Entrar a primer grado es como aprender a caminar de nuevo
Empezar primer grado es un cambio muy importante tanto para los chicos como para los padres. Aparecen objetos nuevos que simbolizan una etapa nueva: el cuaderno, cartuchera y el guardapolvo o el uniforme son diferentes a los que usaban en el Jardín. Aparecen rutinas vinculada a esos objetos, la tarea, el aprender contenidos más complejos, el cuaderno
de lengua separado del de francés, y el de ciencias naturales identificado con pegatinas de flores y pájaros. El tener horarios y hacerse amigos del orden.
Primer grado es un salto hacia otra vida en muchos aspectos, los chicos y chicas socializan con más autonomía y de a poco van construyendo nuevos temas de conversación, nuevos imaginarios en función de vínculos que ya no son tan fácilmente controlados con los padres y el ingreso a la escuela en algún punto es también un modo de abrirse camino al espacio público de una manera acelerada.
El ingreso a primer grado es el punto de partida de una larga negociación entre educación familiar y educación escolarizada que va a implicar un aprendizaje para los mismos niños, pero también para los adultos de su entorno que se transforman en protagonistas. Los adultos eligen la escuela y ahí empieza una película sin guion definido. ¿Cómo elegimos los papás la escuela del primer grado de nuestros hijos?, ¿con qué criterios en un mundo que cada vez más presenta a las opciones privadas como refugios ante la decadencia de lo público?.
Romina Álvaro es trabajadora social y docente de la carrera en Filosofía, “junto con Hugo tenemos dos hijas Juliana de 9 y Victoria de 6 años. La más pequeña Victoria cursará 1 er grado en la Escuela Normal. Para nosotros es increíble que Vic pase a 1. Nos recuerda que el tiempo pasa y las pequeñas crecen y comienzan a transitar su independencia. Nuestra premisa siempre fue que nuestras hijas asistan a una escuela pública. Nosotros somos hijos de la educación pública y queremos que ellas vivan la experiencia. Por otra parte, la elección de la escuela está relacionada a los afectos, nosotros somos egresados de la Normal”.
Catalina es hija de Vero Ale y ya pasó a segundo grado, la mamá recuerda que el año pasado el ingreso a primero se vivió de un modo especial, “fue un momento importante para nuestra familia, con nuevas obligaciones, nuevas reglas, sentir el desafío de poder acompañar a nuestra hija, teniendo en cuenta las historias previas, buenas y malas de personas que te rodean llenándote de consejos y sugerencias para encarar la nueva etapa. Los consejos de las maestras fueron fundamentales para no generar presiones innecesarias, establecer horarios de estudio, y hacer un buen acompañamiento”.
Pública, privada o pedagogía alternativa
¿Con qué criterios una familia elige la escuela?, ¿en qué piensa una familia a la hora de decidir la escuela primaria de su hijo?
“Elegimos el colegio porque está en la ciudad donde vivimos, por recomendaciones y por haber tenido una muy buena experiencia en jardín, los valores que predominaron coincidan con lo que creíamos mejor para la educación de nuestra hija” nos contó Verónica. Por su parte Romina expresó que “nuestra premisa siempre fue que nuestras hijas asistan a una escuela pública. Nosotros somos hijos de la educación pública y queremos que ellas vivan la experiencia. Por otra parte, la elección de la escuela está relacionada a los afectos, nosotros somos egresados de la Normal”.
Bárbara Tarcic, guionista, docente universitaria y mamá de Teo, contó cómo están viviendo la previa en su casa “Estamos muy emocionados. Preparando sus cuadernos, cartucheras con pastas, etc. Nuestro pequeño irá -igual que en el jardín- a una escuela con pedagogía Waldorf y nosotros estamos ansiosos pero confiados en descubrir junto a él de qué se trata esta experiencia. Teo me preguntó: ¿“Qué voy a poder hacer cuando sepa leer”? Me salió decirle: “se te va abrir un mundo”. Creo que no lo entendió, pero quedó esa frase ahí. Supongo que se llenará de sentido en un tiempo”. Y agregó que “Elegimos esta propuesta desde fines de 2016 buscando una alternativa a la educación tradicional. Pensando en la posibilidad de que nuestros hijos pudieran atravesar la escolaridad con dinámicas distintas a las que experimentamos nosotros mismos y nuestros hijos mayores, que ya están en la secundaria. Sobre todo con la esperanza de que los más pequeños no pierdan el entusiasmo por el saber, que no pierdan la curiosidad con el transcurso del tiempo. Estamos en eso, experimentando pero con una mirada crítica, atenta al bienestar de ellos, más que nada”, contó Bárbara.
La pedagogía Waldorf pregona el ejercicio de la voluntad y la autonomía de los pequeños, atravesada por el arte. La voluntad actúa como motor y cómo conducto emotivo que vincula al niño con la actividad artística. El salto a la nueva etapa de vida que coincide con el ingreso a a primer grado se puede manifestar de múltiples maneras, “Lo vemos reflejado en pequeños actos cotidianos: desde que Teo decide hacerse cargo, a sus 6 años, de cocinar para toda la familia, como tener en claro lo que le gusta y lo que no le gusta. También se volvió muy independiente, aunque sin perder el trato tan dulce y cariñoso que lo caracteriza. Estamos aprendiendo a la par y lo que vemos en él nos entusiasma y nos tranquiliza”, compartió Bárbara.
Romina en el mismo sentido agregó que “más allá de lo académico, esperamos que la escuela pueda formar en la diversidad de una manera integral. Vivir esa experiencia desde la niñez, te permite transitar de manera distinta otras etapas de la vida. En el caso de Victoria, está ansiosa por comenzar algo nuevo, opina de muchos temas con sus fundamentos, expresa con claridad lo que le gusta. Y también tiene temor a dejar su jardín”.
Según la psicóloga Claudia Sánchez, quien desde hace más de 15 años trabaja con dispositivos de clínica individual y familiar “tener un hijo que empieza primer grado es un hito importante tanto para el niño como para los adultos significativos que lo acompañan. Se trata del inicio de un proceso en dónde la escuela se posicionará no sólo como un espacio de oportunidades sino de acceso al saber, como un espacio de socialización qué le permitirá el intercambio entre pares y sobre todo es una etapa en que el niño comienza a lograr una autonomía y una identidad ante la vida. Muchos aspectos de su subjetividad se van constituyendo a partir de este hito, rasgos qué irán guiando sus pasos y le permitirán circular por el mundo del conocimiento y darle un propio sentido a la vida”.
Los cambios que nos van mostrando los locos bajitos
Ese tránsito a un mundo nuevo no es algo que se vive de manera intempestiva, hay señales de crecimiento y de asunción de una nueva vivencia que los niños comparten en familia antes, incluso de comenzar a ponerse guardapolvo, uniforme o la ropa reservada para el cole. ¿En qué cosas notaste que tu hija estaba dando un salto del jardín a la primaria? Le consultamos a Verónica que ya cuenta esa integración como un éxito del año pasado porque tiene una hija que está comenzando segundo grado. “En mi hija lo veo en muchos aspectos, en la adquisición de hábitos, nuevos conocimientos, alegría por aprender a leer. También en adquirir nuevas responsabilidades, preparar la mochila, terminar la tarea a pesar de las pocas ganas de hacerlo”.
Bárbara a su vez contó que las señales de cambio las nota “¡En que se le han caído todos los dientes! También está muy interesado en hacer cuentas. Lo estamos experimentando en la cocina, hacemos cálculos con las recetas, por ejemplo. También empezó a mostrar interés en las letras y el abecedario. Le entusiasman los experimentos y dice que quiere ser detective y científico”.
La psicóloga Claudia Sánchez destacó que la escuela va a aportar elementos valiosos para “el fortalecimiento del propio ser del niño para que aprenda a fortalecer su identidad para que pueda convivir con otros, para que el niño sienta que la diversidad es lo que nos da carácter, para que sienta que la libertad es un valor y sobre todo el encuentro con otros en dónde se configura el derecho. Porque el derecho propio comienza y termina dónde comienza el derecho de los demás, entonces más qué aprender es una edad que posibilita nuevos mundos, que el niño tenga la motivación y la curiosidad es suficiente para desear ser como ese ideal que la escuela le ofrece”.
La Familia en la escuela, parte de lo que se viene
Acompañar a los hijos en su aprendizaje, interesarnos por la escuela, preguntarles si tienen tarea, llevarlos a horario, alentarlos en sus avances, invitarlos a mejorar y a esforzarse, son algunas de las actitudes fundamentales que los padres deberíamos tener en cuenta. Y cuidar sus espacios de descanso y juego debe ser otra prioridad para que la experiencia del primer grado sea positiva y siente las bases de una buena relación entre el niño y la escuela.
Nosotros somos participativos en las actividades que propone el colegio, creemos que es importante acompañar a nuestra hija, en la medida en que como madres/padres no obstaculicemos con críticas e intervenciones innecesarias las actividades propuestas desde la escuela. Transmitiendo esto a nuestra hija. Cuando notamos que nuestra presencia en el colegio la alegraba, en la medida de lo posible siempre intentamos estar”, expresó Verónica plasmando una concepción cuidadosa de la participación y el involucramiento de la familia en un proceso que aunque los interpela no deja de ser parte de la experiencia que le corresponde a su hijo.
En el mismo sentido Romina dijo que “los padres debemos participar acompañando a los hijos, pero sin invadir, sólo estar atentos. Es difícil lograr el equilibrio pero hay que intentar. Espero que sean felices en esta etapa, que puedan construir buenos recuerdos de su paso por la escuela. En definitiva es lo que perdura a lo largo de la vida, al menos para mí”.
Dafne Blis, profesora de Psicología de la Escuela de Comercio 1 y especialista en temas vinculados a educación de niños/as y adolescente dejó un desafío familiar en la etapa que se abre “lo más importante para los padres es entender que ellos ya fueron a la escuela. Ahora es el momento de sus hijos. Acompañarlos, no hacer la tarea por ellos. Ayudar a armar la mochila. No armarla sin ellos. El cuaderno del niño debe dar cuenta de sus avances de sus puntos de obstáculos. Deben contar su historia. No ser inmaculados con miles de hojas arrancadas”.
Bárbara fue más allá y contó que “en la escuela Los Farolitos no se puede solamente cumplir con las formalidades. Es una escuela autogestionada por padres, madres y maestros entonces estamos permanentemente trabajando para sustentar el proyecto. Diría que ocupa un 40% de mis ocupaciones. Es por eso que este espacio no es para cualquiera. Requiere de un esfuerzo extra que sí, es agotador, porque se suma a los trabajos rentados. Sin embargo la devolución que vemos a través de nuestros hijos es tan significativa, que vale la pena el esfuerzo”. Se trata de un proyecto educativo que no solo involucra al niño sino a toda la familia. La interpelación no es individual sino también colectiva.
Aparición de angustia y temores
Primer grado aparece para el grupo familiar como una novedad y en los propios niños representa una carga de ansiedad que va en aumento a medida que se acerca el primer día de clases: es muy común que los chicos lo expresen directamente, que estén muy excitados, que les cueste conciliar el sueño o que estén irritables.
Ante estas situaciones -y aunque no haya ninguna manifestación, que también es una señal de preocupación por el tema- es fundamental que los padres abran la puerta al diálogo, que junto con los abuelos se recuerden anécdotas y se miren fotos de cuando los papás empezaron la escuela y que se converse sobre todos los miedos que les puedan surgir a los chicos.
Según la psicóloga Sánchez si nos preguntamos “Cómo repercute en la familia en términos de organización, costumbres, tarea, rutina obviamente que la familia va a tener que planificar, va a tener que reorganizar sus tiempos, va a tener que distribuir roles para acompañar al niño tanto en el ingreso como en el egreso del horario escolar como también la realización de las tareas pero a organizarlo de manera tal que no sea algo que genere estrés, sino que sea algo placentero y algo deseado porque ese acompañamiento qué hacemos al niño también nos da un lugar diferencial como adultos significativos. De otro modo la escuela aparece como un lugar en donde muchas veces se aloja al niño para mantenerlo lejos de la casa Y eso es muy diferente”.
También explicó que el comienzo de esta etapa escolar al niño puede llegar a moverlo emocionalmente, provocándole angustia y temores. Sánchéz apuntaló el rol de otro adulto significativo “el docente es clave. Tiene un rol como mediador en el acceso al conocimiento que es importantísimo. Porque es el que le va a permitir al niño mantener la curiosidad, el disfrute en conocer cosas nuevas, construir una historia, encontrarse con desconocidos. La integración al primer grado el niño tiene que poder hacerla no como meta de ejecución, es decir, donde se hace algo porque es lo que los otros esperan, sino que lo hace por propia motivación y de la mejor manera posible.El niño debe comenzar a acceder al mundo del conocimiento con sus propios ritmos, con sus propios modos, pautas y maduración, cimentando que va a poder y cada vez más. Eso es muy diferente a cuando de pronto el acceso al conocimiento está mediado por metas de cumplimiento. Sino él llega exigido y se comienza a poner números y se rótula el niño como niño que tiene buenas notas y el que no tiene buenas notas al que se considera niño problema”.
Según Dafne “Un niño al entrar a primer grado ya debería tener la posibilidad de tolerar la frustración. Ya no puede hacer lo que quiere cuando quiere. Deberá cumplir horarios tareas, debe reconocer y respetar a la autoridad. Debe saber que en la escuela hay normas y debe poder cumplirlas y ubicar al docente en un lugar de autoridad y no de par. El niño en esta etapa es muy curioso y tiene mucha necesidad de aprender y saber el porqué de todo”.
Las expectativas en relación a la escuela se construyen de manera responsable
En ese cruce entre esperanzas y temores la escuela se va instalando en la vida cotidiana de las familias y de a poco se va naturalizando su presencia y todo lo bueno y no tanto que genera en los niños. Los aprendizajes, los lenguajes de las conversaciones escolares, los temas propios de la vida escolar en sus primeros tramos, y también los nuevos vínculos que pronto comienzan a copar los relatos delos niños y las anécdotas que lleva y trae. La presencia de la escuela se hace ineludible y la reflexión sobre qué pueden y deben esperar los adultos ante esta prioritaria llegada también. Dafne expresó que “la escuela debe ser un lugar donde el niño vaya contento. Donde encuentre a sus amigos. Donde aprenda a compartir, y le permita al conocer la lectoescritura “Ampliar su universo”.
Y agregó algunas precauciones “muchas veces hay dificultades que hacen que ir a la escuela sea una tortura. Dificultades para aceptar las normas. Problemas para relacionarse. Entre otras razones. Es importante estar atento. Un niño debe ir y volver contento de la escuela. Si esto no es así hay que acercarse y hablar con la maestra para descubrir el problema y ver soluciones. El niño debe tener amigos en la escuela y nombrarlos en casa. Si está sólo en el recreo debemos preocuparnos”.
Sabemos que hoy en día el acoso escolar, la violencia entre pares, son fenómenos que se dan desde la edad temprana. Cuando esto ocurre los niños tienden a aislarse, y comienzan a verse situaciones en las que el niño llora porque no quiere ir a la escuela, “un niño qué nos dice que la seño le grita, que ve compañeritos y se asusta, un niño que comienza a tener modificaciones en el vocabulario que no se está dando cuenta que hay una sobre estimulación en algún lugar, o a que hay algo que ya aparece y que nosotros no sólo no instalamos, sino que no hace bien a la familia, es un indicador de que con ese niño Tenemos que hablar en forma urgente. Para restituir el bienestar de ese niño tenemos que pedir ayuda con un profesional, para tratar de fortalecer el lazo. Un niño que crece es un niño feliz” acompañó Sánchez, quien además sugirió algunas especulaciones acerca de lo que es aceptable pedirle a la escuela “los chicos van a acceder a nuevos conocimientos, pero también van a comenzar a reflexionar en actitudes y valores. La escuela es un espacio que también permite crecer en ejercicio de derechos, en construcción de ciudadanía, la escuela aparece en nuestras vidas como un espacio de oportunidades para fortalecer o a veces instalar potencialidades que quizás en la casa no estaban siendo saldadas. ¿Qué quiere decir esto? que el niño puede aprovechar la escuela para aprender a fortalecer su identidad para favorecer la convivencia con otros niños. El niño debe tener la posibilidad de sentir que cuando convive en diversidad pasa a sentir la libertad como valor. Un aprendizaje a esperar es el que surge del encuentro con otros y que transmite dónde el derecho propio comienza y termina dónde comienza el derecho de los demás”.
En cuanto a conocimientos significativos Sánchez valoró la posibilidad de “Comenzar a trabajar perspectivas de género en la escuela desde primer grado y antes, ver contenidos de educación sexual integral, trabajar la diversidad, la interculturalidad, trabajar el ejercicio de derecho, el derecho a la educación, es más que necesario y sabemos que la escuela nos educa para la vida y la vida está atravesada por todos estos ideales, estos valores que nos permite crecer cómo humanidad. A veces en el hogar estos temas no son tratados. Por eso la escuela aparece como un lugar donde no sólo se pueden ampliar derechos, sino también restituirlos, además de fortalecerlos y muchas veces ejercer derechos que de otra manera. Sin la escuela muchas de estas cuestiones no se darían así”.
Sobre los contenidos escolares en primer grado
ATENTOS
Una vez iniciado el ciclo escolar es conveniente aprovechar las reuniones de padres y el cuaderno de comunicaciones, así como pedir una entrevista con la maestra para poder ir siguiendo de cerca al pequeño.
¿Qué van a aprender los chicos?
Durante primer grado los chicos participan de situaciones en las que se busca que exploren y puedan utilizar conocimientos de cuatro áreas básicas:
Matemática
Cómo se nombran y cómo se escriben los números de una, dos y más cifras.
Procedimientos para resolver problemas.
Cálculos exactos y aproximados mentalmente y por escrito.
Semejanzas y diferencias de las figuras y los cuerpos geométricos
El calendario
Distintas unidades de medida
Lengua
Participan en conversaciones
Escuchan y comprenden distintos tipos de textos
Escuchan y cuentan anécdotas personales
Conozcan las diferencias entre los distintos tipos de textos (cuentos, diccionarios, revistas, etc.).
Lean y escriban palabras y oraciones sencillas y que puedan ser comprendidas por otros.
Ciencias Sociales
Elementos naturales y elementos construidos por el hombre.
Características de las zonas rurales y urbanas.
La vida cotidiana en otras épocas.
Las instituciones y organizaciones que son necesarias para la vida en común (escuelas, hospitales, etc.).
Ciencias Naturales
Cómo se agrupan los seres vivos según sus diferentes características
Las acciones que fomentan la vida sana.
Los elementos del ambiente que se pueden observar y se llaman "paisaje".
Las acciones mecánicas que pueden modificar la forma de los objetos.
La variedad de materiales que existen y sus diferentes propiedades.