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La animación de fiestas, una oportunidad para aprender de los más chicos


¡Es muy gratificante trabajar con niños! dijo María Celeste Sotelo, de 24 años y estudiante de Historia, que no dejaba de sonreír durante la entrevista. La animadora infantil contó sobre su trabajo, y cómo nació una empresa familiar dedicada a la diversión.


“Chiforinfulas Animaciones Infantiles surgió luego de un tiempo de trabajar en otras empresas, y de la experiencia en ese rubro; me di cuenta que podía trabajar en esto de manera personal e independiente, pero haciéndolo de una manera más profesional”, contó.


Y explicó que junto a su hermana, que estudiaba para ser Contadora Pública, montaron el emprendimiento en 2010. “Ella colaboró con un capital e iniciamos esta empresa familiar”. Sobre el nombre Chiforinfulas, Celeste cuenta que es muy significativo para su familia: “El nombre tiene que ver con un amor especial que tenemos nosotros por todo lo que tiene que ver con Chespirito; de ahí viene el nombre, (no lo queremos develar mucho), pero tiene que ver con eso, con un personaje de nuestra infancia que nos ha marcado hasta el día de hoy”.



Al comienzo realizaban eventos todos los días, pero sus tiempos como estudiante universitaria se fueron acortando y ahora se dedica a las animaciones los fines de semana. La mayoría de las familias que las contratan lo hacen cuando sus hijos cumple el primer año de vida: “es un momento muy importante porque es el tan esperado luego del nacimiento del bebe, y como confían tanto en nuestros servicios y saben que va a ser inolvidable. También trabajamos en comuniones, bautismos, cumpleaños de adultos y para 15 años”.


Entusiasmada contó que “Lo más gratificante de mi trabajo es el trato con los niños, esa magia que te transmiten y el amor que te da tantas enseñanzas, una tiene muchas cargas durante la semana, tensiones del estudio o problemas económicos, y cuando llega el fin de semana un niño te cambia con la sonrisa, te hace olvidar de todo y hasta te enseña, aprender de ellos y crecer con ellos es gratificante”.


Animarse a aprender de los niños



Consultada sobre cómo vincula el trabajo de animaciones con su futuro rol de profesora de Historia, dijo: “¡Es una buena pregunta! Realmente todo nuestro espectáculo va dedicado no solo de animar y hacer pasar un buen momento sino tratar de llevar aunque sea de alguna manera la educación al evento y de ese mismo modo tomarlo yo como una experiencia para llevarlo el día de mañana a las aulas cuando sea profesora, por ejemplo en los eventos llevamos funciones de teatros de títeres y todas las funciones son creadas por nosotros, los libretos las historias algunas son adaptadas y todas dejan una enseñanza por lo tanto esa es la manera de llevar el ámbito educativo al evento y hacerlo de una manera dinámica. También lo que hace al trato con los adultos que es muy especial y hay que tener mucho cuidado, aprender de eso también de los niños y adolescentes a entender sus tiempos, sus problemas, entender por qué algunas veces no quieren jugar, si tienen vergüenza o si tienen algo particular, hay que prestar atención a esa particularidad de ese niño para entender que le pasa, tratar de convencerlo y hacerlo parte de esa fiesta, esos elementos que parecen tan pequeños me dan la posibilidad a mí de interactuar de una manera más fluida con ellos y creo que eso me va a servir muchísimo a mí el día de mañana cuando tenga que interactuar ya sea con niños, adolescentes o adultos eso es muy fundamental.”


Creatividad y profesionalismo



En cuanto al trabajo de la animación en sí, contó que fueron modificando lo que ofrecen: “contamos con un cronogramas de actividades en distintos packs a elección de quien organiza la fiesta según sus posibilidades y necesidades: body paint, teatro de títeres, presentación de los protagonistas, del rey o reina de la fiesta, juegos y entretenimientos donde se destacan niños y adultos y entre estos los protagonistas y coreografías exclusivas de Chiforinfulas Animaciones”, explica.


Sin dudas el momento especial de toda fiesta es el de cantar el feliz cumple. “A ese momento lo hacemos de modo especial, no lo llamamos el momento de la torta sino el momento de la ceremonia del feliz cumple que es el momento más importante en caso que sea ese evento, y finalizamos con un show de globoflexia donde realizamos diferentes formas con globos tubos para entregar a cada uno de los niños invitados como modo de obsequio”, detalla Celeste.


La experiencia con niños Wichi en Salta


En el año 2015, Celeste Sotelo participó junto a la cátedra Libre de Pueblos Originarios y la Cátedra de Prehistoria de la facultad de Filofoía y Letras de la UNT, a cargo de la Mg. Olga Sulca, de un viaje a las Comunidades Wichi de Morillo en el Chaco salteño. Allí realizaron diferentes actividades educativas. “Lo que nos llevó al lugar fue una cuestión emergente de desnutrición en la zona; dos niños Wichi habían muerto en enero de 2015, eso movilizó a la profesora a realizar este voluntariado para poder actuar en las comunidades, llevando donaciones y hacer un trabajo más específico el cual consistía en interactuar con los niños, adolescentes y adultos de la comunidad, conocer su cultura para poder respetar sus costumbres y para difundirlo en este espacio académico de la universidad para que conozcan la importancia de esta cultura y la emergencia que existe en estas comunidades, las diferentes actividades que realizamos con los treinta compañeros; previo a eso habíamos aprendido algunas palabras para poder comunicarnos en Wichi, realizamos juegos, merienda, y les entregamos las donaciones”.


Durante el viaje a Morillo, cuenta celeste, también lo que aprendió en su trabajo como animadora le sirvió. “Hicimos algunas de as actividades que hacemos en las fiestas, body Paint y actividades con música y canciones; hubo mucha aceptación por parte de los niños, sorprendente porque nos decían que ellos no tienen mucha cercanía con los criollos como nos llaman a nosotros y terminamos recibiendo abrazos de su parte, besos y no querían que nos fuéramos. Lo que más me gusto de esta experiencia fue compartir esto tan especial con personas que realmente sienten de corazón este amor por las comunidades originarias más que nada y por los niños, los adolescentes y por los adultos, aprender el respeto hacia la diversidad y también conocer a un grupo de personas que se volvieron parte de mi vida, que son mis compañeros y amigos de viaje y les agradezco por eso y estas son las cosas más bonitas que me lleve de esta experiencia”.



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