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Hacia dónde venimos, filosofía infantil en clave teatral


Niños y niñas son filósofos por naturaleza. Se hacen todo el tiempo preguntas sobre el mundo que los rodea. Eso fue lo que motivó a Verónica Álvarez, Lilian Mirkin y Marcela Rubinstein a crear en marzo de 2016 el grupo las Papirolas y “Hacia Donde Venimos”, una obra de teatro destinada a público infantil que tendrá sus próximas funciones el 7 y 8 de octubre en la sala de El Ábrol de Galeano en Tucumán.


“Las tres estábamos preocupadas por el contexto y quisimos hacer algo para chicos”, cuenta Verónica. Y explica que “Hacia dónde venimos” es un espectáculo para toda la familia. Según ella, cuando la ven, salen más contentos los padres y las madres que los chicos. Bueno, es una forma de decir, en realidad los chicos salen chochos, pero es menos novedosa la noticia. La obra, tal como fue ideada, genera muchas preguntas. Más preguntas que respuestas. “Somos tres clown que nos preguntamos hacia dónde vamos y de dónde venimos, somos lo que somos por lo que hemos venido transitando” comenta Álvarez, sobre el sentido de la puesta: "nos preguntamos por la vida, la cultura, preguntarnos por todo esto. Nos gusta interactuar con los chicos, y atamos el presente con la historia”, contó la actriz.


El libro de Ernesto Cardenal "Canto cósmico", fue una gran inspiración para las papirolas tucumanas. Las creadoras de la obra pensaron en interpelar a los niños en los ámbitos donde ellos se mueven. Por eso además de las funciones en salas teatrales, llevan la obra a las escuelas y luego de la puesta realizan juegos en el patio. El vestuario está formado en gran medida por papel, ese elemento tan básico con el que los niños y niñas se relacionan a diario. Papirolas es la técnica de plegado que conocemos como Orygami.


"Hacia dónde venimos" es un poco un ensayo filosófico que se presenta como un juego. “A los chicos los deja pensando toda la semana, de hecho varias preguntas que se hacen mientras se ejecuta la obra le sirve a niños y docentes para seguir trabajando, pintando y contando historias durante toda la semana. Es más para hacernos preguntas, que para ensayar respuestas”, sostiene Álvarez.


La obra también tiene canciones y poesía que se entonan entre todos, los adultos y los niños. Durante el espectáculo van y vienen los comentarios. “Los chicos siguen la obra con mucha atención; hay un diálogo con los animales, y ellos responden jugando. Después de la obra vamos a jugar al patio con parte de la escenografía, un sol una tela que es el agua, todos los elementos tiene que ver con elementos de la naturaleza


La musicalidad de la obra incluye sapos que cantan chacarera, un pantano lleno de mosquitos que zumban, y se genera un clima sonoro. “Somos familias, somos humanos, algunos son altos, otros son bajos...” suena parte de la canción de la obra: “Después las maestras nos escriben que los chicos se quedan cantando toda la semana, porque hablamos de la diversidad”, explica Verónica.

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