top of page

Lerner: “El próximo gobierno tiene que ir rápidamente a curar a los que están padeciendo las políti


El ex secretario de Niñez, Adolescencia y Familia, y ex titular de Sedronar, abogado especialista en Niñez, Dr Gabriel Lerner charló con LDZ acerca de la situación de pobreza, indigencia y vulnerabilidad por la que están atravesando más de la mitad de los niños, niñas y adolescentes de nuestro país y compartió una lectura política de los números que muestra el reciente informe de Barómetro de Deuda Social de la Infancia de la UCA.


A partir de los números publicados en los medios respecto de la situación de la pobreza y el hambre, y cómo especialmente afectan a las infancias. ¿Cómo evalúa está situación de los niños y las niñas en la Argentina en este contexto?


La situación de la infancia en Argentina provoca una enorme tristeza y dolor. Año a año, en los últimos tres años y medio se ha ido agravando la situación. Ahora el Observatorio de la Universidad Católica Argentina, indica que cerca del 52 % de los chicos y las chicas menores de 18 años, son pobres. Que en el caso del Conurbano Bonaerense la cifra supera el 63%. Casi tres de cada diez niños padecen déficit de la alimentación, un 13% padeció hambre y hay un 7% de los hogares que tienen dificultades para dar la cena. Por otras fuentes podemos saber que el consumo de carne es el más bajo de las últimas dos décadas y el consumo de leche es el más bajo de los últimos 15 años. Es decir, es un proceso de empobrecimiento tremendamente doloroso, que abarca a millones de niños, niñas y adolescentes, calculen que si hablamos del 52% de los niños que está en una situación de pobreza, eso es más la mitad de 13 millones de chicos y chicas, prácticamente 7 millones que están en esta situación.


Ese proceso no debe sorprender a nadie porque en realidad hay una política social y económica de empobrecimiento de las familias: caída de los salarios, incremento del desempleo, desaparición del trabajo informal, reducción del valor de la AUH y de las asignaciones. Además hay políticas que también empobrecen a las familias, los sistemas de salud y educación cada vez más precarios y el tremendo aumento de las tarifas, han hecho que las familias estén muy pobres. Y esto que estamos viendo del hambre infantil era bastante fácil de pronosticar cuando uno iba viendo las políticas que se venían implementando.


¿Vos cómo describís este proceso de deterioro que se fue dando justamente por las propuestas económicas neoliberales que nos llevan al panorama que estamos viviendo hoy en día?


Yo fui Director Nacional, Subsecretario y Secretario Nacional de Niñez, y después de la Sedronar. Es decir que tuve importantes responsabilidades en los Gobiernos de Néstor y de Cristina entre los años 2005 y 2015, de modo que no soy un observador imparcial de la situación, tengo una posición tomada. Lo que yo sí puedo afirmar es que no éramos nosotros, era la Iglesia Católica Argentina a través de los Obispos y a través de su Pastoral Social, los que señalaban que no era el hambre un problema de magnitud. O Juan Carr, la Red Solidaria que tampoco era kirchnerista. Es decir que observadores imparciales y gente comprometida con la realidad social -en aquellos momentos, estoy hablando de los años 2013-2015-, aun reconociendo que había carencias, que había problemas de pobreza, que no habíamos resuelto el problema del desempleo, que había dificultades; sobre el problema del hambre habíamos arribado a un gran acuerdo para poder decir que era un tema prácticamente dejado atrás.


Pero ahí juegan dos factores que hoy han desaparecido. Por un lado había una política, incluso en momentos de crisis internacional y de depresión de la economía, contracíclica por la vía del incremento en la demanda y de las políticas sociales, de tratar de que, aún cuando las condiciones económicas del país se habían deteriorado en algunos años, eso no impactara en la vida de las familias. Había una política de ingresos, de tratar de que los ingresos sean mejores aún en condiciones difíciles. Pero había algo más, que es que había un Estado activo y presente al lado de las familias.


Hoy esta gente, el gobierno nacional me refiero, relata este tipo de circunstancias como si le fueran ajenas. Es decir, ¿dónde está la Ministra de Desarrollo Social, el Secretario de la Nación o el Presidente dando indicaciones a sus funcionarios para que estén cerca de las familias? siendo que si les dicen que está habiendo hambre, el funcionariado tiene que estar allí para ir a buscar alguna solución. Hoy hay un Estado que se ha convertido en un observador distante del padecimiento popular. Ahí hay un problema cualitativo de tremenda factura. Yo trabajé bajo las indicaciones de la ex Ministra Alicia Kirchner y si en algún lugar nos llegaba una denuncia de que en algún barrio había un montón de niños que no tenían para comer, inmediatamente salíamos corriendo, a ver cómo resolvíamos el problema. Eso no podía suceder, había un deber nuestro de respuesta. Y ese tipo de imperativo político y moral ha desaparecido con esta gestión.


Es decir, el perdedor pierde y el ganador gana, mientras que el Estado pareciera no tener ningún tipo de compromiso ético, ni político, ni ideológico con los más vulnerables y con los que están padeciendo. Ahí hay un tema al que sería muy duro que los argentinos se acostumbren, porque ahí hay un cambio en calidad brutal en relación a lo sucedido hasta hace 4, 5 años.


De hecho esta indiferencia o indolencia respecto a esos problemas, también tiene que ver con el relato de la meritocracia que estableció Cambiemos cuando llegó al gobierno. Y teniendo en cuenta que es eso precisamente, un relato sobre un concepto ¿cuánto afecta a largo plazo que en tres años y medios se haya retrocedido tanto o que se haya generado tanta niñez con hambre? ¿Cuánto tardaríamos en recuperarnos de una situación así?


En principio, con respecto a tu afirmación inicial, creo que si la población lograra tener una conclusión me parece, de todo este proceso, sería para mi gusto, entender que si aspiramos a una sociedad donde rijan derechos humanos básicos, no solamente derechos políticos –que no te repriman en manifestaciones legítimas-, sino también derechos económicos, sociales y culturales básicos; tenemos que entender que el neoliberalismo, es decir el escenario predilecto del capital financiero, de deteriorar el mercado interno, de no apostar a la industria, al pleno empleo; ese tipo de modelos, son enemigos de la plena vigencia de los derechos humanos. No hay posible vigencia de los derechos de niñas, niños y adolescentes plenos en el marco del neoliberalismo. Y por eso tienden a tratar de que naturalicemos esa situación, ya nos pasó durante el menemismo, en la década del ’90, cuando Menem decía “pobres hubo siempre”. Es decir, también una manera de naturalizarlo, sino por la vía de la meritocracia, por la vía de la resignación a la desigualdad y al sufrimiento.


En relación a lo segundo que estabas planteando, es muy difícil hoy saber, hay algunos indicadores de los impactos de este empobrecimiento que los vamos a conocer seguramente en algunos indicadores e investigaciones que iremos a hacer en los sistemas educativos y de salud en los años por venir. Es decir, que hoy mismo haya un niño de tres o cuatros años que haya padecido durante dos o tres años una malnutrición, no solamente que ya le produce un sufrimiento, porque me niego a discutir los problemas de la infancia solo en términos de futuro -hay un padecimiento actual aunque no tengan la capacidad política ni la voz para llevar ellos mismos sus reclamos a los medios, y que debamos ser los mayores los que discutamos esto-. Pero además del padecimiento actual, seguramente si a lo largo del año 2018 se produjo el consumo de carne más bajo en dos décadas y el consumo de leche más bajo en los últimos 15 años, evidentemente en las familias más humildes durante el 2018 hubo niños que no estuvieron recibiendo los nutrientes necesarios y eso se va a verificar en su desempeño en la escuela el año que viene o el otro año. Y seguramente recién allí veremos la profundidad del daño social que ha provocado esta situación, hoy es un poquito prematuro. Hoy de lo que se trata es de detener este nivel de agresión a los sectores populares en general, a la niñez en particular, e iniciar lo antes posible un proceso de reparación, de restauración de niveles de calidad de vida que reconozcan derechos básicos, mínimos.


¿Qué implicancias tiene cuando el Presidente de la Nación dice cosas como “bueno, ahora puede que sean pobres, pero tienen más cloacas”?


En realidad, el candidato de la formula peronista, Alberto Fernández, cuando le preguntaron si iba a debatir en el debate electoral con Macri, dijo “no sé, porque es muy difícil debatir con un mentiroso”. Entonces, a mí me cuesta tomar seriamente esa afirmación de que toca el asfalto y dice “esto es verdad, porque se puede tocar, en cambio lo otro era relato”. El hambre de un niño no es relato. Debiéramos tratar de reconfigurar o reconstituir lo que quisieran plantear como una especie de contrato o pacto social y ciudadano que nos contenga a todos, y que no permita que se justifique bajo ningún concepto el hambre de los niños o que los niños estén abandonando la escuela, o que no estén recibiendo adecuada atención sanitaria.


Después podemos discutir además la obra pública, discutimos el problema sobre si estos es asfalto o no es asfalto. Pero me parece a mí que sería muy importante lograr un acuerdo que no permita que se perfore ese piso, y no hay justificación alguna, al menos en un país como la Argentina para que haya niños que esta noche se vayan a la cama sin tener la cena. Y de eso estamos hablando, de que hay un 7% de los hogares que le reconoció a la encuesta de la UCA que tienen dificultades para dar la cena a los niños. Es decir hoy mismo, pensemos si hay 7 de cada 100 niños con esta dificultad, qué porcentaje tendrá esa incidencia en un barrio humilde, 30 de cada 100, 50 de cada 100 niños que esta noche se están yendo a la cama con hambre. ¿No podemos resolver eso? ¿no puede haber un acuerdo para salir de algo tan doloroso como eso? yo por eso, creo que lo que el Presidente dice me parece una banalidad.


¿Y vos ves un correlato entre esto de no garantizar los derechos básicos como la alimentación, y el aumento de la política represiva del Estado?


Siempre los gobiernos que tienden al ajuste y a la desigualdad, a violentar derechos económicos, sociales y culturales, en general suelen ser bastante aliados del endurecimiento de los mecanismos del control social duro, de la represión no solamente al disidente y al que resiste, sino también el estar permanentemente mostrándole los dientes a los sectores que están siendo socialmente dañados y que podrían llegar a alzarse, digamos. Está claro que no ha habido una represión brutal en acto estos años, ha habido hechos represivos, la muerte de Santiago Maldonado, de Nahuel, violencias varias, esto que nos pasó en San Miguel del Monte, el incremento del gatillo fácil, el tema de Facundo Ferreira. Es decir hay casos, aunque no hemos tenido los niveles de represión de una dictadura militar, pero está claro que permanentemente está la amenaza. Lo vivimos muy fuerte en las jornadas de una lucha muy intensa que fue en diciembre del año 2018 contra la Reforma Previsional, allí sí hubo volúmenes de represión de magnitudes que ponían en duda la vigencia de algunos estándares democráticos. Lo cierto está en que por el momento es una amenaza, que se materializa en unos casos y que sí, se corresponde con el modelo. Pero me parece que lo central es la discusión para mí del modelo de desigualdad social de este gobierno y de vulneración de derechos de los niños.


Si retoma el gobierno el espacio del peronismo, y Cambiemos pierde las elecciones nacionales, como todo indica que debería ocurrir en ese escenario. ¿Con qué nos vamos a encontrar y cuáles son las prioridades -aunque sea dos o tres- que va a tener un gobierno popular, habida cuenta de este escenario?


Bueno, creo que una de las prioridades es esta de la que estamos hablando. Evidentemente habrá que poner rápidamente manos a la obra, para lo más rápidamente posible salir a curar a los golpeados y a los que están padeciendo. Va a haber inevitablemente una labor reparatoria muy fuerte. Yo entiendo que aquí hacen falta por lo menos dos cuestiones, en la política social destinada a los niños, a los viejos, a las personas con discapacidad, y a los que más han sufrido, a los más pobres. Por un lado evidentemente tiene que utilizarse la política de ingresos, el Estado argentino, vía la Asignación Universal por Hijo, las asignaciones familiares, las manutenciones, las jubilaciones, prácticamente tiene identificada y bancarizada a toda la población que recibe algún tipo de apoyo estatal. Con lo cual hay ahí una herramienta tecnológica muy importante para la transferencia de recursos en el caso que fuera necesario, para algunos destacamentos de los sectores más humildes.


Pero el otro elemento que hace falta es un proceso muy importante de movilización del estado y de la sociedad civil. Hay que volver a poner al Estado a nivel nacional, provinciales y municipales en una actividad de contacto con la población más vulnerable, para que los chicos que están fuera de la escuela vuelvan a la escuela, para que los chicos y chicas que no están recibiendo la adecuada alimentación la vuelvan a recibir, para que los niños que tienen problemas de salud tengan los respectivos controles sanitarios. Yo creo que ahí hay una prioridad importante, y son los temas en los que yo trabajo.


Seguramente la segunda tarea, o en paralelo, que el próximo gobierno va a tener que encarar va a ser la de poner de pie la actividad productiva en el país. Es decir, que tengamos prácticamente el 50% de la capacidad industrial ociosa y que tengamos una creciente desocupación cuando hay tantas salidas para realizar en la argentina. Bueno es algo, que el próximo gobierno se va a poner en campaña para resolver.

Entradas recientes
Archivo
Secciones
bottom of page