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Mariano Molina: “El Che sigue siendo la posibilidad de construir una solidaridad radical”



Ernesto Che Guevara, “El Che”, ha ganado prestigio y fama internacional a partir de la gesta insoslayable de la Revolución Cubana que, durante varios años se transformó en un faro para dirigentes, militantes y sueños políticos de liberación y con la posibilidad de construir igualdad y progreso real para los pueblos. El Che, además de combatiente y político llegó a ocupar un lugar central de referencia en los jóvenes impulsado por su profunda vocación pedagógica, por su necesidad vital de transmitir su testimonio para incidir en la conformación moral y ética de todas las personas que pensaran que la lucha política debía plasmarse en proyectos revolucionarios que provocaran cambios de raíz. De ahí esa alusión al Hombre Nuevo y a las subjetividades alternativas y contrapuestas a las limitadas configuraciones que propone el capitalismo, de seres humanos cuyos estímulos se basen en el egoísmo, el individualismo y la acumulación de bienes como metas definitivas para la vida. El Che impulsó horizontes de vida motorizados por la solidaridad con los que sufren, el activismo ante situaciones injustas, el desprendimiento de los bienes materiales como símbolo de orgullo. Y claro está, propuso la valoración de la dimensión colectiva como esa consciencia básica que nos permite habitar un mundo desigual, organizado en clases sociales, pero a su vez abierto a proyectos entre pares, aunando esfuerzos junto a otros con los que debemos empatizar y construir nuestros sueños de igualdad sin opresiones materiales.


Tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, los distintos procesos de liberación nacional que tuvieron lugar en Asia y África parecían colocar al Tercer Mundo en los albores de un nuevo tiempo que ponía fin a la invencibilidad de los más poderosos. En ese marco la Revolución cubana se presentó al mundo a partir de la gesta de los jóvenes “barbudos”, y la pluma del Che la plasmaría en textos que impulsaban a emular la epopeya cubana y hacer de la Cordillera de los Andes, la Sierra Maestra de América Latina. De esas “enseñanzas”, interesa destacar aquí aquella que funcionó -—para él y para tantos otros— como certeza inconmovible y promesa inapelable, a saber: no hace falta esperar a que estén dadas todas las condiciones, la acción armada de los revolucionarios puede crear las condiciones subjetivas para la revolución.


Hoy, varias décadas después el mensaje del Che sigue siendo fuente de inspiración para los luchadores sociales de todo el mundo y un referente ético para los jóvenes que se movilizan ante la menor injusticia promovida por Estados oligárquicos o por el régimen de facto que imponen las corporaciones y los poderes económicos. Su inquebrantable coherencia está en cada lucha, la inescindible unidad entre teoría, pensamiento y práctica que rigió toda su vida inunda discursos y reflexiones hasta hoy; su convicción de que este mundo es inviable y que sólo una revolución a escala planetaria podrá salvarlo de la némesis que lo lleva a su autodestrucción forma parte de un trazado imaginario que diseña nuevos modos, gestos, y relaciones. Suficiente para comprobar la excepcional actualidad del Che y la vigencia de sus enseñanzas, de sus escritos, sus discursos, su ejemplo.



Mariano Molina, docente de REC (Radio Escuela Comunicación) lleva adelante un proyecto de extensión con chicos de barrio de CABA y charló con Lejos de Zaimán sobre la figura y obra del Che Guevara a 50 años del instante en Bolivia en que un titubeante sargento temeroso por la enormidad de la figura que lo enfrentaba disparó al cuerpo débil de Guevara, le puso fin a su vida y principio a uno de los mitos movilizadores más potentes de la modernidad.

Muchos de nosotros nacimos 7 años después de su muerte y hemos crecido con su figura con mucha presencia, comenzó Mariano Molina. Y agregó que “Ha sido para muchos militantes de los años 90 una figura con mucha significación, porque en tiempos pos dictadura militar no solo se había salido de una derrota y de una situación terrible, se caía el muro de Berlín y las ideologías se terminaban. El neoliberalismo se veía arrasante y sin dejar otros horizontes posibles, la figura del Che era en la que uno se abrazaba no solo con nostalgia del pasado sino también para poder pensar el futuro, no?”.


Molina continuó la charla en torno a las ideas y la acción, que aún hoy siguen siendo verdaderas usinas de energía para las militancias jóvenes y todas las personas comprometidas con el cambio social.


¿De qué modo las ideas del Che calaron en las generaciones pos revolución que lo tomaron?


Muchos de esos discursos y sus intervenciones también tuvieron que ver con poder romper con una rigidez propia de la izquierda y de varios sectores de la militancia política, de eso de que siempre hay que balancear las condiciones objetivas y las subjetivas. Porque nunca están dadas las condiciones y el Che era un baluarte de eso, porque las condiciones ideales nunca se van a dar. Y no hay que darse la cabeza contra la pared por eso, pero si hay que construir las condiciones, hay que entender las condiciones materiales concretas en las que uno vive, y tratar de incidir en esa dialéctica todo el tiempo. Las condiciones también son las condiciones subjetivas que hay que ir creando. Esta idea de Hombre Nuevo, de construir una idea de sociedad que rompa con los paradigmas establecidos también implica construir la idea de un hombre y mujer con otro paradigma, otra subjetividad, otra mirada de mundo, y eso en los años 90 fue muy movilizador. Es muy simbólica la imagen del CHE y muy inspiradora.



¿Qué vigencia tiene el Che hoy en tiempos de pos modernidad y pos verdad donde los grandes relatos yo no son modelos a seguir?

Para mí es muy necesario el pensamiento del Che, y tiene mucha presencia. Esto de sentir las injusticias que sufre cualquier persona del mundo como algo propio, es correrse de la realidad propia para pensar más allá, pensar en el otro, pensar en términos alternativos, ser una persona radicalmente solidaria y acompañando el abordaje de las injusticias del mundo. A mí me parece que su imagen puede expresar muchísimas cosas. En Cuba expresa el comunismo, la idea de socialismo o para los partidos comunistas, para muchos es la revolución del tercer mundo, o la rebeldía, pero con el paso de los años, incluso con esta idea de que el mercado ha intentado apropiarse de su imagen como lo ha hecho con miles de imágenes en el mundo, incluso así, cuando uno ve una imagen del CHE sabe que hay algún dejo de insatisfacción, inconformidad y de lucha contra las injusticias. El pibe que lo tiene en un pin, o la piba que lo tiene en una bandera en un recital, o en una cancha de futbol, o en la heladera de la casa, sea adulto o joven, lo que significa El Che es saber mirar al otro con ansias de construir justicia. Sobre todo al tercer mundo, donde EL CHE ha hecho mucha mella, porque no nos olvidemos de que el che de Cuba se va al Congo, y de ahí a Bolivia y en el medio de todos esos años tiene infinitas relaciones con todos los movimientos revolucionarios y de liberación nacional del tercer mundo, entonces es también un poco esa idea y concepto casi llevándolo a su máxima radicalidad.


Hoy mismo aparece en las movilizaciones por Santiago Maldonado o Milagro, por ejemplo

Si, la figura del CHE siempre tiene una presencia en la búsqueda de un mundo mejor y en las movilizaciones, en causas partidarias políticas, y otras casusas muy sociales, muy puntuales. En las marchas por la aparición con vida de Santiago Maldonado en todo el país y en las marchas por la Libertad a Milagro, el CHE está, de hecho es un icono de la Tupac, ¿no? Ha conseguido atravesar estos 50 años, no pasa inadvertida y sigue siendo una fuerza grande que aglutina y tiene su imagen.


¿Hay contradicción entre reivindicar la figura de Guevara hoy, y al mismo tiempo reivindicar las políticas públicas y las instituciones?


Las contradicciones siempre nos acompañan pero indudablemente hay variantes. Los movimientos de liberación nacional en América Latina han logrado participar de la vida institucional y de hecho han ganado elecciones y la figura del CHE ha tenido una presencia enorme en estos movimientos. O sea la institucionalidad no debilitó la lucha ni los hizo menos combativos. Uno no puede aferrarse a la forma de las luchas sino a las causas de las luchas. Lo que sigue estando presente son los contenidos de los ideales, contenidos que se expresan en acciones concretas. Cuando uno ve que en la Venezuela de Chávez los movimientos populares de los 70, 80 y 90 que participan del chavismo siguen reivindicando la figura del Che, o en Brasil los movimientos de izquierda que participaron de los gobiernos de Lula y Dilma también lo tienen presente, que en el Uruguay ha sucedido lo mismo con el Movimiento Nacional Tupamaros, que lo mismo ha pasado en Argentina, ni que hablar en Bolivia con la reivindicación tardía que hoy hacen del CHE los movimientos indígenas y la llegada de Evo al gobierno, lo que ve es presencia y vigencia. Y sobre todo que mucho de su legado tiene que ser reivindicado en nuestras acciones cotidianas. Y también lo que ha sucedido en otros lugares del continente, me parece que no hay contradicción. Seria así, contradictorio, si uno no siguiera luchando por la justicia social y una sociedad igualitaria en nuestro mundo.



¿Por qué es más que alguien que tomó las armas?


El Che no es solo alguien que elige la lucha armada y va a un país pobre de AL y muere en una guerrilla. El Che es mucho más que eso, por eso no hay contradicción en luchar desde diferentes espacios. Las grandes causas de América Latina, Asia y África que abrazaron todos los movimientos populares lo han reivindicado. El Che ha sido reivindicado por Mandela, que aparece en la lucha armada de los 60´ y 70´ liderando la lucha contra el apartheid y luego ya desde una instancia institucional cuando fue presidente. Y así pasó en Angola, tuvo presencia en el Congo, en infinidad de lugares. El gran logro del CHE es haber podido trascender y no mirarlo como una persona que solo pensaba en la acción a través de la guerrilla. Porque él no creía que hubiera una sola forma de la lucha. Hoy estamos en un momento de resistencia, o reflujo, y en ese marco la figura del CHE ha logrado apoyar las mejores formas de organización de las bases populares, hoy estamos en una situación complicada pero con una militancia más organizada que la de hace 20 o 30 años atrás.


¿Qué libro te parece interesante para conocer su pensamiento?


Creo que el libro que leería para empezar a adentrarme a la obra del CHE, “El hombre y el Socialismo en Cuba”, un texto que él le manda al director de la revista Marcha, Aníbal Quijano, es uno de los textos más brillantes de los escritos por el Che en donde habla de cómo construir un hombre nuevo, y que el socialismo es parte de la constricción del HN. Si uno tuviera que pensar en qué leer, creo que ese texto es una hermosa reflexión del Che para leer y releer y que sigue teniendo una gran presencia para poder comprender la política y las políticas que intentan diagramar otra sociedad.

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