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“En el CDI se construye una convivencia basada en la solidaridad, el protagonismo y el sentido de co

Hace una semana se puso en funcionamiento un nuevo Centro de Desarrollo Infantil (CDI), en la sede del Centro Integrador Comunitario (CIC) Los Chañaritos en Tucumán. Estos espacios cuidan a niños vulnerables de 45 días a tres años brindando alimentación, capacitación y estimulación temprana. Además colaboran en el acceso rápido y continuo a los servicios de salud.


Los CDI son espacios de atención integral de niños y niñas en donde se realizan acciones para instalar, en los ámbitos familiar y comunitario, capacidades que favorezcan la promoción y protección de los derechos de niños y niñas.


El de Los Chañaritos es el decimotercer centro que se abre en Tucumán y como cuenta la Jefa del servicio de salud del CIC Los Chañaritos, Guadalupe Iglesias Correa, psicóloga y especialista en Salud Social y Comunitaria y en Gestión y Dirección de Servicios de Salud, se propone trabajar con los niños, con sus familias y con los mismos vecinos que integran la comunidad de los usuarios.


¿Cuándo comenzó a desarrollarse el proyecto del CDI?


Los CDI se crean en el año 2007 a partir de la Ley 26.233, que viene a reforzar la 26.061 de Protección Integral de NNyA. Ahí empieza el proyecto CDI. Formalmente empezamos las gestiones en 2011, pero la historia es previa. Somos el único CIC en el país que se inaugura en 2008 perteneciendo a un gobierno local, la comuna de San Felipe y Santa Bárbara, pero en 2011 a partir de una ley provincial (promovida por legisladora Beatriz Ávila) los 8 barrios de la zona de influencia del CIC Los Chañaritos, Ampliación Miguel Lillo 2, Lapacho, Buen Vivir, Crucero Belgrano, 250 viviendas, Policial 4, Los Chañaritos y el Barrio Néstor Kirchner pasan a pertenecer a San Miguel de Tucumán. Cuando eso sucede hay cambio de autoridades y llega la gestión del Municipio. Pero los antecedentes se originan en 2006 y la Municipalidad de Capital y el Ministerio de Desarrollo Social de Nación y provincial, toman la posta para armar un CDI en nuestro CIC.


En 2012 comienza este proceso formalmente y junto a la Mesa de Gestión Local (o sea sumando la participación de la comunidad que se organizaba en este espacio) se fueron armando la metodología y los equipos de trabajo, con capacitaciones de los jóvenes que se iban eligiendo para cumplir diversas funciones en el marco del CDI. También se hicieron reformas edilicias porque la Ley pide que los establecimientos cumplan con varios requisitos para alojar a los niños y en simultáneo se fue consiguiendo el equipamiento también. Todo este proceso de acondicionamiento ha llevado 4 años hasta transformar el CIC e implementar un servicio de CDI en el mismo.


¿Qué diagnóstico previo habían hecho?


La Mesa Gestión Local que se empieza a conformar en 2006 ya va conociendo a la comunidad y sus problemáticas. Y desde este espacio se fueron determinando necesidades puntuales. El contexto en el que estábamos era de mejora de muchas condiciones de vida y de un Estado que venía implementando políticas inclusivas. Había un servicio de salud fortalecido con varios programas y amplia oferta de prestaciones, pero también había avances en pavimentación, cloacas, etc.


Y también debemos decir que hay problemáticas que persisten desde aquellos primeros diagnósticos hasta ahora. En nuestros 8 barrios de influencia, 5 todavía tienen características de asentamiento. Estamos hablando de 10 mil personas. La mitad son menores de 14 años, o sea una población joven. Muchísimos niños menores de un año, un alto grado de natalidad y muchos niños en la zona. Es una zona con mucha desocupación, sub ocupación, trabajos precarios, informales y en negro. El 80 por ciento de nuestra población tiene la escuela primaria completa, muy poca gente accedió a la secundaria. Los padres de los niños no pueden acompañar la trayectoria escolar de sus hijos. Eso lleva a un alto grado de deserción escolar. A partir de 5to. o 6to. grado muchos niños abandonan la escuela porque no hay contención que los ayude a sobrellevar su educación formal. Además la situación económica familiar hace que muchos niños acompañen a sus padres a hacer changas.


Por otro lado tenemos problemas de malnutrición. No hay casos graves de desnutrición como antes de 2006. El tema nutrición se viene trabajando desde hace varios años. Un antecedente es el programa Familia y Nutrición implementado desde el Ministerio de Desarrollo Social de Nación, tenía la particularidad de que se trabajaba en los territorios, en merenderos y comedores. A través de ese programa se preparaba a las familias para tener una alimentación saludable, se enseñaban derechos de los niños (al derecho a jugar, a leer, se hablaba del armado de redes sociales de contención y apoyo), Derechos de las mujeres también. Con el programa Familia y Nutrición se capacitaba y fortalecía a las familias. Eso es un antecedente de lo que son los CDI hoy. La alimentación saludable es esencial porque hoy podemos ver que sobrepeso y obesidad son dos de las grandes epidemias que nos atraviesan como sociedad. Y afectan a todos los sectores sociales pero golpean más a los más vulnerables.


Otro aspecto que se venía diagnosticando es la privación en el acceso a la cultura. Es una comunidad (la zona de influencia del CIC) que durante muchos años ha estado aislada, había chicos que nunca habían visto una obra de teatro, una película o nunca habían ido al centro. La violencia es otro factor endémico en estos barrios, violencia de género, pero también mucha violencia o tensión entre vecinos y en los lazos sociales.


Por otro lado en nuestros barrios vemos muchas carencias en el sistema sanitario básico, faltan cloacas, las casas son precarias, no se recolecta basura asiduamente, hay hacinamiento. También se padecen problemas de transporte porque hasta hace muy poco no entraban colectivos al barrio. Mucho aislamiento y exclusión social. Son grupos de personas muy excluidas y estigmatizadas. O sea todos problemas graves que impactan en la infancia y la hacen vulnerable. Esos elementos fueron parte de un diagnóstico inicial.


¿Qué actividades o formas de trabajo colaboran o estimulan el desarrollo de los niños?, ¿Trabajan interdisciplinariamente?



El CDI funciona de lunes a viernes de 8 a 12.30 hs. En el espacio del CDI se reciben 30 niños, de 2 y 3 años por ahora que estamos empezando. Y las actividades tienen que ver con estimulación, recreación, lúdicas, artísticas. Los niños reciben desayuno, colación, almuerzo. Tenemos nutricionistas que monitorean que la nutrición sea balanceada. Trabajamos en un enfoque educativo y socializante, para construir hábitos saludables. Realizamos controles de crecimiento y desarrollo a cargo del equipo de salud periódicamente. Hacemos al menos dos controles al año, con talla, peso y percentil. Se aplican pruebas para ver cuál es el desarrollo y la maduración de cada uno de los niños y constatar en qué sentido se puede estimular o mejorar algo que pueda estar detenido y retrasado. Hay un equipo de salud completo con pediatras, psicólogas, nutricionista, también se prevén todas las interconsultas que deban hacerse con traumatólogos, neurólogos, neumonólogos, etc. El equipo de salud acompaña a cada familia.


En estos espacios participan Salud Pública, Desarrollo Social, Educación y la misma comunidad. Es un espacio interdisciplinario y también intersectorial. Cada niño tiene un legajo, una ficha de seguimiento donde se va asentando cada una de sus particularidades para ir trabajando personalmente con ese niño y su familia. Siempre apuntamos a la igualdad de oportunidades y trato. El Centro de Desarrollo Infantil es básicamente un espacio de integración de la familia y de todos los actores locales. Identificamos entre los miembros de las familias de los niños, agentes líderes (un hermano, papá, mamá, tío, vecino, amigo, compadre, comadre) que puedan transmitir lo que venimos trabajando, los conocimientos y la información entre el resto de su comunidad.


Nuestra fuerte impronta tiene que ver con el respeto por la diversidad cultural y territorial. Nuestra gente tiene particularidades que debemos potenciar. Y los abordajes familiares están siempre muy presentes. Porque el niño que es atendido por el CDI no solo recibe él, un cuidado y una información sino que creemos que esto tiene que tener impacto en su grupo familiar, en su barrio, en su comunidad, estamos interesados en trabajar con sus padres, que tengan herramientas, información, que se sensibilicen con algunos temas.


¿Cuáles son los indicadores que les muestran resultados positivos?


Acabamos de iniciar, estamos en una etapa de acción (no de balance aun), pero tenemos establecidos ciertos indicadores que nos darían cuenta del impacto favorable de este espacio. Son Indicadores comunitarios. El trabajo intersectorial va a poder aumentar la solidaridad, la cooperación, la participación y la convivencia en la comunidad. Cuanto mayor participación haya de los actores locales en la vida institucional y comunitaria más sana y activa estará esa comunidad. Creo que vamos a tener que medir cuánto de esto ha mejorado la promoción y el respeto de los derechos, sobre todo los derechos de niños y niñas. Y repito que esto no solo lo tenemos que ver con las familias con las que trabajamos de manera directa sino que queremos tener un impacto comunitario que nos mejore estos indicadores de manera general.




Como ninguna práctica se desarrolla en vacío o por fuera de la realidad inmediata de la trama social en donde está inserta, el resto de la charla lo tomamos para analizar el impacto que el escenario actual tiene en un dispositivo como los CDI. Creemos que no sólo los trabajadores sociales o planificadores públicos, los trabajadores de la salud también aportan una mirada con perspectivas política.


¿Cómo impacta el actual contexto político en el sostenimiento de este tipo de proyectos?


Impacta de manera muy desfavorable en este tipo de proyectos. Los CDI son un recurso del Estado para contener a la población más vulnerable. Pero si desde hace 7 meses las familias que nosotros asistimos están siendo golpeadas duramente en los servicios, alimentos, ayudas sociales el impacto no va a ser positivo. Tenemos mucho temor en relación a esto que está pasando. Porque realmente se ve un retroceso, lo que se va conformando es un escenario de ajuste permanente. Inclusive algunas formulaciones políticas son antagónicas, nosotros como CIC de un barrio de la capital de Tucumán venimos trabajando desde hace 10 años con un concepto de comunidad y de salud que tiene que ver con un Estado presente, que acompaña, que resuelve, que es eficaz. Siempre hay cosas para mejorar y falencias que se perciben, pero las políticas tenían una fuerte impronta de un Estado Benefactor, que resuelve la problemática de la comunidad, que está a la par de la comunidad y que la conoce.


El gobierno nacional actual conforma un Estado que debilita y le quita herramientas a los trabajadores, inclusive los programas continúan, pero los hacen mucho más condicionados, porque ahora se pide que las provincias se hagan cargo de todo y asuman responsabilidades. Muchas cosas que el Estado Nacional delega en las provincias deberían ser asumidas por el propio gobierno nacional. La leche que se les da a los chicos la paga ahora la provincia, o el Programa de Salud Sexual y Reproductiva, en este momento está sub ejecutado dado que no se transfirió ni la mitad de los insumos ni el dinero que se destina a ese programa. La provincia está tratando de sostenerlo pero cuesta mucho. Hay otros como el REMEDIAR, el programa médicos comunitarios que se terminan los convenios y no se renuevan automáticamente sino que van funcionando mes a mes o cada dos meses generando precarización. El trabajo en salud y sobre todo comunitario implica procesos de largo plazo. Si el Estado no garantiza su continuidad se transforma en una salida meramente asistencial y/o paliativa.


Y lo que buscamos es un impacto mucho más estructural. Se dice que en cuanto a los CDI hay compromiso por parte del gobierno nacional pero no deja de preocuparnos el contexto actual. En cuanto a los vecinos muchos están muy confundidos con el panorama actual y tampoco llegan a comprender qué está pasando y para donde se quiere ir hoy día.


¿Hay cambios en los indicadores sanitarios de los niños que llegan al CIC en relación al panorama que tuvimos los últimos años?


Sí, se ven cambios aunque todavía no pueden medirse de manera sistematizada, pero se van viendo aspectos preocupantes. Por ejemplo la alimentación ha empeorado en calidad y ha disminuido en relación a que muchas familias han dejado de cenar. Si antes almorzaban y cenaban ahora de nuevo la cena es mate cocido con el pan o un sanguchito.


O por ejemplo tenemos más casos de intoxicaciones por dióxido de carbono que en otros años, dado que mucha gente no puede acceder al gas y eso hace que se vuelvan a implementar prácticas de mucho riesgo. Otro tema son las condiciones en la que los chicos asisten a la escuela, muchas veces con dificultades para acceder a ropa adecuada o para comprar útiles mínimos. Lo que dificulta mucho el estudio y la permanencia en la escuela.


Un tema que da cuenta del momento y pinta el contexto es que dentro de la comunidad hay gente que accedía a servicios de salud pagos y que ahora son usuarios nuestros porque no pueden pagarse el viaje al centro o porque prefieren usar ese dinero para pagar servicios básicos. Eso nos sobre carga el trabajo, nos satura el servicio e impacta en la gente porque algunos quedan sin turno.


Y otro indicador que veo muy claro es el de la medicación, primero que antes no existía el hambre. Sí había familias con muchas necesidades de saneamiento básico y de vivienda, y por supuesto culturales. Pero no teníamos niños en estado de desnutrición, ni niños que no comían. Ahora asistimos a otra problemática que tiene que ver con el tema de la medicación, hasta el año pasado recibíamos 11 botiquines de remedios y hoy estamos recibiendo 2 y mucha gente se queda sin eso y los tiene que comprar. Hoy un Ibuprofeno, un Salbutamol y un antibiótico son carísimos. Nuestras zonas o barrios en invierno tienen un alto índice de Síndrome Bronquial Obstructivo, cuando vienen al servicio ya no todos se llevan el remedio, o se entregan algunos remedios y otros no. En eso cambió muchísimo el escenario, y muchas veces por no tomar el medicamento el chico llega a una segunda consulta en una situación peor a la que tenía cuando se acercó al servicio por primera vez. Esto es un indicador de pobreza.


¿Cuál es el rol que le cabe a los CDI en relación a la comunidad en la cual está inserto?


Es fundamental, va a visibilizar a través de la institución la problemática de la infancia de nuestra zona y de nuestros barrios. Y va a desarrollar acciones para dejar instalada en la comunidad herramientas para promover y defender los derechos de los niños y niñas. Tiene un rol de fortalecimiento del trabajo intersectorial porque justamente es el producto de una Mesa de Gestión Local fuerte, y del trabajo articulado entre las instituciones de la comunidad y los organismos gubernamentales y No gubernamentales para dar respuestas a las demandas y necesidades de los Chañaritos. El CDI trabajando sobre la temática de la infancia va a activar mecanismos comunitarios para avanzar en este sistema de protección. Por eso apostamos a trabajar sobre la solidaridad, la cooperación, la convivencia y la participación de la comunidad en todos estos problemas. Estamos atravesando un momento difícil porque estamos sufriendo algunas políticas que desalientan y no potencian a la comunidad.


Pero esta herencia, los CIC, los CDI que son una herencia de un Estado presente nos va a permitir resistir, encontrar canales institucionales para sostener otro tipo de prácticas a favor de proteger los derechos conquistados. Porque hoy por hoy el contexto es claramente negativo. Hoy hay mucha confusión y muchos vecinos se sienten devastados pero vemos que los vecinos comienzan a valorar el sentido inclusivo de todas las políticas que se venían implementando. Así que creemos que el rol es un poco de contención, un espacio para canalizar problemáticas de la niñez y también de las familias, y sobre todo un lugar donde seguir construyendo prácticas con una lógica solidaria y participativa.


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