Radiochanguitos, la radio hecha por los chicos
No fue casual el mes, el lugar ni el momento.
Ocurrió en marzo del 2006.
Justo, justo, cuando se cumplían 30 años del golpe militar en la Argentina.
Treinta años con repeticiones de otros golpes, como martillos, sobre la niñez desamparada de este país.
Sobre la cabeza de todos. La cosa es que sucedió.
Un grupo de maestros de la zona oeste de Rosario estaban grabando las voces de sus alumnos para incentivarlos a tomar la palabra.
El aparatito grabador registraba los matices, los tonos, los timbres, las emociones apretadas en la memoria para decir y decir-se.
Y allí quedaban, como recurso de aula y con ganas de echarlas a volar por una radio.
Así nos encontramos en Aire Libre, la radio comunitaria que transmite desde hace 28 años las palabras y los sonidos de quien tenga ganas de volar.
En la salita de producción me encontré con Fernando, viejo amigo de la carrera de periodismo y docente de la escuela nº 6379 “Domingo Silva”, un establecimiento rural conocido también como “Bajo Hondo”. Y me dijo:
- Che, mirá, grabé a los chicos de mi clase sobre la historia del golpe militar, ¿te parece que se puede pasar?... Escuchá…
La cinta empezó a rodar y se me colaron en los oídos las voces de unos nenes que reflexionaban seriamente sobre este nefasto capítulo de la historia argentina. Eran relatos de otros relatos escuchados a los padres, a los abuelos, a otros adultos.
Y ese mismo 24 de marzo, los pibes dijeron lo suyo al aire.
A partir de ahí, con Fernando nos miramos y dijimos:
- Podríamos grabar a los chicos, una vez a la semana, y editar un micro, digamos de unos 15 minutos, y sacarlo al aire, estaría bueno, ¿no?
Un mes después, ya habíamos extendido la propuesta a las maestras y profes que estaban haciendo lo mismo en sus escuelas, y exactamente el viernes 26 de abril salía la primera producción de Radiochanguitos, la radio hecha por los chicos, por Aire Libre 91.3.
Los pibes de la “Bajo Hondo” le dieron nombre al micro. Changuitos, como se los llama a los chicos en el noroeste del país. Changuitos, como los carritos con ruedas que solían utilizar nuestras abuelas y madres años ha, para comprar el pan y lo necesario para comer.
Los niños están cargados de muchas cosas, incluso de palabras. Y cuando logran hacer rodar esas palabras, la identidad se mete en esos caminos maravillosos que permite la expresión.
Y por acá anda la clave de Radiochanguitos: la poesía, el humor, las adivinanzas, las vivencias, la locura creativa, la música y el radioteatro son los paisajes sonoros por donde andan las identidades retozando y soñando un mundo mejor.
Así andan, por ejemplo, Jorge, Dibu, David, Damaris, Ivana, Francisco, Andrés, Daiana, Franco, Guadalupe, Sofía, Brenda, Matías, y tantos otros changuitos que van a armando casas de palabras y de sueños a través de la radio.
El equipo de “grandes” que compone la postproducción son maestros y comunicadores, quienes se ocupan de grabar y editar el material en los estudios de Aire Libre. Las escuelas que participan del programa son la nº 6379 (ya mencionada), 1314, 1323, 1102, 1367, 816, Comunidad Educativa La Paz, los niños que concurren a la Biblioteca Popular Cachilo, entre otras tantas. Cabe destacar que todas estas instituciones están en lo que se llama la “periferia” de Rosario, por no decir “del lejano oeste”, y que las escuelas son públicas.
Desde hace 10 años los chicos aprendieron a utilizar el grabador, a armar sus historias, a reírse y llamar la atención de los adultos, a preguntar y repreguntar, a describir cómo se ve el mundo a los ocho, nueve, diez y tantos años. A que otros compañeritos se animen a decir y a leer, tímidos y acomplejados como están, y que ahora son parte del grupo.
La experiencia de Radiochanguitos me sigue demostrando que el fascinante medio que es la radio sigue siendo vital para el ser humano. Tan importante como comer y dormir, trabajar y disfrutar. Un micrófono que se toma entre las manos es la herramienta para modelar y pulir una sociedad más equitativa y solidaria, es el inicio de un viaje para reconocernos como personas y no como mercancías, un vehículo de expresión donde la vida se comparte y se construye junto a los demás.
Y esa sensación me regala mayores esperanzas cuando esas manos son las de un niño.
Beto Palacios
Periodista de Aire Libre
Productor de Radiochanguitos