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ANITA y la Defensoría coordinaron un Taller para comunicar en clave de géneros



En Tucumán se realizó el taller "Comunicar en clave de géneros" dictado por la Defensoría del Público junto a la agencia ANITA y la Secretaria de Extensión de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Tucumán. Destinado a estudiantes de Comunicación, Educación, Trabajo Social, Idiomas Periodistas y estudiantes de Jujuy se forman en géneros.


La Defensoría del Público realizó un taller para promover tratamientos responsables en casos de violencia de género y el lenguaje inclusivo en los medios. En el encuentro se realizó una introducción sobre la perspectiva de géneros en la comunicación, para que estudiantes puedan incluir este enfoque en sus futuras prácticas profesionales. La propuesta incluyó un diagnóstico sobre los estereotipos discriminatorios y estigmatizantes que se construyen en relación a las mujeres y las personas LGBTTTIQ para luego realizar ejercicios de análisis y producción de mensajes audiovisuales que fomenten representaciones igualitarias e inclusivas.


En la actividad se abordaron recomendaciones para promover tratamientos mediáticos desde el enfoque de derechos plasmado en la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual.


Al comienzo de la jornada, se compartieron datos estadísticos respecto de los reclamos que realizan las audiencias ante el organismo. Un gran porcentaje de estas denuncias se vinculan a coberturas de casos de violencia de género y a la construcción de discursos que cosifican y estigmatizan a las mujeres y a las personas LGBTTTIQ (lesbianas, gays, travestis, transexuales, transgéneros, intersex, queers). También se compartieron publicidades y casos en donde la Defensoría ha acompañado reclamos de usuarias que denunciaron por malos tratos mediáticos. El caso de la publicidad de la cerveza Andes en donde se compara a las mujeres con Huracanes que todo lo destruyen es paradigmático de lo que las audiencias organizadas y pro activas pueden conseguir por intermedio de organismos fuertes técnica y políticamente para defender principios democráticos en los medios.





Las audiencias se renuevan y se comprometen


Los y las participantes se mostraron interesados con el tema y las intervenciones demostraban que existe una demanda real por parte de algunos sectores de las audiencias que comenzaron a comprender el problema de las “representaciones estereotipadas” como formas mediáticas de violencia. Hay una parte importante (no toda) de la violencia social que se explica por los discursos que se vuelven dominantes y que son afines a miradas restrictivas de libertades y derechos. Eso pasa cuando en la forma de representar los géneros se lo hace asignando roles fijos, espacios naturales y modos desiguales de distribuir el poder entre varones y mujeres.




En ese sentido, una estudiante hizo hincapié en la importancia de que los medios audiovisuales incluyan la perspectiva de géneros en sus tratamientos, y la coordinadora Magalí Gómez señaló que son las audiencias quienes manifiestan preocupación creciente al respecto. De este modo, entre los esfuerzos educativos de organismos como la Defensoría del Público o Agencias como ANITA y las receptividades de audiencias comprometidas se van generando espacios de participación en donde las experiencias de comunicación democrática van adquiriendo un peso específico propio. Y van sumando buenas prácticas.


El Informe de Canal 8 puesto bajo la lupa de la mirada crítica


Por su parte la agencia ANITA presentó el análisis crítico de un caso de cobertura mediática en donde lo que primó fue la vulneración de derechos. La intención de la ponencia fue analizar las operaciones discursivas y las elecciones retóricas que transformaron al material informativo en un producto de entretenimiento donde lo que pasó a segundo plano fue el valor informativo de la noticia. Fue el caso de un informe sobre Camila, una nena tucumana que fue fotografiada en la calle sentada en una esquina mientras hacía la tarea escolar. El informe fue emitido por canal 8 durante la última semana de marzo de 2017.




Lo que inspiró la cobertura periodística fue una foto de una niña que mientras esperaba que el semáforo brille en rojo para acercarse a los autos e ir a pedir una "moneda", hacía los deberes sentada en el cordón de la vereda a sólo centímetros de los autos que pasaban”. La nota se originó a raíz de una imagen tomada por una conductora anónima que cruzó con su auto por la esquina de 24 de Septiembre y Bernabé Aráoz donde estaba la niña.


La información y la foto de ilustración no abundaron mucho más que en ese aspecto, pero la viralización a través de las redes generó rebotes en diarios de alcance nacional como Clarín, La Nación e Infobae. Tal como sucedió hace más de una década con el “caso Barbarita”, el nuevo caso “Camila, estudia en una esquina mientras pide limosna” fue utilizado como un condensador de los males sociales que aquejan a la provincia de Tucumán y sus cuentas pendientes irresueltas, como el hambre, la pobreza, la inseguridad y el no cumplimiento de derechos básicos.


Luego de unos días de fuerte viralización Canal 8 de Tucumán puso al aire un informe realizado desde la escuela donde asiste Camila para retomar su historia y empalmar el servicio netamente informativo con otro de carácter altruista. Lo que comenzó siendo solo un informe propio de un noticiero del mediodía, terminó siendo una Campaña Solidaria por Camila para que los ciudadanos tucumanos utilicen el mismo canal 8 en función de enviar donaciones de ropa, comida, enseres, medicamentos y todo aquello que socialmente pueda ser considerado de primera necesidad. Se trata, el informe, de un caso modelo de vulneración de derechos de NNyA a través de los medios de comunicación.


El informe emitido vulnera el DERECHO A LA PRIVACIDAD E INTIMIDAD FAMILIAR DE NIÑAS, NIÑOS Y ADOLESCENTES. Lo hace estableciendo un vínculo indebido entre el notero y la entrevistada, montando una escena con elementos más propios de los programas de entretenimiento que de los programas informativos, arrogándose roles que no le competen a la televisión como institución, invadiendo un espacio escolar sin una razón justificada, y sobre todo estereotipando temas y problemáticas sociales que se deben explicar de manera compleja y con rigor histórico. Pero todas esas vulneraciones son las consecuencias que se desprenden de una vulneración inicial que es la que habilita que el informe modifique su formato y se presente con los elementos propios de los programas de entretenimiento.


El derecho a la privacidad e intimidad familiar de las Niñas, Niños y Adolescentes está comprendido en el artículo 10 de la Ley 26.061 de Protección Integral de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes, el cual establece que estas/os “tienen derecho a la vida privada e intimidad de y en la vida familiar”. Este derecho se desprende del interés superior de la niña, niño o adolescente, que consiste en la máxima satisfacción integral y simultánea de los derechos y garantías en el marco de libertad, respeto y dignidad para lograr el desarrollo integral de su personalidad y potencialidades. También parte de considerar a las niñas, niños y adolescentes como sujetos de derecho, lo cual refiere a que les corresponden los mismos derechos, deberes y garantías que a los adultos, más otros derechos particulares.


Cabe detenerse en la siguiente reflexión con la que comienza la Guía Para el tratamiento mediático responsable de la niñez y la adolescencia de la Defensoría del Público (disponible para descargar en el sitio web institucional http://www.defensadelpublico.gob.ar/i-htm/): Las representaciones mediáticas tienen una importancia notable como transmisoras de significación social sobre personas, grupos y conductas. “La experiencia cultural contemporánea es también una experiencia crecientemente audiovisual en la que el proceso de construcción visual de lo social requiere abordar la realidad también como realidad de representaciones [BARBERO, 2003b].


La realidad infantil nos habla así a través de su representación, pero también de lo que en ella está ausente” (Carli,2006: 21). Desde esta perspectiva, los servicios de comunicación audiovisual pueden construir y difundir discursos sobre la niñez y la adolescencia que contribuyan a la percepción y al pleno reconocimiento social de las niñas, niños y adolescentes como sujetos de derecho, tal como los declaran y afirman la Convención sobre los Derechos del Niño, la Ley Nacional N°26.061 de Protección Integral de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes, y la Ley N° 26.522 de Servicios de Comunicación Audiovisual (aún vigente). En efecto, la práctica periodística puede problematizar y desarticular los estereotipos negativos que se producen y reproducen en torno a estos grupos etarios en pos de mediatizar representaciones integrales. Es decir, mediatizando imágenes que den cuenta de la diversidad y multiplicidad de dimensiones que componen la niñez y la juventud, concebidas en un plural que no puede quedar reducido a un rótulo general y, menos aún, a un rótulo negativo”.


La comunicación responsable tendiente a fortalecer una cultura de participación democrática, inclusiva y de ciudadanía activa requiere que los comunicadores se formen y construyan un enfoque responsable para del buen desarrollo de su tarea.


En el taller se enumeraron algunos criterios que ordenan el trabajo cotidiano y sirven como evaluadores de calidad del mismo trabajo periodístico y de la cobertura concreta. Como trabajadores de prensa los periodistas deben ganar consciencia acerca de que los modos de construcción de discursos van configurando audiencias y subjetividades a la medida de un modelo de sociedad más represivo y basado en el control social o bien más democrático y pluralista. Para que esto sea posible el enfoque de los derechos debe ser alimentado con cuidado en cada una de las coberturas.


¿Cómo debemos trabajar con enfoque de derechos?


El periodista debe contextualizar las noticias, introducir perspectiva histórica, recurrir a estadísticas y citar la legislación vigente.


Recordar que más allá del “caso”, siempre hay un problema social que tiene explicaciones estructurales producto de la desigualdad social.


Evitar el uso de estereotipos que alimenten estigmas hacia sectores vulnerables de la sociedad.


Tener en cuenta que siempre y sobre cualquier tema hay contraejemplos que cumplen la función de enriquecer la realidad.


Las noticias deben proponer información adecuada para el desarrollo de políticas públicas específicas.


Profundizar en la búsqueda de fuentes alternativas (ONG especializadas, agrupaciones, profesionales de diversas disciplinas, maestros, académicos, funcionarios, empresarios, etc.)


Las voces y las miradas de los sujetos de la noticia deben ser tenidas en cuenta en primer lugar, en todos los asuntos que los afecten.


Y Cuando de Géneros se trata


Cuando la protagonista de la noticia es una mujer y la noticia implica información sobre violencia el periodista debe ser cuidadoso para no re victimizar a la víctima. La cobertura periodística no puede ser una herramienta que ahonde el dolor humano sino por el contrario un refugio donde se resguardan derechos. Parte de los derechos que ejercen las personas se materializan en los relatos que hablan sobre ellas y que las vuelven a poner en el escenario público. La comunicación que discrimina es producto de una construcción social que expresa tradiciones socio-culturales vinculadas al patriarcado y a una mirada androcentrista, la construcción de una comunicación inclusiva exige que los trabajadores de prensa deconstruyan y transformen sentidos que a priori se les presentan como naturales. De esto se deducen algunos aspectos a cuidar en el trabajo cotidiano.


1. Saber que la violencia contra las mujeres no se limita a la física. Incluye la violencia psicológica, sexual, económica, mediática y patrimonial.


2. Informar a la persona sobre las posibles implicancias de la difusión mediática de su caso.


3. Proteger la intimidad y dignidad de la persona para evitar su re victimización.


4. Evitar la obtención o reproducción de la imagen o la voz de una mujer sin su consentimiento explícito.


5. No estigmatizar, culpabilizar, descreer ni sexualizar a las mujeres. Promover representaciones positivas.


6. Privilegiar los enfoques centrados en la prevención. No espectacularizar ni ficcionalizar los casos.


7. Chequear y diversificar las fuentes y evitar la información que pueda obstaculizar procesos policiales o judiciales.


8. Usar imágenes y un lenguaje respetuoso que privilegien la información socialmente relevante.


9. Abordar la violencia contra las mujeres sin banalizarla y procurar su seguimiento para evitar que los casos en particular y la problemática en general queden en el olvido.


10. Difundir los datos de organismos, organizaciones sociales y especialistas


Los participantes contaron ejemplos de vulneración de derechos comunicacionales que diariamente encuentran en los medios, enumeraron problemas como roles de jerarquías patriarcales naturalizados, mundos estereotipados en donde se recortan las experiencias femeninas, y estigmatizaciones narrativizadas. En todos los casos los estudiantes pusieron el acento en la necesidad de profundizar la presencia del Estado y el fortalecimiento de las políticas públicas para que en la comunicación (sobre todo en la audiovisual hegemónica) se manifiesten búsquedas de igualdad entre varones y mujeres.

Con las herramientas de la guía que elaboró la Defensoría del Público junto a distintas organizaciones sociales del país y las herramientas que ANITA viene construyendo en su práctica se plantearon en el taller las complejidades que atraviesan los y las periodistas en sus coberturas y a través del debate colectivo se construyeron alternativas para abordarlas.

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