En Tucumán apoyan la autonomía de los jóvenes para su egreso de los hogares
El Congreso Nacional sancionó el proyecto de ley sobre egreso asistido de adolescentes que son alojados en hogares de protección. Se trata de una iniciativa para que el Estado garantice un proceso acompañado de paso a la vida adulta para jóvenes que no tuvieron cuidados parentales.
En Tucumán, desde hace varios años, la Dirección de Niñez, Adolescencia y Familia del Ministerio de Desarrollo Social acompaña a los adolescentes en el proceso, y recientemente inauguraron la primera casa de medio camino.
Conversamos con Armando Ávila, coordinador de la comisión de autonomía progresiva del Hogar Belgrano, sobre los desafíos de la construcción de procesos de egreso asistido, del camino de autonomía progresiva que atraviesan los adolescentes y la importancia del vínculo con los adultos referentes en ese tránsito.
¿Qué se entiende por autonomía progresiva y qué trabajo hacen en el Hogar al respecto?
Lo que tratamos de hacer es aportar en los casos que llegan a la institución desde la perspectiva de la autonomía progresiva. Hay un montón de cuestiones que hacen a este trabajo que están implicadas a la vida cotidiana de los chicos en la institución.
Cuando llega un chico al hogar, muchas veces es en contra de su voluntad y hay que lograr que pueda adaptarse, confiar en lo que uno le propone, entender las razones por las que ingresa, aceptarlas y abrirse y llegar a un punto de acuerdo entre nosotros los referentes y ellos en relación a cómo podemos hacer para mejorar su cotidianidad.
¿Los chicos vienen de otros hogares?
Hoy en día muy pocos vienen de un proceso de institucionalización. La mayoría llegan por situaciones en las que se vulneraron sus derechos. Se buscan estrategias para que se sientan cómodos, tengan una referencia positiva de la institución, con espacios y personas con las que se identifiquen para iniciar un proceso de autonomía.
En concreto ¿cuáles son los cambios que se trabajan con los chicos?
Nosotros los que hemos tenido procesos de crecimiento más convencionales hemos adquirido ciertas habilidades, hemos tenido estabilidad habitacional, acompañamiento de referentes, atravesamientos escolares constantes. Pero al Hogar vienen chicos que muchas veces no tienen todo eso y hay cuestiones que hacen a su subjetividad, habilidades para la vida, hábitos de higiene que no tienen incorporadas, por eso hay que trabajar desde ahí. Cuando hablamos de autonomía nos referimos a, por ejemplo, darle a un adolescente la posibilidad que sea el gestor de sus turnos para ir al médico.
¿Cuáles son las dificultades?
Implica pararse en otro lugar, asumir riesgos, pero no se puede llegar a ese punto si el joven no sabe lo que implica para él y para su vida social estar 3 o 4 días sin bañarse. Eso se va a analizando, en relación a cada uno.
La dificultad de este proceso es que cada una de las historias es singular. No hay una generalidad para todos. Como institución establecemos parámetros en relación con edades, momentos, si tiene familiares, hermanos, si estuvieron institucionalizados o no, pero más que eso no se puede generalizar. Hay que acercarse al joven de todas las maneras posibles hasta que él permita que entremos en su círculo de confianza y podamos construir algo.
La autonomía es un proceso subjetivo en la que vos podes colaborar y a veces funciona, otras veces no tanto, depende mucho de la situación de cada chico, no es lo mismo trabajar con un chico que ingresa a los 15 años que con uno que está a dos meses de cumplir 18.
¿Cómo se fue incorporando el concepto de autonomía progresiva a la institución?
La autonomía según nuestra perspectiva hace referencia a un proceso y a una construcción. Así también fue la incorporación de esta idea en las instituciones. En el caso del Hogar Belgrano cuando entré ya tenía muchas cuestiones en relación a la autonomía que estaban instaladas. Nosotros comenzamos a trabajarlo en 2014, con varias dinámicas. Entramos como parte de un grupo de gente más joven que traía ideas y acompañábamos las ideas de otros que trabajaban hace tiempo.
¿Se ven cambios del viejo paradigma a las nuevas ideas?
Sí. Que los chicos puedan tener la llave del hogar es producto de muchos años. Nosotros ya entramos en la transición, con la implementación de la Ley de Protección Integral de Derechos, la nº 26.061 y el cambio de paradigma. Cuando yo entré ya no había escuela dentro del Hogar; antes había escuela y los médicos estaban ahí. Era muy endogámica, de segregación.
Había un discurso que sostenía que había que "incluir a los chicos en la sociedad"; planteamos que los chicos no estaban excluidos de una sociedad, estaban en todo caso en la sociedad que los puso ahí. El proceso de incorporación de la propuesta de la autonomía como política en el hogar no ha sido solo hacia los chicos sino también institucional.
Hoy hacemos egreso asistido, pero al comienzo fue que pudieran salir a comprar su ropa, que cocinaran, que pudieran manejar plata, buscar la manera de que haya un fondo que puedan manejar ellos. En su momento era una población de 12 o 15 chicos, hoy son 25.
Lo más difícil es transformar una institución que ya tiene una estructura que incluye personal de maestranza, cocinera, preceptores, que ya venían trabajando desde hace mucho tiempo. Poder trabajar con todos el tema es complejo. Había una sobreprotección.
Una vez que la institución incorporó la autonomía progresiva y el sistema de cuidado trabajamos con el acompañamiento de todas las áreas del hogar, cocina, lavadero, economato, el señor de las compras...se cambiaron un montón de prácticas que pueden parecer chiquitas pero son valorables porque uno en un entorno familiar pequeño puede ver muchas cosas pero acá es un grupo de 20 chicos, y los adultos como referentes tienen que ayudarlos a tener un desarrollo.
También fue necesario hablar con los vecinos, desestigmatizar el lugar. Hay un fuerte estigma respecto al Instituto Roca y eso se hacía extensivo al Hogar Belgrano. Es “la cuadra” de los hogares, entonces era complicado pero de alguna manera hemos logrado que la institución primero entienda la autonomía.
¿El egreso se da siempre cuando cumplen los 18 años?
Hemos comenzado a trabajar los egresos. Cuando entramos había 3 chicos que iban a egresar. Fue un proceso muy difícil porque no había recursos. Eran chicos que acababan de ingresar, teníamos que proponer un trabajo, que ellos acompañen ese proceso para que pudiéramos pedir un mes o dos más para el egreso. Trabajamos 3 meses más con todos y logramos que tuvieran trabajo y una pensión donde ir a vivir. El momento del egreso fue decidido entre todos.
¿Cómo resultó?
Sólo 2 de los 4 pudieron completar el proceso. están trabajando, y van al hogar a veces de visita. Los otros por diferentes motivos han egresado con un lugar donde vivir y trabajo pero no lo pudieron sostener. De todos modos algo de las herramientas les sirvieron, lograron mejorar su situación y estabilizarse. Nosotros no les buscamos el lugar. Ellos lo buscan, la Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia aporta un subsidio, los acompaña, pero ellos toman las decisiones sobre dónde alquilar.
Lo complejo es que se les propone que pasen de vivir 17 años de una manera a vivir de otra en 2 meses. Como parte del abordaje; no se exige que se vayan inmediatamente al cumplir los 18.
¿Siempre hay chicos en condiciones de egresar?
No. Ahora no solo trabajamos con los más grandes, comenzamos trabajar con todos. Tenemos chicos de 13 a 15, de 15 a 17 y los de 17 que empiezan el proceso de egreso. Eso se va modificando año tras año según el grupo.
El año pasado por ejemplo no había nadie para egresar por mayoría de edad (hay otros egresos por adopción, o con su familia o porque deciden irse). La mayoría tenía 12 o 13 años. Nos habíamos preparado para los egresos. Es más difícil que quieran quedarse en el hogar cuando son chicos. Cuando son más grandes comprenden la propuesta en cuanto a la autonomía. El desafío fue cambar, comenzar a pensar talleres y herramientas que les podíamos brindar, pero sabiendo que no iban a egresar sino atravesar una transición.
Propusimos un taller de cocina, de dibujo, folklore, ellos podían decidir qué hacer, proponer, y dentro de la gama aque quieren intentarlo. Uno quería hacer parkur y hace un año que anda saltando por todos lados...nosotros vemos qué quieren hacer y cómo implicarlos en un proceso de autonomía.
Por ejemplo si hace taller de cocina tiene que cargar su tarjeta, averiguar horarios, hacer una nota si necesita materiales...trabajamos la autonomía desde ahí, haciéndolos responsables. Nosotros acompañamos pero no restringimos tus posibilidades desarrollo. También tuvieron talleres de educación sexual integral que fueron producto de la demanda del grupo.
¿Y este año cómo es el panorama de egresos?
Hemos arrancado el año con una planificación y de repente nos encontramos con 8 chicos de 17 años y hay que comenzar con un proceso de egreso. Es un desafío tremendo. El que tiene 18 egresó la semana pasada.
¿Cómo fue su proceso individual?
Estuvo viviendo con nosotros 2 meses cuando recién tenía 17, y en ese tiempo se fue 5 veces del hogar. Estos retiros que él decidía hablan claramente de que la institución no le llegaba...él decía que quería salir, que no le gustaba el control, no quería hacer acuerdos con la institución. Además iba a la escuela de 8 a 17 hs, volvía a las 11 de la noche, no podíamos charlar con él, y la entrevista con el joven es fundamental para lograr referencialidad. Entonces se fue a vivir a la casa de la novia, pero él quería seguir trabajando con nosotros. Nos pusimos a pensar cómo trabajar con un chico afuera del hogar. Armamos un dispositivo. Generó conflicto con algunos chicos que decían “yo me banco las reglas y este viene solo a las reuniones y le hacen reuniones especiales”. Pero pudimos explicar que hay chicos a los que no les sirve estar en el hogar. Algunos entendieron y otros no. La novia funcionaba en su caso como referente. Las redes son amplias. Había un suegro que también le daba contención.
Un desafío de creatividad para cada caso…
Eso implica un cambio de mirada. Ese joven comenzó a trabajar, generó mucha referencialidad con la comisión de autonomía del hogar, funcionaba él mismo como referente de otros chicos. La idea es que todos ayuden a construir el egreso de cada uno para que sirva como experiencia a los que siguen. Pero a los chicos les cuesta pensarse a sí mismos, y mucho más pensar en el otro, eso también es parte del trabajo de la autonomía.
Trabajamos con el joven hasta un momento que dejó de ir, se peleó con la novia, trató de volver al hogar con un montón de problemas familiares que lo desestabilizaron. Todo se le cayó. El 8 de enero de este año decidió volver al hogar, dijo que quería hacer el proceso de trabajo, y se quedó. Comenzamos a pensar su egreso y fue fácil porque su nivel de participación en el proyecto de vida fue natural. Pensábamos en que buscara trabajo y se fuera a una pensión, pero apareció el proyecto de casa de medio camino, un proyecto único que tenemos en Tucumán.
¿De qué se trata la casa de medio camino?
Es un pre egreso del sistema proteccional, pasan del hogar a una casa, por un año o más según las evaluaciones. En la casa ahora son 5 chicos. Solo uno vive permanentemente, los otros siguen en el hogar y van los fines de semana. Es un proyecto nuevo para nosotros, pero nos da la posibilidad de que los chicos tomen decisiones en cuanto a cuándo ir. Hay una persona del hogar que los ayuda en la cotidianidad de la casa, en situaciones particulares o cuando surgen problemas.
Lo que cuento como una linda historia por supuesto que tiene dificultades que tiene que ver más con lo rígido de las leyes, las prácticas administrativas, el exceso de cuidado, temores, contradicciones que van surgiendo. Nosotros también tuvimos contradicciones. Me acuerdo de uno de los chicos que trabajen quería hacer taller de cocina, conocía las calles, se fue al taller y no volvió. Esa noche no dormí pensando en qué había hecho….
Los riesgos son parte del camino…
Sí. Los tres procesos se va modificando de acuerdo a que va demandando cada grupo. Lo único estructurado y planificado son los egresos concretos. Hay que ser más concreto con las propuestas porque les transmiten seguridad. Están abiertos a lo que demanden, propongan u opinen,pero tiene que ser un mensaje claro, que les dé confianza.
Requiere la mayor de las claridades porque los chicos que entran cuando les falta poco para los 18 años, no hay tanto margen. Escribimos con ellos el informe, para que ellos puedan transmitir y elaborar una propuesta y acuerdos como por ejemplo cumplir con la escuela, hacer las tareas…
¿Cómo es el equipo de trabajo?
En el hogar hay una psicóloga, y en la comisión de autonomía hay un profe de educación física y algunos preceptores. Yo estudio psicología social. La formación en relación a esto son las capacitaciones que dio la DiNAyF con Doncel y lecturas autodidactas, leer, mirar, entender la dinámica singular para tener la capacidad de interpretarla.