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El desafío de recuperar las ciudades desde la mirada de género


Las ciudades son el lugar donde amplias porciones de la población viven su vida cotidiana. En el marco del Día Mundial del Urbanismo, el 9 de noviembre, se reconoce y promueve el rol de la planificación en el desarrollo sustentable y llama la atención sobre el impacto sobre el medio ambiente del desarrollo de las ciudades.


Verónica Mansilla y María Lombana son arquitectas tucumanas y vienen trabajando desde 2013 en proyectos para pensar la ciudad e intervenir en el espacio público para fomentar mejores y más sostenibles modos de habitar el espacio.


Lombana explica que “el día del urbanismo está muy relacionado con la arquitectura. Estamos trabajando en intervenciones que tienen que ver con una ciudad más participativa e inclusiva, y específicamente en el tema de recuperar espacios públicos para la infancia y desde una mirada de género y de inclusión en el poco espacio público que va quedando”. Mansilla acota que “Con María hace rato que venimos intentando hablar del espacio público. En 2013 empezamos a pensar la posibilidad de recuperar terrenos que estén en desuso. No es que falte espacio, sino que no lo aprovechamos”.


Verónica Mansilla detalla la experiencia: “Lo que venimos haciendo es trabajar sobre terrenos baldíos en esta pausa temporal entre que se demuele un edificio y se empieza a construir otro, y sobre cualquier espacio público que esté en mal estado o subocupado. Venimos metiéndole pata al análisis y seguimos dándonos cuenta que según lo que nos ha facilitado Catastro hay mas de 1200 terrenos declarados. Hay mucho espacio que no tiene uso, son espacios que se podrían utilizar, en acuerdo con el dueño. La idea es que el dueño de ese terreno, por ejemplo, no pague impuestos mientras se aprovecha el espacio”.


Lombana agrega que “la idea del uso temporal del espacio es clave. Tenemos información de que hay o hubo algún intento de este tipo de intervenciones; en la Municipalidad de San Miguel de Tucumán rige una ordenanza que permitiría esta transacción con los dueños de los terrenos a cambio del no pago de ciertos tributos, lo cual sería una buena forma de intervenir en los espacios, no sólo una intervención física. Tiene que ver con que en vez de quedarnos a protestar por la falta de espacio hagamos proyectos que le den visibilidad”.


Otra de las intervenciones que realizan Mansilla y Lombana es el “parking day”, que consiste en reemplazar el espacio que ocuparía un auto por un espacio verde: los 5 metros por 2,5 que utiliza un auto para estacionar transformarlo en un espacio verde: “Hace dos años lo venimos haciendo con estudiantes de arquitectura de la Universidad Nacional de Tucumán, para visibilizar el hecho de que cada vez hay más cemento y más autos, y menos espacio para la gente”.


Cuidar a quienes cuidan


En este momento las dos profesionales están entusiasmadas con un investigación que viene realizando y que proyectan aplicar progresivamente a través del proyecto que denominaron A Upa: “Desde hace un año estamos haciendo un proyecto que vincula tres cuestiones: la posibilidad de uso de esos terrenos como uso temporal, el mobiliario urbano necesario en la ciudad, y la promoción de redes de apoyo a las actividades de la primera infancia”, explica Verónica Mansilla. Y agrega que “La perspectiva de género tiene que ver con trabajar con las necesidades de personas que cuidan, que son mayormente las mujeres; promovemos que el cuidado se traduzca en alguna formalidad en la ciudad, porque el cuidado no sucede sólo dentro de casa; las personas que cuidan salen mucho a la calle, muy cargadas, y se trata de darles apoyo, facilitar la tarea de cuidar fuera de casa”.


Sobre la construcción de este trabajo educativo, Verónica Mansilla cuenta que el proyecto tiene que ver con que le pasa a una persona que tiene que cuidar. “Salís de tu casa con un bebé y en el medio le tenés que cambiar el pañal o dar de mamar no sabés qué hacer...los baños de los bares son terribles...no hay un lugar donde hacerlo. Hemos descubierto que para el que cuida la proximidad de esos espacios es fundamental. Un niño camina no más de 5 cuadras y se cansa...a eso hay que sumarle el peso adicional que carga la persona. Si uno ve un plano de San Miguel de Tucumán uno descubre que no se debería caminar más de 3 cuadras para llegar a uno de estos espacios. Es muy fuerte porque estamos acostumbrados a las 3 o 4 plazas que tenemos entre las 4 avenidas, y no podemos pensar en otros espacios...a eso hay que agregarle las veredas angostas y con obstáculos, tenés que andar esquivando, no existen las rampas, que aunque a veces se piensan así, en realidad no son para personas con discapacidad sino para personas con reducción en su movilidad...adultos mayores, niños pequeños, gente con chango de las compras... si estas cosas estuvieran en buen estado sería una comodidad para todos y una necesidad satisfecha para algunas personas”.


Para complementar la recuperación de espacios, las arquitectas han desarrollado un “A upa kit”, quisiéramos a futuro que cada persona pueda colgarse una mochila desde a que pueda desplegar un dispositivo para acomodarse para amamantar o desplegarlo para cambiar un pañal. Es unisex y tenemos 4 o 5 distintos prototipos, no los hicimos en serie aún, porque en esta etapa los vamos a probar con sus usuarios. Nos imaginamos que puede ser algo que se reparta en los Centros de Desarrollo Infantil. Estuvimos entrevistando a las madres de los CDI, y ese cúmulo de información nos sirvió mucho para el proyecto”


Mansilla cuenta que “Hemos estado trabajando con algunos grupos territoriales haciendo al investigación y poniendo a prueba los prototipos. Hemos hecho dos intervenciones con elementos fácilmente transportables para el juego: en el sifón, en el edificio del 911 en los festejos del de niños, 200 chicos circulando escuchamos, hablamos, trabajamos con los chicos. Es lo que nos emocionan. La otra fue en la sala de espera del hospital Avellaneda. Lo mejor fue que había dos niñas que esperaban ser atendidas y después de jugar una hora no entraron a la consulta...fue muy emocionante sentir que se habían mejorado a través de un juego en la sala de espera”.


Experiencias innovadoras inclusivas


En nuestro país hay algunas muestras de la misma búsqueda que expresan los proyectos de Verónica y María. Rosario está declarada “ciudad de los niños” por cómo se gestionan algunas política. Los niños participan en decisiones. Mansilla explica que allí “Se está pensando desde la lógica del cuidado y la perspectiva de género. Es hablar de que si el mayor porcentaje de personas que cuidan son mujeres hay que escuchar su voz y traducir eso en organización urbana”.


En Suecia hay una experiencia en la que un municipio invirtió el orden de la recolección de nieve para facilitar a las mujeres las tareas de cuidado que realizan a la mañana. Si antes se recolectaba primero en las zonas fabriles (donde trabajan los hombres) se pasó a recolectar primero en las zonas residenciales para facilitar la circulación de las mujeres y los niños. El caso ha sido documentado en un video que Mansilla usa en sus talleres: “Lo estuve trabajando en el Sindicato de Amas de Casa. Hay que hacerles ver a las mujeres que esas cosas que ellas hacen cotidianamente podrían ser más fáciles si la ciudad les facilitara las cosas. Se modificaría la vida de las personas que se encargan del cuidado. También a los adultos mayores que hay que acompañar, y el tema de seguridad”.


En cuanto a propuestas concretas, las arquitectas destacan intervenciones como que los colectivos se detengan cuando la mujer toque el timbre donde sea, sin necesidad de llegar a la parada. “Esto es para que no tengan que caminar 2 o 3 cuadras hasta sus casas en la oscuridad”, explican.


Ciudad de autos y no de gente


María Lombana destaca que “Entre los índices de calidad de vida de las ciudades uno tiene que ver con la presencia de niños en al calle: a mayor cantidad de niños usando la ciudad se entiende que es una ciudad con mejor calidad de vida para todos sus habitantes. Franceso Tonucci es un referente en ese tema”.


Al respecto, reconocen que hay una nostalgia de cuando los niños podían jugar en la calle…y no dudan en afirmar que “la llegada del automóvil ha disparado que empecemos a meter los niños en la casa, que no crucen la calle, que no estén en la vereda. Vivimos en una ciudad más diseñada para los autos que para la gente. El espacio que nos queda a los peatones es el que no usan los autos”


Verónica Mansilla cuenta que participó recientemente en el primer Encuentro Latinoamericano de activistas que trabajan en temas de movilidad peatonal, en Medellín, Colombia: “Es una ciudad increíble. No es más rica que la nuestra, pero han invertido en movilidad: tiene metro, teleférico que cruza montañas, en términos de movilidad es mas difícil que nuestra ciudad plana, y me impresionó charlar con la gente y que digan que esas intervenciones les han dignificado su día a día en tiempo y forma en unos quince años, no más la ciudad se transformó completamente”.


El ejemplo clásico de rediseño de ciudades es Amsterdam, la capital de Holanda. Allí se incorporó la bicicleta como medio de transporte principal, con un sistema de bicisendas y estacionamientos que convierten a los autos en rarezas. Lombana lo grafica: “En Amsterdam casi es peligroso ser peatón. Las bicicletas copan la ciudad”. Y agrega que “Comparado con otras problemáticas puede parecer tonto o pequeño, pero justamente hay que trabajar en infancia y en espacio público porque los niños serán los nuevos líderes y tenemos que lograr que vivan lo más felices que puedan”.


Interlocutores necesarios


En cuanto a la posibilidad de que estas ideas se transformen en proyectos apoyados por el Estado y empresarios, Lombana explica que “Recorriendo despachos oficiales hemos encontrado por suerte muchísima acogida e interés en este tema, no creíamos que nos fuese tan bien pero se abrieron muchas puertas y posibilidades con la Provincia y la Municipalidad y hasta con la Cámara de Construcción Privada; jamas hubiéramos imaginado...uno creería que es el interés contrario pero no...nos sorprendió”.


Al respecto Verónica Mansilla agrega: “Estamos por usar un terreno que ha sido demolido y en el que todavía no van a construir, frente a la plaza San Martín. Vamos a instalar una plaza temporal por al menos dos semanas, con vegetación, pallets. Es un empresario privado que nos cede un espacio. Pensábamos empezar con plazas abandonadas pero que un privado abra las puertas nos pareció alentador”. Y Lombana sintetiza: “Es negocio para todos. Gana la empresa porque está haciendo una obra de interés social; ganamos nosotros, ganan los niños...el gran negocio es una ciudad saludable o al menos más amable”.

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