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"Ojalá no fuera noticia que una persona con discapacidad trabaja o hace deporte"


El 3 de diciembre se celebró el Día Internacional de las Personas con discapacidad, a 10 años de la sanción de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad por parte de la Organización de Naciones Unidas.


En Tucumán hubo actos públicos y actividades de sensibilización sobre la importancia de construir un mundo accesible para todos y todas.


Como en la mayor parte de los temas de derechos humanos, en la Discapacidad se ha generado, en los últimos años, una acumulación importante de conocimiento, prácticas, visibilidad y políticas públicas. Y como en tantos otros asuntos, muchas veces son los padres de niños o familiares directos quienes llevan adelante esfuerzos por concientizar y conquistar derechos.


Sofía Mastrolorenzo es docente de Derecho Internacional Público en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Tucumán. Sabe sobre tratados internacionales, rango constitucional de los mismos y la no regresividad de los derechos humanos. Por eso explica que “el 3 de diciembre celebramos la sanción de la convención de Naciones Unidas y sus protocolos facultativos que son ley positiva en nuestro país desde 2008”.


Pero más allá de la profesión, Mastrolorenzo lleva la preocupación por la temática de la Discapacidad como una marca identitaria: “La llegada de Benjamín a mi vida hace 6 años ha cambiado mi percepción del mundo; me doy cuenta que he aprendido más con él que en 20 años de educación formal. Si alguien me pregunta qué me define en la vida, en algún momento podría haber sido ser mujer y la lucha por la igualdad de género, en otro momento hubiera dicho que me definía ser abogada y la lucha por la justicia; hoy diría que me define ser mama de un hermoso niño con síndrome de Down”, define orgullosa.


Cambiar la mirada


El cambio de paradigma, es decir la mirada social sobre una problemática, es un desafío de lenta concreción pero que ya ha ganado un lugar importante en la agenda pública. Madres, padres, educadores, jueces, profesionales de la administración pública, comerciantes, empresarios, médicos, todos tenemos el deber de incorporar esta mirada en nuestra vida cotidiana.


Diego Zambelli, docente y responsable de la comunicación institucional de diversas organizaciones de discapacidad en Buenos Aires, explica que “Lo que consideramos que podemos y debemos hacer como sociedad es mirar y entender de otra manera a las personas con discapacidad. No es que no pueden, sino que no las dejamos hacer distintas cosas. No sólo no les facilitamos sino que hasta se las impedimos”.


Karina Guerschberg es investigadora en Discapacidad y directora de Senderos del Sembrador, una asociación civil formada por familias de personas con discapacidad intelectual. A partir de su experiencia, propone que “Para hacer un mundo más accesible, no sólo a una persona con discapacidad sino a todos; hay muchas cosas que podemos hacer desde la más sencilla, como no tapar una rampa al estacionar un auto, hasta más complejas como desarrollar investigaciones y capacitarnos”.


Sofía Mastrolorenzo sabe que la discapacidad es una relación entre las personas y su entorno, y no una característica individual: “Como mamá, si tuviera que referirme a la Convención de los derechos de las personas con discapacidad, me detengo en el preámbulo, que dice que la discapacidad es un concepto que evoluciona, y que resulta de la interacción de la personas con deficiencias y las barreras de la actitud y al entorno que evitan su participan plena y efectiva en la sociedad en igualdad de condiciones con las demás”. Y agrega que “la discapacidad no tiene que ver con la deficiencia de la persona sino en mayor medida de la sociedad y su capacidad de eliminarle las barreras. Cuantas más barreras eliminemos menos discapacidad habrá. Por eso es nuestro deber hacer cumplir la convención”.


Zambelli, en el mismo sentido, expresa que “La discapacidad es el encuentro entre el déficit y las barreras simbólicas y materiales que como sociedad les ponemos por delante. No es que la persona no puede ir a la escuela sino que la escuela no está preparada porque nos organizamos en torno a un estereotipo de ser humanos y cuando esa persona no cumple con ese modelo queda excluido”.


Eliminar la barreras y aprender a comunicar


Guadalupe Páez es trabajadora social, y ha finalizado este año un curso de formación para empleados de la administración pública en accesibilidad de los servicios para personas con discapacidad visual y auditiva. El Gobierno tucumano formó a 40 personas para promover que en las oficinas públicas las personas con discapacidad encuentren siempre alguien formado para facilitarles la atención.


Páez se refiere a la necesidad de disminuir las barreras con las que se encuentran: por ejemplo las que enfrenta una persona con baja visión al circular libremente por la calle. "Las cosas que sobresalen de las veredas, o las veredas rotas, o algo tan elemental como ir a un bar y no disponer de una carta accesible”, explica. En la misma línea opinó Diego Zambelli, “Si una persona no se puede desplazar por la ciudad no es porque esté en silla de ruedas, sino porque la ciudad no está preparada”.


Páez agrega que “Tenemos que trabajar sobre las barreras que imposibilitan a las personas con discapacidad auditiva. Hay poca gente que conoce y maneja el lenguaje de señas y puede ser transmisora de lo que la persona necesita y ayudarla, para poder ser voz de los que no se pueden comunicar”. Y propone una definición contundente que llama a involucrase: “Si bien esto se logra en primer lugar con políticas públicas de inclusión cada ciudadano debe tratar a las personas con discapacidad como sujetos de derechos y en igualdad de condiciones”.


Sofía Mastrolorenzo hace un balance ante un nuevo aniversario de la Convención: “No podemos desconocer las conquistas logradas y las pendientes. Todos los que convivimos con las distintas discapacidades tenemos que luchar diariamente por la educación común, la inclusión laboral, la accesibilidad. Sueño con un día en que no sea noticia en el diario que una persona con discapacidad trabaja, hace un deporte o baila una danza. Pero las personas somos auto centradas y hasta que vivimos las cosas en carne propia o con alguien cercano no podemos percibir lo que viven los demás. Mi deseo es que todos seamos capaces de percibir al otro porque como dice el lema de Down isap, la asociación civil en la que participo, ´el mundo es de todos´”


Karina Guerschberg también apela al compromiso social con la temática: “Lo central son las actitudes: frente a una persona con discapacidad, no suponer que no puede, hablar, ver qué necesita, suponer que sí puede y en todo caso ver cómo desarrollamos los apoyos para que las personas alcancen sus objetivos”.


Y profundiza: “Que tengamos que seguir hablando de hacer accesible el mundo significa que hay toda una parte de la sociedad que se está quedando afuera, una parte de nosotros que no accede a sus derechos y que no puede contribuir a hacer una sociedad mejor. Por eso les digo que ojalá que no tengamos que seguir hablando del Día de las personas con discapacidad”


Finalmente Zambelli propone el aporte que se puede hacer desde la comunicación: “Tratamos de mandar mensajes positivos sobre lo que pueden hacer y correr el foco de lo que no se puede y poner la atención en las barreras. Por eso no hablamos de discapacitados sino persona con discapacidad. Ya sabemos que esa persona tiene un montón de potenciales y en algunos casos con apoyos que se desarrollan, puede superar parcial o totalmente el déficit y realizar su vida cotidiana, desarrollarse, crecer y estar incluida”.

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