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Suicidio adolescente, un problema prioritario


El suicidio es definido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como "el acto deliberado de quitarse la vida", y señala que "es un acto de violencia, el cual genera para los individuos, las familias, las comunidades y los países, graves consecuencias, tanto a corto como a largo plazo, provocando efectos perjudiciales en los servicios de atención de salud".

El último informe de Unicef encendió el alerta sobre esta situación en nuestro país. Los factores centrales explican, que los jóvenes viven circunstancias inéditas en la historia que los coloca en una posición fortalecida en algunos ámbitos pero en otros en una excesiva vulnerabilidad. Las tres grandes problemáticas en la adolescencia en la actualidad son el consumo excesivo de alcohol, el embarazo no planificado y el intento de suicidio.

¿Sabías qué?

En Argentina, de acuerdo a las últimas cifras del Ministerio de Salud de la Nación, el suicidio tiene una tasa del 7,2 por 100 mil habitantes. Según unicef la tasa de suicidios adolescentes se triplicó en Argentina en las últimas tres décadas. Además, es la segunda causa de muerte en esa franja etaria después de los accidentes de tránsito.

La entidad indicó que los suicidios son más frecuentes entre varones, en personas con menor nivel educativo y entre los habitantes de municipios chicos.


No hay un motivo único para este panorama, sino que se trata de un escenario multicausal que culmina en el momento en el que se produce una situación traumática muy concreta que activa el deseo final en el adolescente de materializar el acto de terminar con su vida. El médico psicoanalista Luis Gratch explica que "Uno de los principales problemas es que a veces como adultos no pueden identificar la gravedad de la situación porque tenemos una mayor tolerancia a las problemáticas que afrontan los chicos, como el aislamiento social o el sentimiento de fracaso personal y para ellos adquiere mayor importancia este tipo de cosas”.

Además, hay dos situaciones que son polarizadas y que pueden llevar al adolescente a pensar en el suicidio. Una es la sobreprotección: "Si el chico no fue acostumbrado a manejar las frustraciones y a desarrollar tolerancia a las mismas, cualquier dolor psíquico es insuperable y ante una situación vital no sabe afrontarlo", argumentó. El otro es el abandono o las malas experiencias a lo largo de los años. "Las privaciones, inestabilidad familiar o tener una vida con poco contacto afectivo le genera al adolescente la sensación de que lo que le espera va a ser puro sufrimiento y no encuentra un motivo de entusiasmo a su vida, crece con una tristeza y melancolía crónicas", señaló.


Por su parte, la psicopedagoga María Zysman señaló cuatro factores que aumentaron las tendencias al suicidio de los adolescentes:*​ Sentimiento de soledad​ : “Hay un corrimiento del adulto, que no está presente de la misma manera que estaba en otra época”,

*​ Parámetros más elevados de exigencia​ . Los chicos tienen una sensación grande de fracaso al compararse con el ideal de ser adolescente. “Ser joven para ellos implica tener que ser de una manera, probar ciertas cosas, saliendo, teniendo un cuerpo determinado, transgrediendo mucho más a lo que se hacía antes y tener un juego sutil con el peligro”,

*​ Baja autoestima​ . El sentimiento de no ser querido y no ser integrado es el que los hace sentir que su vida no vale, algo que es acumulativo. “El bullying es muy precipitador de las cosas e incide en el bajo autoestima. Con un escrache público o situaciones humillantes públicas sienten que la muerte digital o social supone el fin de su vida física. Los adolescentes tienen una sensación del tiempo especial y particular, para ellos solo está el aquí y el ahora, y estas cosa tienen más impacto”, detalló la directora de Libres de Bullying.

*​ Acceso a la información​ . Internet les permite obtener contenidos, información y ejemplos de formas y metodologías, algo que antes no ocurría.

También hay otro factor a tener en cuenta es el incremento del consumo de alcohol y de drogas entre los adolescentes, en particular por los efectos que provocan. Las sustancias estimulan la impulsividad, disminuyen las barreras de la represión y exacerban el estado de ánimo en le que el sujeto las consume.

Los expertos coinciden en que la consulta con un profesional por parte de los tutores tiene que ser en carácter urgente, no hay que dilatarlo, por más que el chico se niegue o se resista. Considerar un intento de suicidio como un intento de llamar la atención tampoco es aconsejable. “No hay que evitar este tema, ni tiene que ser tabú. Hay que preguntar cuánto hace que piensan en ello, por qué motivo y cómo pensaba hacerlo, porque lo reprimido no se extingue sino lo contrario, crece y lleva a materialización de una fantasía”, consideró Gratch.

Señales de alarma que advierten sobre el riesgo de suicidio en un adolescente son:


  • Aislamiento.

  • Depresión.

  • Desinterés (anhedonia).

  • Cambios en la personalidad.

  • Insomnio o problemas en el descanso.

  • Bruscas alteraciones en el estado de ánimo (euforia un día y tristeza profunda al otro).

  • Dejar de cuidarse y de hacer cosas que le gustaban.

  • Consumo de sustancias.

  • Empieza a cometer actividades riesgosas.

  • Regala objetos personales y se desprende de cosas amadas.

  • Muestra una situación de desprecio hacia sí mismo y hasta se autolesiona.

  • Habla acerca del suicidio

Para afrontar esta problemática, hay que evitar la normalización de ciertas conductas, como el consumo de sustancias o los juegos con el peligro, porque hace que uno no vea elsufrimiento de los adolescentes. Hay que tratar de encontrar el lugar de acompañamiento y saber cómo acercarse a ellos.

El suicidio adolescente es un problema de salud pública y las políticas de estado lo tienen que abordar más allá de lo individual. “En la Argentina hay una Ley nacional de prevención del suicidio aprobada en 2015 y no está reglamentada de la misma manera como la Ley de convivencia escolar, si bien está sancionada, pero hay un gran vacío desde lo legal”.

En las escuelas y los hospitales a veces no saben qué hacer cuando se enfrentan a una situación potencial de suicidio. O no la quieren ver. A veces en las guardias hospitalarias se sutura una herida o se realiza un lavado gástrico sin indagar en las razones que llevaron a esos adolescentes a esa acción que puede acabar con su vida.

Todas las razones que pueden conducir a un joven a quitarse la vida no difieren de otros países: entornos económicos pauperizados, falta de control familiar, desmoronamiento afectivo por una pérdida, falta de expectativas, sensación de fracaso, dificultades de inserción social, educativa o laboral, también, una enfermedad mental que no ha sido debidamente atendida.


Unicef recomendó poner en marcha políticas públicas más eficaces tanto en las zonas de mayor densidad demográfica como en las más aisladas. El drama latente del suicidio se encuentra ahí con un límite que lo antecede: el feroz ajuste económico y sus efectos en las escuelas y otras instituciones del Estado.

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