorar cuentos, canciones, leyendas, mitos, refranes, fábulas y adivinanzas como si hubieran sido pensados para adultos. Esa capacidad de hacer de la fantasía algo serio fue sin dudas un atributo que le dio a su obra un poder de magnetismo que dejó textos de los que se apropiaron nuestros padres y con los que siguen jugando y soñando nuestros hijos. Y podemos sospechar que dentro de un par de décadas nuestros hijos podrán seguir contando la relación de la obra de María Elena con los argentinos contándonos cómo sus propios hijos o nietos siguen cantando canciones eternas.


María Elena Walsh rompió el didactismo en la literatura infantil y le puso capacidad de jugar al hábito de la lectura. Esa fórmula redefinió el campo, volviéndolo más amplio e infinitamente más atractivo y lúdico. Desde entonces, se multiplicaron las voces y las miradas. Fue un toque de atención a una cultura anquilosada y una señal de acompañamiento para quienes necesitaban inspirarse para también producir otra infancia en los textos.


La autora bonaerense plasmó en su obra dos gestos, el rupturista de la creadora que abre mundos novedosos rompiendo límites caprichosos de la cultura. Y el amoroso afectivo del mediador.

La investigadora María Luján Picabea dice que el mediador es quien no solo acerca un libro sino que facilita el acceso a la literatura. “La mediación siempre es una responsabilidad, una tarea que implica un compromiso. Un mediador sólo debe entregarles a los lectores más jóvenes aquello que tiene sentido para sí mismo, las historias en las que cree, las que lo han conmovido, las que no puede guardar en silencio y quiere compartir”.


Por muchas razones su obra sigue viva


Desde ANITA rastreamos ese rol mediador de María Elena y nos encontramos con definiciones sentidas y sinceras que ponen a la bonaerense en un podio al que no aspiran muchos. La Walsh para muchos tucumanos es mucho más que una autora, es parte de la familia y está presente todos los días en las charlas con los niños.




Viviana Inés Gasparotti (Magistrada tucumana) dijo que María Elena Walsh le ponía fantasía y alegría a su infancia. “Las canciones para adultos son reflexivas. En algunas de denuncia; otras sugerentes de su condición sexual sobre la que fue discreta. La obra de M. E. Walsh fue una expresión de su vida y los acontecimientos históricos que la marcaron, como el exilio; ser contraria al régimen peronista, etc. Sus textos cuestionan modos dominantes de la realidad, plantean análisis de valores. Me gusta de ella que se animó a todos los formatos, escribió poemas, ensayos, guiones, artículos y las famosas canciones y cuentos infantiles. Es amplísima la obra y abarca diferentes temas contextuales”.


Jorgelina Chaya es profesora en Letras (Escuela Sarmiento, Fac. Filosofía y Letras UNT) y relaciona la obra de M.E. Walsh con muchos aspectos y momentos de su vida, “recuerdo mi infancia jugando y cantando sus canciones, las tardes de juegos con mis vecinitos y con mis amigos del jardín de infantes. Son recuerdos que siempre provocan una sonrisa al rememorarme en aquellos momentos. Luego, ya en mi adultez, conocí a la Walsh política, pensante, crítica de su realidad y expresando sus ideas a través de la palabra, con ese estilo tan particular y extraordinario que volvió a maravillarme con cada uno de sus relatos. Y hoy, la redescubro cada día y vuelvo a ser aquella niña junto a mis hijos cuando cantan, escuchan o leen alguno de sus textos”.


Orlando Farias es un famoso deportista tucumano, boxeador profesional, maestro de Artes Marciales, ganador de muchos títulos y logros en diferentes disciplinas. En relación a María Elena Walsh expresó que “me traen mucha nostalgia sus textos, porque me recuerdan mi niñez. Cuando escucho alguna de sus canciones recuerdo el jardín de infantes y esos momentos en los que la señorita nos enseñaba a cantar”.


Para Agustín María Wilde, abogado e historiador y autor del “Acta de la independencia, un documento constitucional” dijo que “La obra de esta gran maestra se relaciona con mis recuerdos de la niñez, de la primaria cuando en las clases de música nos enseñaron a cantar A tomar el té. Nos legó un repertorio de letras de canciones no sólo infantiles sino también para adultos y esas mismas canciones significan un acervo de frases que empleamos en el lenguaje cotidiano como El reino del revés, o la sartén por el mango y el mango también, que se encuentra en Los ejecutivos”


Canciones, poesías y cuentos para todos los gustos


Por su parte Susana Farias, psicopedagoga dedicada a revalorizar la importancia del juego y de lectura en la infancia destacó que “María Elena ha sabido como nadie ponerse en la piel de la infancia. Ella ha rescatado la experiencia de ser niño con todo lo que implica. Lo ha tomado con la seriedad y respecto imprescindibles para describir los sentimientos de la niñez y ponerlos en palabras y en música. La marcha de Osias es una muestra, donde describe todo lo que un niño necesita y no justamente en cosas materiales. Maria Elena no se privó de hablar de cosas duras para un niño. Las ha puesto al alcance de la sensibilidad infantil como en el caso de la Pájara Pinta o la Canción del estornudo”.


Luego agregó que “si estás muy alegre el Perro salchicha o don Enrique del meñique o leer las rimas del Zooloco. O si estás muy triste sin dudas barco quieto, la pájara pinta, un poema maravilloso retrato de señora . Si mi amigo es artista le regalo La canción los artistas. O si es político la canción de cuna. Para la tierra de uno la serenata. Y si es niño absolutamente todos sus cuentos y canciones. Si es folcklorista la recopilación de canciones ancestrales. Si es docente Campana de palo.


Para Viviana Gasparoti “escuchar y leer a Walsh a los chicos puede ayudarlos a desarrollar la fantasía y la capacidad de imaginación porque enlaza distintas zonas y países, además de qie desarrolla valores como la libertad. Yo recomiendo seguir escuchando "Como la cigarra"; "Canciones para mirar"; "Canción de Caminantes".


Jorgelina Chaya sostuvo que acercarse a su obra es una forma de vivir las infancias, a partir del juego y del entretenimiento desde un lugar de reflexión y respeto al niño. El niño es un sujeto capaz de pensar y discernir desde su lugar de niño. “Mi hija de 7 años recomienda la poesía Los castillos y dice que le gusta leerla muchas veces en todo momento”. Y entre las canciones que yo recomiendo y siempre canto se encuentran: “La canción de tomar el tè” por su letra controvertida y sus maravillosos implícitos. Cuando tengo ganas de transmitir alegría canto “El reino del revés” y cada 24 de marzo suelo leer con mis alumnas del secundario “La pena de muerte” a partir del cual reflexionamos acerca de la violación de los derechos humanos por parte de la Humanidad en general y del último gobierno militar en Argentina, en particular.


Orlando Farias propone que “sus obras continúen difundiéndose en las escuelas por su riqueza cultural, su legado debe ser alimentado debido a que Maria Elena con su magnífica manera de expresar deja traslucir la estructura socio cultural y política de una época difícil para los artistas y el pueblo en general”.


Agustín María Wilde, dijo que “a los chicos de hoy les sirve leer los cuentos de María Elena o escuchar sus canciones porque los remite a un mundo de fantasía sencilla, desprovista de artificios tecnológicos tan en boga, aunque esa misma tecnología puede servirles para acercarlos a su obra, conocerlas por ejemplo en herramientas como google o YouTube”. Y recomendó que “si estás alegre y conservas un poco de tu niño interior escuches el Twist del mono liso, si estás triste escuches Baguala de Juan Poquito y a un amigo le regalaría Como la cigarra.



Los niños aman a los artistas que los tratan con respeto


Susana Farias cerró que manera contundente “La obra de María Elena Walsh está más vigente que nunca hoy, sólo que nosotros hemos cambiado la forma de tratar a la niñez. La niñez en su esencia no cambia. Hoy tratamos a los niños como adultos en miniaturas, no les damos espacio a la imaginación, a sus necesidades opiniones, no lo alejamos de la violencia, no les permitimos ejercer la niñez como es debido. Los niños de hoy desconocen totalmente la obra de María Elena y cantan esas canciones cargadas de violencia, sexuales explícitas que no son adecuadas para ellos”.



Una reflexión de la fotógrafa Sara Facio ilustra el perfil de artista de Walsh de donde se desprende una de las razones por las cuales su obra sigue conmoviendo y cautivando a multitudes “María Elena tenía una cultura artística de exquisitos, pero a eso se le unía lo que a pocos culturosos exquisitos se les pega, que es el conocimiento popular, de la música popular, de la cultura popular. Ella tenía un oído absoluto para escuchar a la gente y todas sus poesías para niños, y para grandes también, tenían un profundo contenido artístico pero a la vez cosas totalmente cotidianas, que le permitían a la gente sentirlas tan propias. Creo que eso es lo que hace a su vigencia”.


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