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¿Sabías que el trabajo infantil afecta al 15,5% de los niños, niñas y adolescentes del país?

El término trabajo infantil Según la OIT (Organizacion Internacional del Trabajo) se refiere a cualquier trabajo físico, mental, social o moralmente perjudicial para el niño, que afecte su escolaridad y le impida jugar.

Rita Soria coordinadora de COPRETI (Comisión Provincial para la Erradicación del Trabajo Infantil) definió este concepto de la siguiente manera:

  • El trabajo Infantil es toda actividad económica o estrategia de supervivencia remunerada o no, realizada por personas que se encuentran por debajo de la edad mínima de admisión al empleo; Este abarca de 0 a 15 años. También, se entiende el trabajo adolescentes, realizado por personas de 16 y 17 años y se entiende por trabajo infantil peligroso, a aquellas actividades laborales realizadas por personas mayores de 18 años y que se encuentran prohibida por la normativa vigente.

Es importante resaltar que contamos con la ley de contrato de trabajo, que expone la prohibicion de trabajo Infantil en su artículo 189 donde nos habla justamente de cuál es la edad mínima de admisión al trabajo, que son los 16 años.


¿Sabías qué?

Según el Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica, el trabajo infantil afecta al 15,5% de los niños niñas y adolescentes del país, ya sea realizando “tareas domésticas intensivas” o trabajando.


Este se mide a través de las tareas domésticas intensivas y económicas que son realizadas en el mercado por niños/as y adolescentes entre los 5 y 17 años, en la Argentina urbana.


La encuesta del Indec explica que la intensidad de la jornada laboral es un indicador que compite con el rendimiento educativo: entre los más chicos (5 a 15 años),un 8,5% trabaja en poblaciones urbanas y 6,1%, en rurales, estos desarrollan jornadas de 36 o más horas semanales. Entre los adolescentes de 16 y 17 años, la jornada de trabajo a tiempo completo se intensifica: un 26,3% del medio urbano y 26,6% del rural, este se equipara con el tiempo de trabajo de un adulto ocupado a tiempo completo.


La niñez y adolescencia que realiza estas tareas suele estar expuesta a la explotación, enfermedades, rezago educativo, entre otros déficits de desarrollo humano y social".


Las formas que adquiere el trabajo infantil son: limpiar vidrios, intercambiar estampitas, tirar de un carro, revolver contenedores de basura, coser en un taller, levantar una cosecha, apilar ladrillos, etc.. Pero también y el más invisibilizado aún es el trabajo doméstico intensivo y el cuidado de niños más pequeños mientras los adultos salen a trabajar o a hacer changas.


La erradicación del trabajo infantil involucra en primer lugar al Estado pero también a la estructura productiva que es cómplice del trabajo infantil: empresarios, asociaciones sindicales, empleadores y a cada uno de nosotros, como testigos pasivos de esta situación.


El frágil contexto social actual amerita una mirada protectora urgente hacia estos niños y adolescentes más vulnerables. Hay que darle a este tema prioridad en la agenda pública y trabajar en la restitución de los derechos de los chicos.


Así pues, se alude al trabajo que: es peligroso y prejudicial para el bienestar físico, mental o moral del niño; interfiere con su escolarización puesto que: les priva de la posibilidad de asistir a clases; les obliga a abandonar la escuela de forma prematura, o les exige combinar el estudio con un trabajo pesado y que insume mucho tiempo.


Por último, para que haya una mayor concientización sobre este tema la OIT lanzó el "Día mundial contra el trabajo infantil" en 2002, que se conmemora el 12 de junio de cada año.




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