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En Olavarría, padres e hijos tucumanos estarán en la misa del Indio Solari



El próximo sábado el Indio Solari dará un nuevo recital en la ciudad de Olavarría, provincia de Buenos Aires. Hasta allí viajarán unos 800 tucumanos y tucumanas. Algunos irán con sus hijos para mostrar que la pasión por el rock también se hereda.


Desde hace casi 10 años Christian Sánchez organiza viajes para apasionados y fanáticos futboleros y rockeros, desde Tucumán a distintos destinos del país. “Arranqué cuando San Martín estaba en la A”, cuenta. “Empecé armando viajes para ir a ver partidos del “santo” contra River, Boca y equipos de otras provincias”. Pero ahora está abocado de lleno al mundo del rock y prepara los detalles de la próxima misa del indio Solari.


Cuenta que lleva un contingente de cerca de 120 personas. “Varones cerca de un 60% y mujeres un 40”. Dice que cada vez más los shows de rock nacional son experiencias familiares, donde embarazadas, niños y hasta bebés son parte. “Recuerdo que en los 80 y 90 un recital de rock podía tener sus enfrentamientos entre grupos, pero ahora es todo mucho más tranquilo, la gente se respeta”. Christian atribuye parte de este clima al esfuerzo de los propios artistas. Cree que se han bajado los ánimos de viejas rivalidades y que los músicos dan el ejemplo “Fito Páez, por ejemplo, invitó al cantante de La Berisso a su show en Cosquín Rock, y eso es un gesto para el público”. Marcelo Filgueras, biógrafo del Indio, pidió a los fans que ayuden a que los recitales sean fiestas tranquilas.


El Indio Solari es un fenómeno. Junto con La Renga son los herederos del público de los Redonditos de Ricota, liderados por el Indio entre 1976 y 2001 . “Hay mucha gente que va a ver el fenómeno”, explica Christian. “Por ahí los fines de semana bailan cumbia; pero quieren ver cómo es eso del recital del Indio o de La Renga”.


El viaje como ritual y experiencia transformadora


Sobre la movida de organizar un viaje, Christian Sánchez cuenta que en el colectivo de ida, todos van eufóricos; él lleva DVD con recitales, y van cantando para entrar en clima, darse aguante y aportar a la mística. “A la vuelta estamos todos durmiendo, muertos de cansancio”, grafica. Es que los viajes incluyen dos noches sobre ruedas, con dos o tres paradas para estirar las piernas y descansar un poco, más el recital en sí mismo. “Una vez en Gualeguaychú el ómnibus no podía seguir, porque la ruta estaba repleta de autos. Tuvimos que bajarnos y caminar 20 kilómetros. Llegamos casi para la hora del recital del Indio”.


Cuenta que conoció a su novia en un viaje como los que ahora gestiona. Íbamos precisamente a ver al Indio. Ella iba con sus amigas. Nos pusimos de novios y seguimos en la movida de viajes juntos”.


Daniel Carabajal viaja siguiendo al Indio por el país. “El viaje se vive de la mejor manera; movilizar a tanta gente por la misma pasión genera un hermoso y único clima que solo lo provoca el Indio”. Y agrega que parte del atractivo de los recitales son sin dudas las banderas: “hay miles, todas son hermosas porque expresan lo que siente la gente que las lleva, y son hermosos mensajes”.



Con conocimiento de causa, Christian dice que “Los tucumanos son muy fanáticos. Llevan los colores de Atlético y San Martín a donde sea que vayan. En todos los viajes de rock se los reconoce, en los recitales se distingue el grupo de tucumanos”, relata. Y cuenta que hay gente que viaja en cada oportunidad. “La gente se repite, y también la veo en los recitales de la escena local, y es más, los veo también en la cancha!”.


Su primer recital de los Redondos de Ricota fue en el estadio de River Plate. “Mis viejos no me querían dejar ir, tenía 16 años, estaba haciendo la secundaria en el Colegio Nacional y en esa época la movida del rock era un poco mas densa”. Eran tiempos sin celulares y “el contexto era otro, finales de los noventa. Ahora es probable que cada vez más con el nuevo contexto también haya otro clima”


Niños y niñas, herederos de la pasión


Los niños son un capítulo en sí mismo. Christian destaca que los niños de los recitales de hoy son hijos de quienes ya vienen viajando hace décadas: “no dejaron de viajar, incorporaron a sus hijos, que cantan las canciones y viven la pasión”. Después narra que las remeras para niños están a la delantera de lo más vendido en los shows.


Daniel tiene 35 años. Evaristo tiene 8 y comparten el gusto por las canciones del Indio. A veces viajan juntos. No quedan fuera la mamá y el otro niño de ambos, de apenas 5 años. “La primera canción que le hice escuchar a mi hijo, cuando todavía estábamos en la Maternidad, fue Submarino soluble; a mí me moviliza un montón y quería que él la escuchara”, cuenta orgulloso.


La transmisión del fanatismo por el rock, como por el fútbol, está presente en toda la charla. Sánchez explica que en la cancha y en los recitales se vive la misma experiencias: los chicos acompañan desde muy chiquitos a sus padres, algunos incluso desde la panza, aprenden os temas, y “seguramente van a enseñarles lo mismo cuando tengan sus propios hijos”.



Daniel dice que sus niños escuchan al Indio cada vez que lo ponen a sonar en la casa: “lo disfrutan mucho, saltan, cantan, bailan. “En especial cuando ponemos el DVD del 2008 del estadio único de La Plata, ven que la gente baila y ellos hacen su bailecito del pogo a su manera”.


Violeta tiene 9 años y el año pasado pidió como regalo de cumple que la llevaran a ver a Divididos. Cumple el 11 de abril, y el show en Central Córdoba era justo dos días antes. Hasta allí fueron, bajo la lluvia, la niña, su papá Martín y la abuela. Martín dice que ella a veces se siente un “bicho raro” en la escuela: “Nuestros hijos escuchan lo que nosotros escuchamos, Mercedes Sosa, Lila Downs, Spinetta, Divididos…algunos de sus compañeros no conocen ni a Mercedes Sosa”.


La política en el escenario y en el campo


En cuanto al compromiso político de los rockeros, Christian cuenta que las definiciones del Indio Solari, y de Chizo, el cantante de La Renga, marcaron un rumbo: “Para mí está perfecto, todo artista tiene que saber que lo que hace es político; no están aislados; pero hay gente que les reclama que no se metan, que no opinen”. En Mendoza, cuenta, cuando el Indio gritó “6 7 8” hubo 100 mil personas aplaudiendo, y lo mismo fue fuerte escuchar a toda esa gente cantando “Vamos a volver”.


Sobre la movida de rock local, dice que hay bandas peronistas, como “Argento Tucma”, o ligados a la izquierda partidaria, como Skaraway o a Franja Morada, como El Faro.


Un ojo en el show y otro en las redes


De los primeros shows de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, de la época emblemática del rock netamente contracultural mucha agua corrió bajo el puente. Cuenta Christian Sánchez que por momentos los recitales son “un mar de pantallitas". Todos con sus celulares grabando y subiendo al toque las imágenes a las redes sociales; Fito Paéz llegó a pedir que encendieran los teléfonos cuando cantó la canción Brillante sobre el Mic”.


Mi pobre angelito


Entre las anécdotas de tantos viajes hechos en casi una década, Christian cuenta que le pasó alguna vez que un pasajero no volvía al colectivo después del show. “Cuando viajamos declaramos ante la Comisión Nacional de Regulación del Transporte quiénes son los pasajeros. Hay reglas estrictas. Tenemos que viajar en ómnibus con menos de 10 años de antigüedad si queremos salir de la provincia; y si un pasajero no aparece hay que buscarlo o denunciar la desaparición. En Gualeguaychú uno se nos perdió y lo buscamos hasta encontrarlo a las 6 de la mañana”. Y es que muchos pierden sus celulares en el tumulto, o se quedan sin batería.


La escena tucumana y su difusión


En nuestra provincia hay varias bandas de rock, algunas consolidadas y con discos grabados: “Ya no es como antes. Hoy una banda se forma y a los seis meses o un año puede tener un disco. Antes podían pasar 8 años o más para tener uno”, dice Christian.


Además de los viajes, él produce algunos espectáculos y participa de la movida de difusión del rock tucumanos Lleva delante un sitio web llamado Rockiarte y un programa homónimo de radio en FM Metropolitana. “En Tucumán hay buenas experiencias de comunicación del rock: la revista Imberbes se edita en papel y se distribuye en el circuito rockero; los sitios Colirio pa que vean o Rockiarte también tiene buenas actualizaciones de noticias”.


En cuanto a la difusión de los viajes, cuenta que se hace a través de afiches, volantes que se distribuyen en recitales locales, las redes sociales que cada vez dan mejor difusión, y el boca en boca.


¿Ultimo bondi a un show del Indio?


Un viaje a ver al Indio Solari hoy cuesta $2000 más la entrada, que es de $800. Al Indio lo produce DBN, que esta vez por primera vez mandó entradas a Tucumán, las está vendiendo Lunáticos Viajantes. Hasta ahora se han vendido 600 entradas y se prevé al menos 800 tucumanos en Olavarría.


En el recital del sábado habrá 12 columnas de sonido. El predio tiene más de 1000 metros de largo y habrá tres filas de pantallas para ver al Indio. Incluso un técnico del estudio de grabación de Abbey Road pidió operar el sonido del show de Olavarría por sus dimensiones inéditas. “Algunos lo venden como la despedida”, dispara Christian, pero aclara “yo no creo; creo que mientras pueda va a seguir. Últimamente está más activo en Facebook, le responde a la gente, cosas que antes no hacía. Tiene Mal de Parkinson, pero mientras pueda yo creo que va a seguir”.


"Jamás en la vida voy a creer nada del Indio", aseguró Roberto Pettinato esta semana en declaraciones a Clarin. "Ni que esté enfermo ni nada por el estilo, así me tiemble sus manos delante mío. No le creo. Si estuviera enfermo creo que haría mejores canciones". demostrando una vez más que cuando el Indio sale a escena conmueve a propios y a extraños, sobre todo a los que envidiaron su talento y su popularidad toda la vida.


A los fanáticos del indio les cuesta elegir una canción preferida. Goldfish, Ji ji ji, Flight 956, La Gran bestia pop, Mi perro dinamita, To beef or not to beef, Un ángel para tu soledad, Juguetes perdidos, El pibe de los astilleros o Ñam fi fruli ñam fi fru, todas las canciones clásicas de los Redonditos hacen delirar a la gente. “De la época solista, las del disco Porco Rex son las más aclamadas. De los 25 temas de cada show, aproximadamente 10 son de clásicos de los redondos y el resto propias”, cuenta Christian.


Toca el Indio y la nueva misa será un mar de gente. Otra vez su show será una manera de contradecirse a sí mismo, porque en varias entrevistas supo valorar lo que él considera fue la única Revolución verdadera que tuvo el mundo, la de los jóvenes de los sesenta y él mismo ha citado con sorna a John Lennon cuando aseveraba allá por los 80 "Muchachos, el sueño acabó". Pero hete aquí que su nombre sigue siendo sinónimo de movilización y esperanza, la que infunde en miles de almas cada vez que anticipa un nuevo viaje, la que promueve sueños de un mundo distinto, de al menos de dos horas, un mundo de puro olor a tierra y música vibrante que se escucha con el corazón y entrelaza pasiones.

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