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“Buscamos los mejores padres para cada niño”

En nuestra sociedad, la adopción de niños y niñas es uno de los temas sobre los que pesan mitos y fantasmas. Que si es demasiado lenta, que si hay tráfico de bebés, que si hay que tener un gran patrimonio para que se le otorgue un niño en adopción, que las personas homosexuales no pueden adoptar...


La agencia ANITA se propuso realizar una serie de notas sobre la temática, tomando como fuentes a varios protagonistas: Gustavo Gramajo, trabajador social del Registro Único de Aspirantes a la Adopción de Tucumán, Orlando Stoyanoff, juez de Familia del Poder Judicial de Tucumán, Mirta Medina, directora del Hogar Eva Perón, Julio Sal Paz y Fabián Vera del Barco, ambos padres adoptivos.


Como en cualquier otro tema relevante, el enfoque de derechos es el principal desafío. Se trata de pensar la tensión entre la necesidad o deseo de una persona o pareja de adoptar un hijo, y el derecho de un niño o niña a tener una familia. Aunque pueda parecer evidente que de acuerdo con la Convención internacional sobre los Derechos del Niño y la Ley de Protección Integral de Derechos de Niños, niñas y adolescentes nº 26.061 es el derecho del niño lo que prima, muchas veces las prioridades de los adultos pesan no solo en la justicia sino en el imaginario colectivo.


Desde la reforma del Código Civil y Comercial, que entró en vigencia en 2015, se amplió el concepto de familia, y la adopción como institución se adecuó a los tratados de derechos humanos.


En ese marco, presentamos el diálogo con el Lic. Gustavo Gramajo, que analiza los circuitos isntitucionales, las expectativas de las familias que pretenden adoptar niños, los mitos existentes en torno al proceso, las prácticas ilegales residuales y los desafíos políticos con respecto a la temática.


¿Cómo trabaja concretamente el Registro Único de Aspirantes a la Adopción?


El Registro fue creado por la acordada 313/97 en el ámbito de la Cámara de familia y sucesiones. La presidencia de la cámara es elegida cada dos años entre sus vocales y dirige la gestión del Registro.


Yo hace 10 años trabajo en el registro. Soy licenciado en trabajo social. Cuando viene una familia o una persona con intenciones de inscribirse tiene que ser 16 años mayor que el niño que quiere adoptar. Puede ser soltero, casado, o en unión convivencial; pueden ser heterosexuales u homosexuales.


Llegan las personas y dicen que quieren adoptar. Les damos una solicitud que deben llenar y llevar requisitos que la acompañan: en la solicitud se ponen los datos personales, el domicilio para facilitar la entrevista in situ, y una ficha educativa y laboral, y los datos de la preferencia en relación al niño que quieren adoptar: varón, mujer o sexo indistinto, edades. Se les permite sugerir desde los dos meses en adelante, se les pide digan por qué quieren ser papás y mamás, si quieren un niño con hermanos, si aceptan con discapacidad, o con compromisos serios en su salud.


¿Cómo reaccionan a la ficha los aspirantes?

Muchos se enteran de las cuestiones de la ficha en ese momento. Lo vemos en las evaluaciones del psicólogo y trabajador social, que se abocan a informar sobre el proceso de adopción. Muchas veces vienen con un imaginario de mucha dificultad. A veces les han dicho que hay que tener determinado salario, casa o ser planta permanente en un trabajo. En este momento son fantasías, pero es un imaginario construido ligado históricamente a la adopción. Cuentan que quienes pasaban por Casa Cuna tenían que decir “tenemos una cuenta bancaria”, o “una habitación especial para el niño”, entonces mucha gente cuando voy a las casas me muestran una habitación preparada de rosa o de celeste según sea la perspectiva o el sueño de ellos de adoptar una niña o un varón.


Ahí se están enterando y se sorprenden que ellos pueden elegir en relación a su perfil de adopción. Se van enterando también que no es fácil a veces que se dispongan de nenes hasta 6 meses, por ejemplo, entonces se van poniendo más flexibles. Desde ahí hasta que son llamados para la audiencia -pasan dos o tres meses- pueden recapacitar y decir “hemos ampliado la edad”.


¿Cuál es el trabajo del equipo profesional?


Pasado un tiempo ellos traen la documentación: certificados pertinentes a estado civil, residencia, certificado de buena conducta y de salud. Una vez que entregan la documentación un compañero los pone en agenda para empezar la evaluación con la psicóloga. Los postulantes van en tres oportunidades. Una entrevista toma la parte clínica de la historia de la familia, luego hay evaluación proyectiva y la tercera una devolución de ese proceso; luego la colega hace el informe psicológico.


Por el lado del trabajador social tenemos solo una entrevista, que la gente suele denominar “la visita”. Los trabajadores sociales hacemos entrevistas in situ, o intervenimos, y hacemos el informe socio ambiental o social, que es de nuestra incumbencia por ley de ejercicio profesional. A mí me toca ira los domicilios, entonces a veces por una desinformación o por una cuestión ideológica se dice que el trabajador hace una “inspección ocular”. Eso esta reñido con nuestra profesión. Es como decirle al médico que es curandero. Nuestros informes sociales tiene el mismo carácter en cuanto a la decisión del juez que los informes psicológicos.


Yo voy a la casa con un protocolo que vengo trabajando desde 2011, pero desde antes ya tenía una forma especifica; vi que era importante trabajar algunas cuestiones de la construcción como sujeto social de los ciudadanos que quieren ser papás o mamás.


¿Quiénes son los niños de la adopción?


El niño en proceso de adopción es el que fue desvinculado de la responsabilidad parental mediante un juicio; previo a eso hay una intervención del Poder Ejecutivo a través de la Dirección de Niñez, Adolescencia y Familia que busca proteger a la familia y restablecer, salvar el vínculo que se esta probablemente desintegrando a través de los efectos de la cuestión social, la desigualdad y la pobreza; los niños del proceso de adopción en Tucumán no vienen de París; hay mucho idealismo y glamour entre los operadores, pero el proceso del niño fue una tragedia. Su familia se desintegró.


Luego de esa situación intervienen acudiendo a la protección del niño el juez y defensores de menores. Cuando el juez deja en condiciones de adoptabilidad al niño pide carpetas disponibles de postulantes que ya han sido evaluados, y que son relativamente compatibles con la edad del niño. El juez hace toda una investigación personal, los convoca, ve el perfil de esos aspirantes, lee los informes nuestros, ve si la historia puede ser compatible con lo que necesita el niño, porque buscamos los mejores padres para esos niños.


Persisten el fantasmas sobre los tiempos de la adopción. ¿Eso fomenta las adopciones ilegales?


En el imaginario colectivo en Tucumán, pero también en otras partes del país, surcan el aire esa sospecha de que dura mucho el trámite, o que es muy complejo, y que te piden muchas cosas.

Una vez un taxista me dijo “Yo hice la mía, me dieron y soy padre de dos hijas”.


La pregunta no es solamente sobre la dificultad del sistema en sí mismo, sino qué hay en torno a la cuestión de ser padres en la sociedad. Hay una serie de representaciones que refuerzan probables prácticas ilegales. Nosotros hemos ido en más de una oportunidad a revisar “guardas puestas” que están prohibidas. Las “guardas puestas” se trataban de recibir un niño de modo directo. Hoy la ley lo prohíbe. La gente tenía un niño por dos años y luego iba a un juzgado a buscar la convalidación de esa guarda.


Otra de las figuras es la “adopción integrativa”; por ejemplo un hombre “reconoce” a un hijo de una joven vulnerable, y al tiempo la esposa dice que quiere adoptar al hijo que su marido reconoció. El equipo de adopción realiza una practica desde la necesidad de familias de tener hijos, no desde los niños. Es muy parecido a la Sociedad de Beneficencia y fue creada con la idea de “salvar los niños”, “sacarlos de la pobreza” por la vía de la adopción. Había jueces que convalidaban eso.


El registro se propone terminar con esas prácticas. En el anterior gobierno a nivel nacional eso se tenia claro como perspectiva. Pero toda esa practica está vinculada a esos mitos de la adopción.


¿Cómo se resguarda el derecho de los niños?


Se busca padres para los niños, no niños para familias que quieren ser padres y son buenas gente y buenos con sus mascotas y van a tener bien a los chicos. El proceso debe ser institucional necesariamente porque debe ser atravesado por la ley, como ordenador social; esto ha venido trabajándose paulatinamente y a nivel nacional se entendió en los últimos años que debía haber un proceso evaluativo y todo debía ser surcado por la ley. La transparencia está garantizada.


Hay distintas etapas en el proceso de adopción. ¿Qué es la guarda legal?


La guarda legal con fines de adopción es la primera figura legal; una vez seleccionada la familia el juez va a entregar ese niño, niña o hermanos para que se inicie ese proceso de guarda que él tutelará; entonces dentro de ese proceso esta familia se comporta exactamente como mamá y papá, mamá y mamá o papá y papá o papá o mamá, generando un proceso sinérgico en relación a los niños de protección, contención, afirmación de sus derechos, identidad, construcción de un nuevo perfil social y protegiéndolo en relación a todo lo que ha vivido.


Hay niños que tiene memoria en situación calle o niños que han vivido graves situaciones de violencia en núcleos de altísima vulnerabilidad social y son protegidos e integrados a una familia, van conociendo los rostros...en ese vínculo de entrada la figura es la de guardadores legales, pero en la familia se dicen papá o mamá, se comienza la relación materno y paterno filial.


Como trabajador social he participado en diez años en muchos procesos, tengo mis memorias y registros que son muy interesantes, y buenos éticamente porque se construyen experiencias novedosísimas y salvíficas. Son inmensamente felices y lo digo principalmente por los niños que obtienen una nueva cara y pueden incluso saber que fueron amados, y que antes también fueron amados.


En el proceso de guarda voy 3 veces a cada familia antes de la adopción plena y se ven muchos testimonios respecto de que los niños de 3, 4 o 5 años que tienen una memoria respecto de lo que vivieron, entonces comentan y preguntan cosas, se acercan a cuestiones como "no me tuviste en la panza”; los más grandes preguntan y nosotros alentamos que pregunten, pueden llegar a contar, y eso se da en los 6 meses de la guarda, sale la pregunta y en ese proceso pueden ir diciendo, van identificándose como quien fue en su momento un sujeto que vino de afuera pero todo lo que hay dentro de la casa desde él, va formando parte de esa nueva historia de amor que se construye a través de la adopción.


¿Qué relación mantienen con el entorno de origen?


En general se da muy poco que se sostengan los vínculos con el entorno de origen; el niño según la ley tiene derecho a saber su identidad y algunos jueces dicen que a partir de los 16 años el padre puede decirle cuál es su identidad. Los operadores creemos que la nueva identidad debe convivir, ser simultánea con el proceso de saber que es adoptivo. Hay niños y niñas que en el jardín dicen "señorita soy adoptado", y eso es valioso porque se ve que están asumiéndolo.


La idea principal es un desarrollo saludable. La crianza debe darse en un contexto de alojamiento, acogimiento, amparo. Entiendo la crianza como un proceso sinérgico de una familia en relación a los niños dados a su cuidado, en su protección y contención, en el favorecimiento del desarrollo de sus capacidades y potencialidades como sujeto, en la efectivización de sus derechos y atención especial a su construcción identitaria.

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