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La educación ambiental como herramienta para construir un mundo sustentable.


Por Emanuel Gall


Todos los 5 de junio se celebra el Día Mundial del Medio Ambiente con la finalidad de sensibilizar a la población mundial acerca de la importancia de cuidar nuestros ecosistemas y fomentar el respeto al medio ambiente. Para el año 2022 el tema central es ‘Una Sola Tierra’. Con ello se pretende visibilizar la emergencia que afronta nuestro planeta referida al clima, evidenciando el acelerado calentamiento global y la escasa capacidad de adaptación de las personas y la naturaleza. Hubo actividades oficiales y promovidas por organizaciones de la sociedad civil para avanzar en estos objetivos educativos y seguirán realizándose propuestas para poner estos temas en debate a través de muestras, charlas y proyección de videos durante toda la semana. Desde ANITA charlamos con Pablo Quiroga, biólogo tucumano y magíster en Gestión Ambiental, actual director de Medioambiente en la ciudad de Yerba Buena y docente en la Universidad Nacional de Tucumán, le consultamos sobre los desafíos medioambientales de este momento a nivel global y en Tucumán.




Quiroga destacó que "a escala global podemos decir que la problemática ambiental es muy compleja, pero se sintetiza en dos grandes situaciones concretas: por un lado el calentamiento global, que es uno de los grandes desafíos ambientales que afronta el planeta y por otro lado la crisis de la biodiversidad. Ambas constituyen los dos grandes problemas a resolver. Con respecto a la escala local (Tucumán) sin dudas esto también afecta nuestra provincia. El calentamiento global es traducido en el aumento de precipitaciones. Nosotros tenemos ahora lluvias extraordinarias en la época estival, como es de esperarse en Tucumán, pero que se concentran en muy poco tiempo y están generando el colapso de los sistemas pluviales y constituyendo inundaciones sobre todo en lo que son las ciudades más importantes de Tucumán. Por otro lado, también en la época de otoño hemos tenido precipitaciones atípicas que con un suelo totalmente saturado de lluvias del verano, hacen que un centenar de milímetros generen grandes problemas y de nuevo tenemos inundaciones en épocas que no esperábamos".




En cuanto a la crisis de la biodiversidad, el biólogo apuntó que "en Tucumán estamos sufriendo extinciones a nivel local de especies como la rana marsupial, un animal que vive en los cursos de agua de Los Arroyos de San Javier, en todo lo que es la eco región de las Yungas. Se está extinguiendo. En este momento hay un grupo de trabajo en la Reserva de Horco Molle, junto a la Fundación internacional Anfibia y la provincia, a través de la Dirección de Flora y Fauna donde se está tratando de evitar la extinción de esa especie. Por mencionar una de muchas otras. También hay insectos, polinizadores, las abejas, una lista larga de especies que se observa, desde diferentes ámbitos de investigación, que determinadas poblaciones de especies están declinando".

Se trata de un ejemplo que ilustra cómo afecta un tema de escala global la agenda local.

Quiroga agregó que "otro gran problema que tenemos a nivel local son las políticas de gestión de conflictos como el tratamiento de los residuos sólidos urbanos (RSU). Entiendo que es un gran desafío y un gran problema ambiental. Pensando desde la agroindustria, la gestión de la caña de azúcar con la contaminación del aire, la quema de cañaverales, todo eso está constituyendo por la estacionalidad climática. Tenemos que pensar que la industria azucarera está muy activa en el otoño / invierno y eso condiciona negativamente porque coincide con los episodios de problemas respiratorios y demás”.

A nivel de la ciudadanía ¿Qué es la conciencia medioambiental y qué implica cuidar el medioambiente en la actualidad?

Quiroga reflexionó que “nosotros (la ciudadanía) tenemos una herramienta sumamente poderosa que es la Educación Ambiental para la Conservación, que todavía está con muchas cosas en el tintero. ¿Qué quiero decir con esto? Primero que no está definida como tal, faltan profesionales, se habla de políticas públicas, o sea, de la implementación de la Educación Ambiental como parte de la política educativa. Lo que se viene haciendo hasta acá es solo sensibilización. La Educación Ambiental es transversal, implica incorporar a la comunidad, a todos los actores, a todos los saberes y creo que todavía ahí tenemos muchas deudas pendientes tanto en la agenda educativa como en la agenda política”.




El funcionario e investigador ponderó la importancia de la Ley Yolanda que establece la formación en perspectiva de ambiente sustentable a los funcionarios públicos, pero reclamó falta de implementación en varios puntos de Tucumán, “a pesar de que nuestra provincia adhirió, tengo entendido que un solo municipio adhirió a la ley, pero además la llevó a la práctica. O sea avanzó en capacitar a sus funcionarios. El Municipio de Yerba Buena la implementó y no muchos otros municipios. Eso muestra a las claras que no tiene que ver con una cuestión política porque el gobierno nacional actual la promulgó, la provincia adhiere y un municipio con una bandería política distinta es la que la implementa. No responde a intereses políticos sino también tiene que ver con las políticas que cada uno va a ejercer”.

Cuando se habla de medioambiente priman las miradas y sentencias catastróficas. ¿Se justifican las miradas apocalípticas que hablan de que vamos hacia la destrucción del planeta o conviene trabajar otros enfoques?

Yo no estoy muy de acuerdo con las miradas apocalípticas en relación al medioambiente. Entender que el hombre es el enemigo no nos lleva a nada, la problemática ambiental es generada por la sociedad. Hay que ejercer distintas miradas, pensando a nivel de Tucumán, el Ingenio azucarero o la actividad azucarera Industrial plantea diferentes actores: el empresario, el vecino que trabaja en el Ingenio, la persona que es víctima de los problemas respiratorios que generan la quema de cañaverales, o de la calidad del agua que es contaminada por los efluentes de la industria. No hay UN enemigo, sino que hay una problemática común. Eso es justamente lo que yo planteo como algo que puede ser abordado y resuelto por la Educación Ambiental en su sentido más amplio porque pone al ambiente desde la complejidad que es como debe ser abordada. No creo que la ecofobia nos conduzca a algo positivo. Todo lo que sea catastrófico u apocalíptico creo que no va a sensibilizar, no va a entusiasmar nunca a nadie, explicó Quiroga.






Luego agregó que “nadie se vincula desde lo malo a generar un cambio. Cuando pienso en mí y en por qué soy biólogo, por qué estudié Biología, seguramente en mi encontraré experiencias positivas con la naturaleza. Yo no estudié Biología porque haya visto alguna matanza de ballenas o la situación ambiental global o la contaminación de los ríos. Me parece que hay que tener una mirada optimista en esto del ambiente, hay que confiar también en la tecnología, en el desarrollo tecnológico que el propio hombre va a aportar y está aportando. Y que van a revertir en muchos casos situaciones que hoy parecen irreversibles. Digo la transformación, sí bien paulatina, para América Latina de las energías no renovables que en Europa existen, en muchos países existen y qué están haciendo muy bien las cosas en ese sentido, van a llegar y van a empezar a generar transformaciones. Los datos de muchos científicos muestran que el planeta estuvo sometido en periodos cíclicos a situaciones bastante complejas en el pasado y yo en ese sentido soy mucho más optimista. Creo que hay posibilidades de que esto se revierta y no caer en ese discurso de que no hay salida porque creo que no vamos a sumar mucha adhesión”.

¿Cómo trabajamos estos temas con los niños y niñas, en el contexto familiar?

Creo que hay que conversar de estos temas con los niños, yo creo que la sensibilización ambiental, la Educación Ambiental es fundamental. Pero tiene que trabajarse no sólo con los niños, sino con todos. Hoy los que toman decisiones son los adultos. Esto de la Ley Yolanda es una forma de decir vamos a trabajar con los funcionarios porque en realidad estamos sensibilizando a todo el mundo sobre cuestiones ambientales y de sustentabilidad pero los que toman la decisiones hoy son los funcionarios políticos de todos los niveles y de todos los partidos políticos de nuestro país. Me parece que es una medida interesante y creo que el cambio también está en los adultos y no solo esperar o poner todas las esperanzas en los niños y en el futuro, ¿no?

¿En qué justificas tu optimismo?

Creo que la pandemia ha sido un síntoma de la mala salud del planeta y también ha permitido, cuando el planeta no se ha sentido bien, que a nivel global la sociedad se haya encontrado o se haya reencontrado con la naturaleza. Eso lo vemos en datos concretos, enumero alguno ejemplos: la ciudad ha generado mayor cantidad de material reciclable, hay una mayor demanda por capacitaciones vinculadas al compostaje o a la reutilización, se ha disparado enormemente en ciudades como Yerba Buena la actividad física en ambientes naturales como el Treking o el Mountain Bike y demás en la Sierra de San Javier. Toda esa gente se está encontrando desde lo positivo con el ambiente. Otro ejemplo, antes los biólogos íbamos a hacer monitoreo al campo o a las Sierras de San Javier y con los guarda parques éramos los únicos que transitábamos ese lugar. Hoy hay miles de personas que salen a caminar, que hacen un cuidado responsable del área y lo hacen porque están conociendo el lugar, un ambiente natural y al conocerlo lo están valorando y están vinculándose con esa naturaleza desde otro lugar. Me parece que eso es un dato interesante que ha generado la pandemia y que tenemos que destacar.




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