En todo el país se escuchó “Nos queremos vivas”
En Tucumán se marchó bajo la lluvia
Hace un año nacía “Ni una menos” en la Plaza Congreso y en diferentes puntos de la Argentina. La lucha continúa y miles de personas en todo el país se volvieron a movilizar para reclamar y alertar a la sociedad sobre femicidio y pronunciarse contra la naturalización de la violencia sexista. En la plaza Independencia, ni la lluvia molesta paró el clamor y la necesidad de ponerle el cuerpo a esta causa. Cientos de hombres y mujeres se fueron reuniendo alrededor de la plaza y tomando el micrófono para expresar sus posturas y denuncias. Agrupaciones sociales y políticas, personas sueltas. Familias, parejas, adolescentes, estudiantes, adultos mayores. Se podía ver personas referentes del amplio crisol que compone la sociedad con sus paraguas, banderas y pancartas llegando al lugar de la cita. Hace un año nacía Ni una Menos y desde entonces hasta hoy, la Argentina contabiliza unas nuevas 275 mujeres asesinadas por el simple hecho de ser mujeres.
ANITA charló con algunas mujeres y varones que participaron de la marcha y escuchó voces interesantes para comprender de qué se trata la Violencia sexista y acercarse al dolor indagando sobre cómo es vivido este tema por las propias mujeres.
En Tucumán el abordaje de la violencia machista también viene aunando esfuerzos de mujeres organizadas y otras sin pertenencia institucional en vistas a extender a más personas la toma de consciencia sobre uno de los indicadores de injusticia y desigualdad más notorios de nuestros tiempos: la violencia machista y las múltiples maneras de provocar femicidios.
Este movimiento colabora y educa para visibilizar una problemática que se ignora o se niega, pero que una y otra vez los hechos se encargan de poner en las agendas cotidianas. Por eso, en carteles, consignas escritas, bordadas o en grafitis se escucha decir y denunciar “Cada 30 horas una mujer es víctima de femicidio. Cada 30 horas nos queremos vivas, nos queremos de pie, nos queremos representadas en los medios de comunicación, nos queremos valoradas en nuestros ambientes laborales, nos queremos amadas, nos queremos con nuestras elecciones estéticas, sexuales y políticas, nos queremos en la salud, nos queremos en las calles, nos queremos caminando en libertad, nos queremos eligiendo la vida”.
El grito en carteles
Ayer en Tucumán, en plena plaza Independencia se vieron siluetas de niñas tomadas de la mano, hechas con los recursos que estaban al alcance, con cartón, papel, glacé, y telas. Se escribieron frases que mezclaban poética con dolor, necesidad de expresión con bronca por el desaliento que muchas veces genera la complicidad social con los culpables y violentos, la reproducción social de prejuicios que multiplican el odio y la violencia implícita que impacta en los cuerpos femeninos, y el dolor revictimizador cuando muchas veces son las mismas instituciones las que no dan las respuestas que se necesitan.
Los femicidios son considerados el último eslabón en una cadena de violencia que no se corta y termina por llevarse la vida de las mujeres. La Ley 26.475 avala el trabajo contra la violencia de género y prevé la erradicación de todas las formas de violencia hacia las mujeres, no solo la física, sino la psicológica, material, económica, institucional, mediática y sexual, todas formas de sometimiento que padecen las mujeres.
En la marcha de ayer se volvió a reclamar presencia de este tema en la agenda del Poder Legislativo, más accesibilidad para las mujeres y celeridad en el tratamiento de estos casos en el Poder Judicial y políticas públicas como la adhesión de la provincia a la Ley de Salud Sexual y Procreación Responsable.