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La importancia de fomentar el desarrollo artístico de niños y adolescentes.


 

María Inés Lüdemann es licenciada y profesora en artes plásticas y docente de la Escuela Normal Juan Bautista Alberdi y de la Facultad de Artes de la UNT. En una entrevista para ANITA, habla a cerca de la importancia de formar niños y jóvenes creativos.

Según la profesional existen tantos métodos para enseñar las artes como docentes de cada disciplina, ya que las técnicas que se emplean son muy personales. Destaca que en todas las etapas es importante un trabajo personalizado con los alumnos. También, se deben tener en cuenta cuáles son los objetivos en la formación artística, ya que estos difieren en la educación primaria y en la secundaria. “La escuela no tiene la intención de formar niños artistas, y no siempre se trabaja con niños que están dotados para las artes. Ellos, en todo caso, irán a un establecimiento con formación específica dentro de una disciplina determinada. Pero en las escuelas, donde el arte es un espacio más dentro del plan de estudio, lo que se intenta, en el caso de las artes plásticas, no es enseñarles a dibujar y a pintar, sino formar un niño sensible, crítico y con conocimientos.”

En los últimos años la enseñanza de las artes ha adquirido mayor preeminencia, ya que anteriormente, estaba desvalorizada en las escuelas. Lüdemann apunta que la clave para reconocer la importancia del arte en la formación de los chicos, está en comprender que no se trata de un mero hacer manual. Es la incorporación de conocimientos a través de la realización de un ejercicio.

Durante el crecimiento y desarrollo de los niños, incluso desde sus primeros meses de vida, estimular sus sentidos adecuadamente es fundamental. Compartir el espacio de creación con otros niños y niñas y realizar experiencias de arte comunitaria, permiten a los más pequeños relacionarse entre ellos y empezar a construir su propio universo simbólico. La docente explica que “en las artes trabajan todos los sentidos juntos, por más que se ponga énfasis en uno de ellos, trabajan todos juntos (…) En la etapa del garabato, el niño desarrolla sus capacidades motrices, y también disfruta de los trazos que quedan en el papel.”

Existen múltiples teorías en torno a las etapas de desarrollo de la expresión artística de los niños y niñas. Según Viktor Lowenfeld, atraviesan tres etapas. La primera de ellas, de los 2 a los 4 años, es la del garabateo. La segunda etapa es la pre-esquemática, y comprende de los 4 a los 6 años. Es en esta instancia donde los niños comienzan a dibujar aquello más significativo de su universo. Finalmente, la etapa que transcurre desde los 6 a los 9 años es la esquemática, donde ya han desarrollado capacidades de simbolización y representación.

Para Lüdemann,“no se trata de enseñar el color y la forma solamente, sino del disfrute que el niño o el adolescente experimenta cuando ve el trabajo realizado. El arte y sus disciplinas se tratan de disfrutar, y creo que en la educación formal somos los únicos que trabajamos para ello.”

Consultada por ANITA sobre qué objetivos, además de los académicos, tiene la formación artística de niños y adolescentes, resalta: “no solo se trabaja con conocimientos y contenidos, sino también con el ejercicio de la percepción. Nuestro objetivo es ayudarlos a desarrollar su percepción, ya sea visual o sonora, según cada disciplina. Nos encontramos en la era de la imagen, rodeados y bombardeados por esas imágenes, y trabajamos para ayudar a los chicos a decodificarlas”. Se trata de enseñarles a traducir en un trabajo personal todas aquellas formas que habitan el mundo que los rodea. Y destaca para finalizar “El eje central de nuestro trabajo es la creatividad, fomentarla y desarrollarla en los niños desde la educación primaria. Un ciudadano creativo, se va a destacar en lo que sea que haga, ya sea un oficio o una profesión. Un herrero, un chef o un ingeniero si es creativo, va a ser exitoso".

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