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La infancia, el lugar privilegiado para la lectura


Podemos hablar de lectura como un acto de esparcimiento, de aprendizaje, de deseos de conocer historias… o también podemos hablar de la lectura como un derecho cultural de las personas en el marco de políticas públicas que buscan democratizar el acceso al libro. En ese sentido y con ese objetivo trabaja el Programa “Libros y Casas” del Ministerio de Cultura de la Nación hace ya más de 10 años.


Entrevistamos a Bárbara Talazac, licenciada en Comunicación Social y trabajadora del Ministerio de Cultura de la Nación desde el año 2008, que nos brindó detalles sobre cómo se ejecuta el programa, pero antes también nos interesa compartir porqué es importante que los niños y las niñas lean. “Sabemos que hay algunos beneficios de la lectura que son muy conocidos: estimular la imaginación, conocer cómo viven otras personas, conocer otros mundos por así decirlo, pero también leer mejora las habilidades sociales porque cuando leemos, tenemos acceso a los libros y cuando estamos acostumbrados a manipularlos accedemos de una manera más fácil a la información en general. La lectura es un instrumento privilegiado para conocerse a sí mismo y para explorar el afuera. Entendemos que cuando uno lee, cuando adquiere el hábito lector durante la infancia es más fácil que ese hábito se mantenga cuando uno crece, como cualquier hábito cuando uno lo incorpora de chico después es más fácil mantenerlo”. La importancia del acto de leer –explica Bárbara- tiene múltiples consecuencias como interpretar con otra mirada el afuera, desde la empatía, desde la sensibilidad. En esa línea plantea además un aspecto muy importante de la lectura en la construcción de ciudadanía: “Para nosotros la lectura es un factor importantísimo al momento de construir ciudadanía, a generar pensamiento crítico, nos hace más libres”, y agrega: “Hacemos mucho hincapié en lo que tiene que ver con el espacio comunitario, la promoción de la lectura por fuera de la escuela. Sabemos que en la escuela hay un montón de personas trabajando en esto y nos pareció importante sostener y apoyar los espacios comunitarios que se dan por fuera de la escuela”.


Ahora bien, sabemos que la lectura es central en los procesos de enseñanza-aprendizaje desde la temprana edad y en el marco de la educación formal, la escuela. Pero también nos interesa pensar que la familia es un lugar propicio para compartir un libro, un cuento, una historia, “una casa con libros tiene un entorno cultural estimulante, en esa casa se lee, hay algo de imitar el hábito de los padres cuando los padres leen y por eso hay libros, los chicos leen, se habitúan al objeto libro, lo miran con curiosidad cuando hay libros a disposición y pueden curiosearlos, y la realidad es que si uno ve las últimas estadísticas de consumos culturales hay algunas variables que se interrelacionan por ejemplo, menor nivel socioeconómico implica menor acceso a los bienes culturales: esto es la gente que tiene menos ingresos y menos nivel educativo, es la que menos compra libros, va al teatro, va al cine, compra discos, va a recitales, etc”. “(…) Para que los chicos lean es fundamental que haya libros, por un lado pero también es fundamental que los adultos de esa casa lean y tengan acceso a los libros, como contar un cuento, darse ese momento de unión entre la familia, entre el niño y los adultos que viven en esa casa a través de la lectura, es fundamental y son momentos que generan una base de relación con los libros y con la palabra escrita que se sostiene toda la vida”, comenta Bárbara.


El programa “Libros y Casas” tiene entre sus objetivos lo expuesto anteriormente y nace por el año 2006 con la clara idea de que “los chicos que crecían en casas con libros tenían un rendimiento escolar mejor que los que venían de casas sin libros, entonces ahí surge esta idea de editar libros y llevarlos a esas casas donde no había”. Sobre garantizar el acceso a los libros, el programa trabaja con herramientas



como capacitaciones en todo el país para promover tanto espacios de lectura como sujetos formadores que estén interesados en llevarlos adelante: “les contamos cómo entendemos la lectura, porqué creemos que es importante, para qué sirve la lectura, vehículo para qué tipo de cuestiones a partir de las cuales se pueden tratar diversas problemáticas y eso es lo que hacemos cuando capacitamos, tratamos de formar formadores, gente que después continúe este trabajo en sus lugares de referencia”. “Otra cosa que hacemos es editar libros, pensados para personas que no están habituadas a leer, esos libros se pueden descargar de manera gratuita de la web del ministerio, buscan “libros y casas ministerio de cultura de la nación” y van a tener la página disponible y ahí pueden bajarse. En este momento hay 14 libros colgados y son libros que están pensados para toda la familia y es una biblioteca de iniciación, o sea está pensado para personas que no están habituadas a leer o que no tienen el hábito de agarrar un libro y leerlo. Esos libros durante algún tiempo se entregaron en viviendas sociales de todo el país, esto en función del presupuesto que haya en el momento se hace o no se hace, pero hemos tenido grandes resultados de esta política”. “(…) Nosotros entendemos que para hacer promoción de la lectura el libro es condición necesaria, o sea sabemos que sin libros la gente no lee, pero no suficiente, por eso complementamos la entrega de libros con talleres de promoción de la lectura. Para promover la lectura el contacto personal es fundamental por eso creemos que con este doble objetivo de entregar libros y hacer promoción de la lectura, podemos estar de alguna manera completando el objetivo general del programa”.


Insistimos en pensar la lectura y el acceso a los libros desde políticas públicas que lo hagan posible y que estén dirigidas a las infancias, a su crecimiento y formación de pensamiento crítico. “Obviamente que hay un correlato económico muy fuerte pero también hay algo de entender, que son prácticas que desde lo simbólico no están pensadas para estos sectores por eso es tan importante la labor del Estado tratando de equiparar estas oportunidades de acceso y tratando de que todos participen con sus entramados culturales propios, con sus acervos, con sus conocimientos, sean cuales fueran de la vida cultural del país. Por eso entendemos a la lectura como un instrumento democratizador”, concluye Bárbara.

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