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Estudiantes debatieron sobre la inclusión de mujeres en el Gymnasium de la Universidad


El club colegial del Gymnasium universitario organizó, en el marco de la Semana del colegio, una charla debate sobre la educación mixta. Eva Fontdevila, docente de la Facultad de Filosofía y letras de la UNT y coordinadora del Observatorio de la Mujer de Tucumán, Florencia Molina, docente de Latín del colegio y militante de Patria Grande, y Carolina Abdala, pedagoga y profesora de la UNT compartieron con algo más de 30 estudiantes una conversación en torno a las nociones de género, discriminación, inclusión, diversidad y coeducación.


En las escuelas experimentales dependientes de la Universidad Nacional de Tucumán desde hace varios años la solicitud de padres y docentes ha derivado en la inclusión progresiva de mujeres y varones sin distinción. La escuela de Agricultura, la de Bellas Artes, el Instituto Técnico y el Instituto Superior de Música son mixtos. La última en dar el “gran paso” fue la Escuela Sarmiento, que incorporó varones en la inscripción al jardín en 2015. Pero el Gymnasium aún se resiste a sumar mujeres.


Interpelar desde una mirada de género


El día de la charla se conmemoraban 5 años de la sanción de la Ley de Identidad de Género, sancionada por impulso de organizaciones que reivindican la diversidad de género y en un contexto de ampliación de derechos posterior a la ley de matrimonio igualitario. La fecha fue tomada por Eva Fontdevila como disparador para pensar que esa ley ha representado por un lado la muestra de que las transformaciones culturales siempre se dan de la mano de luchas colectivas, que van corriendo los límites de lo pensable y admisible por una comunidad, y a su vez la ley de identidad representó una provocación a todas las instituciones de salud, educación, justicia, empleo, etc. que ahora deben aprender que el pensamiento binario y clasificador no siempre permite explicarse el mundo y mucho menos sostener relaciones igualitarias, respetuosas y que promuevan la dignidad y la felicidad.


A partir de la noción de género como categoría política, como potencia de transformación cultural, la docente explicitó la necesidad de trabajar sobre los prejuicios de género no solo para la incorporación de mujeres sino para la convivencia no violenta, en tanto en comunidades cerradas, es posible que se ejerzan múltiples violencias contra personas homosexuales, transgénero, o contra cualquiera que no “encaje” exactamente en el modelo previsto.


Florencia Molina señaló la importancia de reconocer la diversidad y de involucrarse políticamente con la mirada de género. En la misma línea, la pedagoga Carolina Abdala se refirió a la importancia de la coeducación como una manera de reconocer la construcción en la diversidad, y se mostró sorprendida de que en la comunidad del Gymnasium, en particular los egresados y docentes se resistan al cambio. Relató que durante 2016 se hicieron algunos debates internos, y que la posición más reactiva a la incorporación de mujeres fue de los ex alumnos.


Abdala rescató la definición de educación experimental que forma parte de la identidad de las escuelas universitarias, para proponer precisamente que se permitan como comunidad experimentar con la diversidad y la inclusión. Uno de los jóvenes participantes retrucó que precisamente el carácter experimental había incluido la separación de varones y mujeres en diferentes instituciones, y que hasta ahora ha dado “Excelentes resultados”.


A modo de provocación, Abdala confrontó a los estudiantes participantes con su propio argumento de que el Gymnasium es un colegio humanista que fomenta la autodisciplina. ¿Es acaso humanista excluir a las mujeres y a las personas de diversas identidades de genero? Se preguntó.


Identidad, ritos y mitos


El interrogante que recorrió el debate fue ¿se vería afectada la identidad “gymnasista” con el ingreso de mujeres?


Luego de las exposiciones, los estudiantes del público comentaron cuáles son los principales argumentos que circulan en el colegio en contra de la inclusión de mujeres. La mayoría de ellos están ligados a los rituales históricos de la institución: campamentos, giras de estudio y bautismo de ingresantes. En la exposición de los chicos se percibía una necesidad de conservación de esas instancias que estarían “en peligro” con el ingreso de mujeres.


Muchos alumnos participantes defendieron la educación mixta. La profesora Abdala destacó que los estudiantes del Gymnasium comparten en los hechos actividades culturales y recreativas con las chicas de la Escuela Sarmiento, entre otras. Sin embargo se evidenció el peso cultural que tienen en esta institución el relato compartido sobre esas prácticas. En cualquier caso, algunos jóvenes advirtieron que pesar del imaginario y el relato sobre la preservación de rituales, los actuales no son iguales a los de las generaciones anteriores. Las expositoras preguntaron al público si creían que esa conservación sería acaso posible.


El juego del zorro, emblemático de los campamentos anuales del Gymnasium, fue señalado por varios chicos como una actividad inadecuada para las mujeres por la fuerza necesaria, el roce, la intensidad y la exposición física que requiere. Pero cuando se debatió al respecto, varios jóvenes expresaron que contrariamente a lo que se estaba expresando, el zorro es un juego de astucia y habilidad y no de fuerza, en tanto se trata de descubrir la identidad del personaje. Algunos jóvenes señalaron, a favor del ingreso de mujeres, que el propio juego se ha ido modificando y que no siempre incluyó el roce. En cualquier caso, las expositoras problematizaron el hecho de que quede naturalizado entre varones el uso de la violencia en los rituales, como mecanismo de demostración de valor, hombría y pertenencia.


Una de las preocupaciones manifestadas por algunos jóvenes fue la relación entre tutores y pupilos, una figura de la que las escuelas universitarias se enorgullecen. Se trata de estudiantes más grandes que tutorean a los más chicos. Uno de los jóvenes que egresa este año manifestó no sentirse preparado para tutorear a una niña de 10 años como lo hace con un niño. Sin embargo uno de sus propios pupilos le señaló que sería lo mismo y expresó la importancia de abrir la inscripción a todas las personas, sin distinción de género.


Un joven estudiante de la Escuela Normal que participó en al charla, expresó que le parecía un debate muy interesante, y explicó que desde su experiencia como adolescente homosexual, la construcción de relaciones de género libres de prejuicios es fundamental para la educación. Algunas estudiantes de la Escuela Sarmiento, presentes en la charla, también se manifestaron a favor de la apertura.


Luego de un extenso y rico intercambio de opiniones y argumentos, las profesoras invitadas agradecieron la participación y se despidieron con una reflexión sobre la perspectiva de derechos humanos presente en la discusión, y un llamado a los jóvenes a animarse a correr los límites de la tradición para pensarse en contexto, en una sociedad que asiste cotidianamente a noticias sobre femicidios producto de una cultura discriminatoria, violenta

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