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Un Festival para reflexionar sin perder la alegría



El Festival No a la Baja que se realizó el último sábado en el Piletón del Parque Avellaneda convocó a un gran público y a diversos artistas que se unieron movidos por una misma causa. Desde temprano los organizadores dejaron todo a punto para la llegada de los participantes a partir de las 17. El piletón del Parque Avellaneda es convocante y es considerado un centro de los tucumanos. El sábado lo fue sobre todo de los jóvenes que se alzaron como protagonistas del Festival “No a la Baja de edad de Punibilidad”.


La charla amena dominó el ambiente, el intercambio de ideas, de experiencias y de propuestas fue fluido entre los distintos participantes del festival, desde las organizaciones civiles, pasando por los organizadores mismos del evento, las bandas y grupos que presentaron su arte, hasta el público, todos pudieron formar parte de un debate que se propone construir de forma participativa y amplia un aporte democrático en la agenda pública que debe debatir nuestra sociedad.


A ese ambiente lo acompañaron distintas expresiones artísticas. Las exposiciones de los fotógrafos Pablo Toranzo y Franco Vera interpelaron a los visitantes con los retratos de una realidad que muestra lo cotidiano y duro que puede ser la vulnerabilidad para muchos jóvenes. Y además la música y el baile también se hicieron presentes en la cita de la mano de los y las artistas invitados: La Nota, Etiem Rap, La Pesada del Caj, Nico Silva y su grupo de folklore, Miguelillo, Macumbias, Papayas, Narpoperules y Killari Danza animaron al público a cantar, bailar y aplaudir siguiendo el ritmo que recorrería la tarde. Con la puesta en marcha de la Radio Abierta las trayectorias y proyectos de los participantes se difundieron entre el público y la propuesta de la Mesa No a la Baja de la Edad de Punibilidad Tucumán se replicó para ser oída y reproducida en debates a lo largo del Piletón y, nos animamos a decir, del Parque Avellaneda.


La idea del Festival surgió como respuesta pública a una medida propuesta del Gobierno Nacional, que implicaría una reforma en el Régimen Penal Juvenil y que consta en bajar la edad de imputabilidad para adolescentes y la punibilidad a partir de los 14 años para casos de homicidios y de 15 años para los casos de delitos agravados (robo calificado con arma de fuego, violación, secuestro extorsivo). Y según se prevé, este año el proyecto de Ley será enviado al Parlamento tras un proceso de consulta en el que participaron jueces, fiscales y diversas ONGs.


Un único grito contra la medida de Bajar la Edad de Punibilidad


La resistencia al avance punitivista en nuestra provincia se viene organizando en torno a la Mesa No a la Baja, un espacio abierto conformado por diversas organizaciones, entre las que se destacan: Andhes, Patria Grande, Agencia Anita, La Darío, el Colegio de Trabajo Social, La Poderosa, Dibujando Sonrisas y la Cátedra de Trabajo Social Comunitario de la Facultad de Filosofía y Letras. El colectivo comenzó a gestarse en diciembre del año pasado a partir de los primeros rumores sobre la posibilidad de una reforma del Régimen Penal Juvenil. Cabe destacar que la reforma del RPJ es un paso que las organizaciones que conforman el espacio ven como necesario, y que podría desarrollarse en un sentido de profundización de los derechos. Sin embargo desde la impronta que plasma la propuesta del Ministerio de Justicia de la Nación lo que prima como meta es la baja de la edad de punibilidad. Esta medida en sí, es ilegal y regresiva al ser contraria a los compromisos en materia de derechos humanos asumidos a nivel nacional e internacional por nuestro país yendo en contra de derechos ya adquiridos, que jurídicamente no pueden ser atropellados por nuevas legislaciones.


Además, tiende a profundizador vulnerabilidades en sectores que ya las viven, porque se propone demagógicamente como una respuesta a problemas de carácter estructural que iría a resolver –o bien sería, el centro desde el que se lo lograría- como son los problemas de seguridad y los índices de delitos urbanos. Como bien salta a la vista, es insuficiente e ineficiente al buscar resultados a corto plazo, y hay razones para deducir su carácter electoralista dado que se trata de una medida reincidente desde hace años en épocas de campaña.



Las medidas que proponen la Baja atacan a aquellos sectores que desde un primer momento carecen de protección y cuidados estatales. Los sectores más empobrecidos de la sociedad que aún no disfrutan de los beneficios de la protección integral de la niñez y la adolescencia, de la garantía del derecho a la salud, a la educación, a la vivienda y que ya presentan muchos de sus derechos vulnerados son, además, criminalizados y estigmatizados con iniciativas como esta.


La ley no es pareja para todos sostiene el saber popular, y las voces a favor de la baja demuestran la selectividad de una medida legal que concibe diversos tipos o escalas de ciudadanos, aquellos que pueden gozar de la totalidad de sus derechos y aquellos que desde el vamos se encuentran bajo sospecha.


Hubo Debate, lo que no hubo fue capacidad de escucha


Aunque la propuesta fue sometida a debate en un momento inicial, el Ministerio de Justicia convocó a organismos y personalidades destacadas para conformar una mesa de trabajo dividida en comisiones, donde se debatirían los fundamentos de la reforma. Las mismas estaban formadas por expertos, incluidos referentes de Naciones Unidas y Académicos relacionados a la adolescencia.


La amplia mayoría de los participantes de aquellas "mesas de trabajo especializadas" y "ciclo de diálogos”, se manifestaron en contra de los argumentos presentados. Pese la decisión gubernamental estaba tomada, no se dio marcha atrás con el proyecto y el corolario del diagnóstico oficial fue que “cada vez más los niños y adolescentes participan de delitos y la única respuesta es modificar las penalidades”. En respuesta a esta postura cerrada se generaron una serie de movidas en todo el país que desembocaron en mesas de trabajo en distintas provincias con la consigna #NoALaBaja emulando la campaña de hace unos años en Uruguay. Entre ellas destaca la mesa No a la Baja Tucumán.


“Hay varias mesas en diferentes provincias, estamos conectados a nivel de redes sociales, socializando la información. Pero todavía no estamos realizando movidas nacionales con el resto de las mesas del país”, comentó Fiorella Cademartori, integrante del Consejo Directivo del Colegio de Profesionales de Trabajo Social de Tucumán con quien pudimos charlar en el Festival. Agregó, que las organizaciones tienen cita semanalmente con la idea de que cada una pueda replicar los debates hacia el interior, es decir, hacia aquellos sectores con los cuales tienen más relación directa. “Todo esto que estamos haciendo de charlas y talleres, la formación propia y la discusión en cada organización que integra la mesa y la sensibilización, es prepararnos para cuando se dé el debate más fuerte” manifestó Fiorella.


A su vez, Florencia Vallino, coordinadora del equipo de niñez de Andhes expresó la necesidad de generar distintas instancias de debate, buscando interpelar al mayor número de interlocutores posibles y habiendo realizado hasta el momento mesas paneles en secundarios, colegios de profesionales y organizando el próximo en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNT, todas abiertas a su vez, al público en general. “Cuando ponemos en debate los argumentos que nosotros exponemos, hay muchos sectores que logran compartir la reflexión porque muchos posicionamientos nacen del desconocimiento sobre el contexto general de los y las adolescentes en conflicto con la ley penal, sobre cómo se desarrolla esto en la práctica, y cómo el sistema penal cuando los atraviesa genera en ellos consecuencias negativas muy profundas. Proponemos generar una discusión y que pensemos juntos como sociedad qué queremos para nuestros jóvenes, qué sociedad queremos, y que a partir del debate de argumentos fundamentados pueda haber una recepción y apropiación de esta posición, porque también tiene que ver con un contexto democrático, con un contexto en el que se puedan garantizar los mismos derechos para todos”, puntualizó Florencia. Señaló también la importancia del Festival en el Piletón del Parque Avellaneda “para nosotros es la excusa para convocar a más personas a discutir sobre esta temática, lo que nos interesa es que se visibilice que no se trata de una medida secundaria, sino que en verdad tiene y va a tener una incidencia muy importante para nuestros jóvenes si eventualmente la medida es aprobada, y que la discusión nos atraviese a todos, entonces compartir esta jornada con la gente que se suma, que se acerca nos parece la excusa para poner sobre la mesa estos argumentos que tenemos.”


Por otro lado, resulta abrumador el bombardeo mediático que incita un discurso discriminatorio, estigmatizador y antidemocrático que invisibiliza la situación que se vive tanto en los barrios más pobres, como en la ciudad en general. Los y las adolescentes de los barrios más pobres son estereotipados como vagos/as, peligrosos/as, adictos/as y responsables de todos males de la sociedad, al tiempo que se les presentan muy pocas alternativas en la construcción de su futuro.


El contexto y las herramientas de superación


Las participantes de la mesa con las que charlamos aquel sábado nos expusieron un escenario en el que un enorme porcentaje de adolescentes vive en situación de pobreza, las cifras del INDEC a nivel nacional se refieren a un 47%, lo que implica casi 3 millones de niños, niñas y adolescentes, mientras que un 60% de éstos se encuentran viviendo bajo la línea de la pobreza en nuestro país. Situación que dialoga con un contexto de ajuste salarial sobre los trabajadores, con la devaluación, la suba de precios internos y la caída del consumo popular y la producción de bienes de consumo masivo.


Mientras que en ese mismo contexto, la participación de adolescentes inimputables en delitos es ínfima, según cifras de Unicef, del total de 2000 homicidios dolosos que se cometen al año en nuestro país, en sólo 15 casos participan menores de 16 años. Y al tiempo que se criminalizan la infancia y adolescencia, la CORREPI (diciembre 2016) calcula que cada 25 horas se pierde la vida de un joven, víctima de la represión. En el caso tucumano, según un estudio de la Corte Provincial (2014-2015), los y las adolescentes no punibles representan un 3% del total de los autores de homicidios dolosos. “Entonces, no se puede diseñar política pública sin un análisis concreto, real, válido sobre la realidad, ahí hay un querer responder a un problema a partir de conceptos y medidas que no conforman un camino, que no pueden ser la alternativa a seguir”, explicó Florencia y agrega, “existe todo este contexto en el cual no se garantizan derechos y además se elige perseguir a quien previamente no se le ha permitido una oportunidad de pensarse de otra manera”.


Frente a esto remarcan que se necesita una política de Estado que haga práctica el marco internacional de derechos humanos con más políticas públicas para la infancia y más presupuesto invertido en ella. También fortalecer los espacios de participación protagónica para niños, niñas y adolescentes, promover la generación de otros, donde puedan pensarse y reconocerse como actores políticos, como sujetos de derechos, como agentes de cambio, parte de nuestra sociedad.



Hay muchos jóvenes activos que hacen muchas cosas interesantes


En el Festival conversamos con organizaciones que hacen propia esa última idea, que en su experiencia dan cuenta de otra forma posible de trabajar junto a los jóvenes, avanzando hacia una sociedad más justa e inclusiva.


En medio de las presentaciones, contentos por el recibimiento del público y la colaboración en el proyecto, los miembros de las organizaciones, las bandas y demás muestras artísticas se brindaron con soltura a la charla.


Miguel Ángel Barrionuevo, bajista y cantante de la Miguelillo, expresó que la medida, a pesar de no conocerla en profundidad, le parece una forma más a partir de la cual se puede ejercer la discriminación, situación que viven “muchos pibes metidos en las drogas, algo que se puede superar, que yo superé”. Y de superación también hablaron las distintas organizaciones presentes, “nosotros desde los CAJ y la CAI (centro de actividades juveniles y de la infancia respectivamente) estamos dando la batalla con los talleres, con los programas con todo lo que venimos trabajando, son múltiples las posibilidades donde los jóvenes pueden ir encontrando su vocación, trabajando su subjetividad y fortaleciéndose cada vez más” contaron los miembros de La pesada del Caj, luego de llenar de rock el Piletón.



También Iván Acosta, de la Organización Crecer Juntos explicó, “nosotros hacemos el acompañamiento de la participación protagónica de los pibes, tenemos los talleres, donde yo me especializo en la parte de murga, en la Crecer Murguero. La idea es que los talleres tengan un fin en particular, que los chicos puedan tener alguna actividad recreativa y se especialicen”, además instó a “las organizaciones civiles a hacerse responsables, trabajar en territorio, hacer saber que los pibes no están solos, porque hay muchos frentes, temáticas para poder tocar”.


Por su parte, Franco Vera habló de la necesidad y la importancia del festival para visibilizar esta situación, al hablar de su muestra fotográfica y la de Pablo Toranzo expuestas en los arcos del Piletón, rodeando al público, las definió como “violentas de alguna manera, expresan algo que se ve mucho, la violencia a la juventud. Sobre todo desde el estado, que es el responsable de cuidarlos, y termina siendo el que los expone en muchos de los casos”.


Así, al llegar la noche, los participantes del festival terminaron la jornada con la convicción de continuar con firmeza su camino hacia la inclusión verdadera de todos y todas las jóvenes, y con el compromiso de lograr que esta discusión se dinamice cada vez más entre los miembros de la sociedad.

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