El carnaval, una tradición milenaria que no deja de sorprender
¿Alguna vez jugaste al carnaval o fuiste a alguno? Seguramente has visto por televisión, o por las calles de la ciudad, las distintas comparsas que se reúnen para celebrar esta tradición que tiene miles de años.
Música, baile, colores, plumas, agua y espuma, son algunos de los rasgos que se hacen presentes en esta época. Durante los meses de verano, las calles de las ciudades se visten de fiesta para festejar esta tradicional celebración que se lleva a cabo en distintos puntos de la Argentina.
Algunos afirman que su origen se remonta en la antigua Sumeria, hace más de cinco mil años. La celebración del carnaval está muy ligada a la religión católica y al comienzo de la cuaresma, ya que se festeja previo el inicio del miércoles de ceniza.
De ahí el significado de su nombre: proviene del latín medieval "carnelevarium", que quiere decir “quitar la carne”; ya que el carnaval era la fiesta en la que se disfrutaba por última vez de la carne antes de pasar a la meditación del espíritu. Con el paso del tiempo, la celebración y sus formas fueron cambiando e incorporando nuevos estilos según el país y la región. En Argentina existen distintos carnavales, cada uno con su particularidad y estilo propio, que han ido adoptando elementos de otros países y costumbres de los pueblos aborígenes.
Carnaval Porteño con bombos y platillos
Durante algunos años, las murgas y el festejo del carnaval estuvieron prohibidos. Desde 2010, se reincorporaron los dos días de carnaval como feriados nacionales.
En la ciudad de Buenos Aires, las comparsas llenan las calles de coloridos trajes, pasos de baile y el sonido clásico del bombo con platillos que recorren los barrios porteños. Declaradas Patrimonio Cultural de la Ciudad de Buenos Aires en 1997, lo que distingue a la murga porteña de otras es, además de su vestimenta (levita, guantes, galera y bastón), el bombo con platillos y los distintos ritmos, tradicionales que se utilizan para diferenciar cada barrio.
Cada murga se diferencia con un color y un nombre que hace referencia al barrio que representan. Muchas de ellas, se preparan durante todo el año y reúnen a varias generaciones de una misma familia. 34 corsos en los que se desplegarán más de 15.000 artistas populares en 120 murgas. Los festejos porteños suelen convocar año a año, a más de un millón de vecinos de los distintos barrios, miles de familias y jóvenes que a medida que transcurre el desfile, se divierten jugando al carnaval con espuma.
El Carnaval litoraleño es glamour, plumas y brillo
En las provincias del noroeste de nuestro país, como Entre Ríos, Corrientes, Misiones, Chaco y Formosa, se caracterizan por celebrar sus carnavales con plumas, brillos, disfraces y fiestas en la calle.
Corrientes es conocida como la capital nacional del carnaval, y no es para menos, el despliegue de sus comparsas y agrupaciones musicales puestas de teatro-danza de gran jerarquía. Cada integrante confecciona su propio traje, bajo las directivas de un jefe de grupo y con instrucciones precisas de la comparsa. Cada traje es único: se borda, se pega, se pinta y se modela traje por traje.
Los talleres en los que se realizan las estructuras de espaldares, tocados y elementos, se convirtieron en un modelo para el país en los más altos niveles del teatro musical y de revista.
Los protagonistas de este carnaval son las tres grandes comparsas: Ara Berá, Sapucay y Arandú Belheza, la más joven; y las agrupaciones que hasta ahora son siete: Samba Show; Samba total; Imperio Bahiano; Emperatriz; Sambanda; Kamandukaia y Académicos.
Las agrupaciones entonan en las noches de Carnaval temas musicales de diferente índole y un tema de creación propia, conocido como Samba de Enredo. Algo que es para destacar, es el hecho de que cada participante de las agrupaciones y las comparsas son amateurs, amantes del carnaval. Algunos afirman que una de las características más diferenciadoras el carnaval correntino es el “Show de comparsa”, una puesta en escena teatral de cada una de las temáticas elegidas por las comparsas para desfilar, todos los jueves previos a los desfiles.
Las comparsas y las agrupaciones musicales en sus categorías respectivas, son juzgadas por un jurado de personalidades destacadas de otras partes del país que cambia cada fin de semana y la última noche da su veredicto final. Cuando se habla de competencia, uno imagina un gran premio, pero en el caso de los comparseros, el premio mayor que aspiran es el de haber sido elegidos como los mejores tanto por el jurado como por el público.
Uno de los más carnavales más concurridos en todo el país es el de Gualeguaychú, en la provincia de Entre Ríos. Es conocido como “El carnaval del país”, que año a año, recibe a más de 40000 visitantes de diferentes puntos del país.
Durante el año las comparsas de Gualeguyachú trabajan en sus vestuarios, carrosas y coreografía para después desfilar en las noches de carnaval. Los desfiles se realizan en el Corsódromo de la ciudad, el primero de la Argentina inaugurado en 1997. Este año, desfilarán las comparsas Kamarr, O'Bahía y Papelitos, que mostrarán la calidad de sus vestuarios y el gran despliegue de sus carrozas. Es el festejo de mayor duración, porque comienza los primeros días de enero hasta el primer fin de semana de marzo.
El Carnaval Norteño y el espíritu de la Pachamama
Nuestro país es tan extenso como las distintas culturas que habitan en él. En el noroeste argentino la celebración del carnaval, está relacionada al agradecimiento a la Pachamama (la madre tierra) por todo lo brindado y es a ella a la que se le brinda una fiesta en homenaje a lo que se sembró y durante finales de febrero se cosecha.
En la provincia de Jujuy, el carnaval se festeja de diferentes maneras según la región de la provincia.
En la puna y en la Quebrada se celebra el entierro y desentierro del Pujllay, un muñeco que representa la figura el diablo, como símbolo de la diversión y lo permitido durante el carnaval.
Todo empieza el sábado anterior al fin de semana de carnaval, cuando los grupos de comparsas llegan a las laderas de los cerros que rodean los pueblos para desenterrar al “diablo”, que fue enterrado en el carnaval del año anterior. Una vez desenterrado, se tiran bombas de estruendo y la comparsa (donde muchos están disfrazados de diablo) comienza a descender a los pueblos bailando al ritmo de músicas tradicionales como el carnavalito jujeño. Van parando en los mojones de las casas, en los que se les ofrecen comida y bebida a sus integrantes. El domingo de Carnaval, después de varios días de baile y festejo, la celebración termina con el entierro del diablo. Las comparsas vuelven a las laderas de los cerros, al mismo lugar donde empezó el festejo y se entierra al muñeco con ofrendas (cigarrillos, hojas de coca, alcohol).
Mientras tanto, en la zona conocida como la Yunga, que abarca a Jujuy y Salta, viven el carnaval en dos festejos muy distintos: el “Arete Guazú” de raíces guaraníes y los tradicionales “Corsos de Carnaval”.
En Tucumán, para celebrar la llegada del carnaval, se realiza en la localidad de Amaicha del Vale, “La Fiesta Nacional de la Pachamama”. Durante los días de carnaval, se lleva a cabo una verdadera
fiesta popular en la plaza principal. Todo comienza el jueves anterior al carnaval, con el topamiento de comadres, un encuentro de copleras del lugar que se reúnen a celebrar la cosecha que la madre tierra brindó, jugando al carnaval con papel picado, harina y agua; cantando a la tierra para agradecerle todo lo que brindó.
La característica que la diferencia de los otros festejos, es que el último día de carnaval se elige entre las mujeres más ancianas del lugar a la Pachamama, la que será considerada la mujer más sabia del lugar por el pueblo. También son elegidos el Yastay -padre de los animales-, el Pujllay -el Diablo- y la Ñusta, una joven que representa los frutos de la tierra.
La Chaya es el carnaval de la provincia de La Rioja. Cuenta la leyenda, que una niña aborigen muy bella llamada Chaya se enamora profundamente de Pujllay, un joven príncipe un tanto alegre y juguetón. Chaya al comprobar que su amor era imposible, y dolida de tristeza, toma una determinación extrema: camina incansablemente sin rumbo hasta internarse y desaparecer en la montaña convirtiéndose en nube.
De allí que la tradición popular la llamó Chaya a las gotas de rocío, representando en ella también, la eterna búsqueda del agua, un elemento muy escaso en la vida y el desarrollo de La Rioja.
Tiempo de juntadas de amigos, por las calles se escuchan vidalas ejecutadas con la caja chayera, bombo, guitarra, empanadas y el infaltable vinito riojano. Durante la siesta, llega el juego con el agua:
“los changos” y las “chinitas” juegan al carnaval y alguno que otro poco de harina, tirado especialmente a la cara, como para formar una máscara para no ser reconocido por la diosa chaya. Es infaltable el ramito de albahaca detrás de la oreja, tanto como la coronación de la comadre y el compadre, hasta finalizar el miércoles de ceniza con el entierro de Pujllay, hasta el año que viene.
Los carnavales en el mundo
Los carnavales más famosos de otros lugares del mundo son los de Río de Janeiro; Venecia; Oruro (Bolivia); Niza (Francia) y Colonia (Uruguay), Barranquilla (Colombia), Nueva Orleans (EEUU).
¿Te prendés en un desafío?
Preguntales a tus abuelos, papás o tíos cómo celebraban ellos el carnaval cuando eran chicos. ¿Qué se hacía?, ¿cuáles eran las costumbres en esa época? y ¿qué era lo que más los divertía?