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¿Sabías qué la pobreza infantil en Argentina aumentó a su nivel más alto en la década?


Según la ONU (Organización de Naciones Unidas) la pobreza es “la condición caracterizada por una privación severa de necesidades humanas básicas, incluyendo alimentos, agua potable, instalaciones sanitarias, salud, vivienda, educación e información.


¿Sabías qué?


La pobreza infantil en Argentina aumentó a su nivel más alto en la década.

Según el último informe del Barómetro de Deuda Social de la Infancia de la Universidad Católica Argentina, afecta al 51,7% de los niños y adolescentes del país. Y ¿sabias que? de los 51,7%, un 10,2% de ellos son indigentes.


Existen distintas formas de medir la pobreza, ellas son:


El Método de Línea de Pobreza: que se establece a partir del ingreso de los hogares en relación con el costo de la canasta mínima de bienes y servicios o de alimentos; pero esta no logra calcular otras necesidades como el acceso a los servicios públicos.


Otra forma de medición es el Método de Necesidades Básicas Insatisfechas que busca medir la pobreza en base a la carencia de infraestructura física y social básica.


Y por último, el Método Integrado de Medición de la Pobreza, que es la fusion de ambos métodos anteriores.


Para definir la pobreza multidimensional en el ejercicio de derechos de la infancia se consideran seis dimensiones: Derecho a la alimentación, al saneamiento, a una vivienda


digna, a la Salud, a la estimulación temprana, Educación y Derecho a la información. Este es el que se utiliza normalmente en la Argentina.


La forma para erradicar la pobreza, e implementada por diferentes países, es a través de procesos sostenidos de crecimiento y desarrollo económico inclusivo, acompañados con políticas distributivas y de protección social. Sin embargo, en los últimos años argentina se ha caracterizado por atravesar una fuerte inestabilidad macroeconómica que ha producido múltiples ciclos de expansión y estancamiento.

Fueron las decisiones de alto nivel que impactaron en la economía y que condenan a millones de niños, niñas y adolescentes a padecer los rigores de la pobreza material en la etapa más importante de la vida de un ser humano.


Estas cifras confirman que persiste la enorme deuda con la infancia en la Argentina. La promesa de lograr pobreza cero fue sólo eso, una promesa.


Esto debe ser un llamado de atención para toda la dirigencia argentina, ya que la infancia no puede esperar, porque es un período donde se configura gran parte del desarrollo emocional, físico e intelectual de las personas.


Los descuidos y la inacción que afectan a la infancia tienen un alto precio y comportan consecuencias a largo plazo para la salud, la felicidad y las capacidades para obtener


ingresos cuando estos niños alcancen la edad adulta. Y lo que es peor, también contribuyen a perpetuar los ciclos de pobreza, desigualdad y exclusión social. Frente a este preocupante escenario, es necesario resolver con urgencia estos déficits con políticas integrales que permitan revertir esta situación ya que se hipoteca el futuro de las nuevas generaciones.





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