Ana Carrera: “El programa Abrigar está atendiendo más casos este año”
Ana Carrera es trabajadora social y Subsecretaria de Niñez, Adolescencia y familia de la provincia de Tucumán. Entre otras cuestiones sociales, el área se ocupa de la atención de personas en situación de calle. Con el invierno se agudiza la preocupación por el tema. Desde Lejos de Zaiman conversamos con la funcionaria para comprender la problemática y conocer las políticas que se llevan adelante.
¿Quiénes están en situación de calle hoy?
Es un tema que se pone en la agenda por la situación que estamos atravesando con la crisis económica, y tenemos diferentes estrategias de intervención. Tenemos por un lado personas que trabajan y están gran parte del día en la calle pero que no están en situación de calle, por ejemplo cuidando autos; y tenemos una población que sí está en situación de calle que trabaja, transita y duerme en la calle. Esa población es absolutamente heterogénea, incluye personas con algún tipo de consumo, un porcentaje más alto de varones que de mujeres, con un aumento paulatino de mujeres en esta situación, por ahí con alguna patología psiquiátrica, que desbordan los vínculos o contextos familiares y terminan siendo expulsadas.
En esta heterogeneidad de los últimos tiempos estamos encontrando personas que por no tener un ingreso o tener uno que hoy solo les está cubriendo lo alimentario, y no están pudiendo pagar la pensión o el hospedaje que estaban pagando, también situaciones de enfermedad que genera que la economía familiar tenga un desbalance y es por ahí cuando encontramos personas que por primera vez están transitando la situación de calle. Son personas solas, familias, familias con niñxs, mujeres solas, personas que vienen trasladándose solas y que por la situación que fuese terminan quedándose en alguna provincia.
La población se ha ido heterogeneizando, con la cual las estrategias que se han ido implementando, también se tienen que diversificar. En algunos casos es muy difícil el abordaje, sostener una situación de albergue, de parador que es lo que ofrecemos.
¿Cuántas personas integran este grupo aproximadamente?
El año pasado el Abrigar, atendió a 150 personas en esta situación. En lo que va del año, estamos con 90 personas abordadas, con lo cual hay claramente un aumento.
¿Que significa en términos de derechos vulnerados para esas personas estar en esta situación de calle? ¿?
Tenemos dos situaciones, el que se quedó en situación de calle por una situación económica o de expulsión de la familia, claramente no lo ha elegido; y por otro lado un tema más complejo es el de quien está en situación de calle pero le cuesta o no quiere aceptar ciertas pautas y ciertas condiciones para poder estar en un albergue, o un alojamiento. No todas las situaciones son iguales.
¿Cómo se trabaja con quienes no quieren acercarse a los albergues?
Como Estado creamos el programa Abrigar; no se trata de “levantar y trasladar” gente hacia un lugar, sino trabajar con opciones para la otra persona. A veces su opción es mantener el espacio en el que está, a veces a uno le cuesta entenderlo pero cuando uno tiene una parada, una esquina, un techito “conquistado” es como el espacio donde se sienten pertenecientes. Tenemos muchas personas en situación de calle, por ahí la zona del parque hay personas que tienen sus animales, y en los espacios donde se los puede albergar no se reciben animales, entonces entre abandonar el animal o quedar en situación de calle, la opción es quedar en situación de calle. De ahí lo que hacemos es la asistencia, tratar de no vulnerar el derecho a elegir. En esta cuestión se juega la autonomía de las personas, sobre todo cuando estamos hablando de personas mayores de edad.
¿Qué requisitos tiene los albergues?
Los paradores tienen como condición acceder sin consumo, ni de alcohol no de ninguna sustancia. Sabemos que la adicción es una enfermedad, que no siempre se puede manejar, y ciertos tratamientos y ciertas cuestiones que tienen que ver con el estar en situación de calle hace que eso sea menos manejable, entonces también tenemos el ocasional de fin de semana, que no puede volver a su casa por las condiciones en la que está y no acepta el albergue.
¿Como se sigue trabajando con las personas que no aceptan las condiciones del refugio o parador?
Se hace un trabajo, depende las edades, tenemos las diferentes direcciones: la Dirección de Discapacidad, Juventud y Adultos mayores; en Niñez hay otro tipo de intervención. Lo que estamos tratando de hacer es re vincularlos con la familias. Hay personas que durante algunos meses tratan de mantener esa revinculación pero después quizás por la dinámica misma de la familia vuelven a esta situación de vivir de nuevo en la calle, con pares. Se generan grupos. Incluso advertimos que hay nuevos empleos, por ejemplo quedarse a dormir en la calle a cuidar autos que se estacionan afuera, o gente que duerme en la puerta de Anses haciendo colas por turnos ara otras personas que les pagan.
¿Las personas que trabajan en la calle como intervienen cuando hay niños involucrados?
Es muy complejo, hemos implementado el retiro de los niños de las familias. Trabajamos generalmente con un apoyo a las familias para que no tengan que estar con los niños/as. Tenemos varios casos emblemáticos que están judicializados. Vamos trabajando la entrada a instituciones a chicos que entran en las instituciones. Tenemos historia de estos chicos que ingresan y en caso de los adolescentes, las instituciones que los albergan son de puertas abiertas, por lo que los chicos egresan e ingresan, a veces en función de algún consumo, tratamos que vayan adhiriéndose a algún tratamiento. Tenemos una cuestión que tiene que ver una autonomía, también una ley de salud mental, que plantea que haya una decisión voluntaria de hacer un tratamiento, en relación con el tema de adicción.
Tiene varias aristas y complejidades, en el caso de los niños, somos mucho menos tolerantes, nosotros trabajamos con las familias , tratamos de hablar con ellas de que esto no pase y si pasa que no lo pongan en riesgo a los chicos.
¿Trabajan con alguna organización civil que trata esta temática, desde una forma más voluntarista tal vez?
Este año estamos trabajando absolutamente articulados con varias organizaciones que si bien no tienen una estructura formal, ofrecen una comida caliente durante gran parte de la semana. En ese sentido hemos logrado articular, por un lado lo que es la ayuda de materiales, para que ellos sigan sosteniendo la comida, ellos también recibían donaciones que han disminuido por la crisis. Las donaciones de cereales, harinas, azúcar (no frescos) se otorgan desde la Dirección de Políticas alimentarias del Ministerio de Desarrollo Social mensualmente para que esas organizaciones se puedan sostener estas actividades que son voluntarias, y que además generan otros vínculos seguramente; también venimos articulando y trabajando con el Ministerio de Seguridad en función de ayudarnos con los traslados, de chequear las denuncias, ellos mismos por ahí trasladan a las personas a los paradores.
Hay que empezar a entender la heterogeneidad que tiene la situación de calle, que no siempre está ligada a personas que delinquen, a personas que son un “problema”, son personas que están necesitando un apoyo, a veces hay personas con las que hemos logrado con el parador y con alguna ayuda temporal que le ha permitido “desendeudarse”, por ejemplo. Lo que nos ha pasado por ahí con adultos mayores que han logrado tener con la moratoria, algún ingreso que es mínimo, se endeudan, sacan préstamos, a veces después con una ayuda de 3 o 4 meses pueden lograr alquilar una pensión. Muchas de esas personas asisten al comedor en el predio ferial de Desarrollo Social, donde tenemos un centro de adultos mayores, donde están desde las 10 de la mañana hasta las 4 de la tarde, ahí tenemos muchas personas que han logrado superar la situación de calle porque era algo transitorio y no una opción de vida, después tenemos gente que va a comer y sigue en situación en calle, transita en ese espacio, se higieniza y es parte de las actividades .