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Mujeres y Violencias

Por Marcos Lobo


Ya transcurrido el Día Internacional de la Mujer, los reclamos se hicieron escuchar con más fuerza en las distintas movilizaciones alrededor del mundo. Tales reclamos, en mayor o menor medida, siempre terminan remitiendo a la violencia de género, específicamente hablando de la violencia hacia las mujeres. Para poder hablar de la misma, teniendo tantas vertientes y, por consiguiente, tantas formas de abordarse, estuvimos en contacto con Flor Sabaté, Coordinadora del área de Comunicación de la Fundación Mujeres por Mujeres. _ Flor, existe hoy un representación muy difundida por las redes para explicar la violencia de género que es la del Iceberg, haciendo referencia a que ciertas formas de violencia machista tienen más visibilidad que otras ¿podrías hablarnos un poco de estas, entre comillas, "violencias menos evidentes" y que factores, según tu criterio, son los que favorecen tal invisibilización de las mismas? _ Retomo ahí un poco lo que vos decías del entrecomillado porque no me atrevería bajo ningún punto de vista a subestimar estas llamadas violencias invisibles porque actúan en cierto modo como preludio a lo que, sino se detiene, es esa punta de lanza, que es lo visible: la violencia física. Pero, ¿cuáles son estas violencias invisibles? Bien, ya venía escuchando los bloques anteriores y mencionaban la violencia simbólica. Bueno ese es un tipo que prevé la ley 26.485 y que actúa como una violencia invisible. Cómo se perpetúan a través de estereotipos sexistas las relaciones desiguales de poder. Ahí vamos viendo que se teje todo un entramado violento, el cual, si no se detiene, genera condiciones de desigualdad y de opresión. Luego tenemos la violencia psicológica. De acuerdo con lo que plantea la ley, se trata de cómo a través de amenazas, acoso, hostigamientos, restricciones, etc. se provoca un daño emocional y la disminución del autoestima de la víctima. ¿Por qué hago énfasis en eso? Porque, justamente, es invisible porque no deja marcas visibles en el cuerpo, lo cual no significa que sea menor que la violencia física. Por eso creo que se subestiman estos dos tipos de violencia. El no tener una "cicatriz" hace que no se la considere violencia. Creo que lo que favorece que veamos el pico y no el iceberg completo es que, aún con todo el avance en términos de deconstrucción que hemos logrado como sociedad, producto del movimiento feminista y la implementación de políticas públicas, nos cuesta pensarlas como violencias: el insulto, el descrédito, la manipulación. Todo eso, digamos, siempre termina recayendo siempre del lado de la víctima. Hacemos que se vea como histérica o loca y, al fin y al cabo, nunca se habla de cómo se llega a ese lugar. La desinformación, la falta de educación… En fin, hay varios "motores" que hacen que eso no sea visto como tal. -Flor, como bien sabrás, hace unas semanas se promulgó la Ley Provincial de Acoso Callejero. Si bien se trataba de una iniciativa necesaria, la realidad es que existen espacios a los que ninguna ley, por lo menos hasta ahora, ha podido alcanzar y esos son los círculos internos de amigos o familiares hombres (específicamente hombres cis hetero), tanto presenciales como virtuales, sostenidos por la complicidad machista. ¿Qué rol o qué iniciativas deberíamos proponernos a nosotros, como hombres, para erradicar tal complicidad y convertir estos espacios en espacios para masculinidades positivas? -Qué buena pregunta y qué necesaria es en nuestros tiempos. De entrada me interesa rescatar algo acerca de la ley que mencionaste. Nosotras desde mujeres por mujeres no creemos que sea una iniciativa necesaria. De hecho, si se tiene en cuenta la ley 26.485 de protección integral a las víctimas de violencia de género, ya se computa la violencia en los espacios públicos. Sobre eso, me interesa, para responder a tu pregunta, tomar la palabra de Lucho Fabbri, a quien invito a que lean en sus distintas manifestaciones que hizo al respecto. Él es referente de "Nuevas Masculinidades" de Nación y plantea que no es el poder punitivo lo que nos va a ayudar a cambiar el paradigma. El aumento en las penas, no es más que el aumento en el poder policial. Y todes sabemos que implica el aumento de esas fuerzas en la calle. Entonces ¿Cómo se llega a estos círculos que mencionas? Los clubes de rugby, los amigos, el bar… ¿Cómo los cambiamos? Desde la educación, desde propuestas pedagógicas culturales, sociales y de seguridad que sean transversales a todes estos actores que pueden estar involucrados en estas situaciones de violencia. ¿Y qué pueden hacer puntualmente los varones? Bueno cuestionarse, principalmente, sus privilegios, hablar en sus círculos sobre las inquietudes que les puedan surgir y no salir a la defensiva automáticamente, estar abiertos a recibir información y empezar por cambios chicos pero que verdaderamente son muy significativos como censurar a los pares cuando ellos tienen el mínimo atisbo de que lo que está sucediendo es violencia, el dudar si lo que está pasando está bien, permitirse esos espacios de reflexión, creo yo, que son los que empiezan a afinar ese pacto entre caballeros que termina siendo el sustento del patriarcado. Pregunta de Eva Fontdevila: Florencia, te hago una consulta sobre algo que sucedió esta semana en el colegio al que asiste mi hijo: me cuenta que una profesora le recomendó a los varones del curso, de los primeros de secundaria, que cuando caminen detrás de una chica o mujer crucen la calle para no hacerlas sentir intimidadas. La respuesta de él fue "me parece bien que también nos involucramos en cuidarlas" ¿Qué opinas de esta intervención de una docente de secundaria? _Qué problemático es esto. Me parece que repensar en términos de cuidado y de autocuidado siempre es productivo. Pero… me parece problemático el ayornarse en la entrada y no educar directamente para el no acoso. También me parece problemático porque, y es lo que dice este activista que mencioné antes, se terminan estigmatizando todas las formas de masculinidad. Osea, el hombre que camina detrás de una mujer automáticamente… Eva: … se convierte en un posible acosador. _Yo creo que tampoco es ese extremo al que tenemos que llegar. Creo que hay que cuestionarse otras cosas e hilar más fino, sobre todo cuando estamos hablando de infancias. No caer en reduccionismos. Flor, hablando de la temática de la transfeminidad, es de notar que estos colectivos encuentran una resistencia considerable al momento de querer participar en espacios de mujeres por parte de algunos sectores dentro del feminismo, algunos argumentando que ellas deberían tener su propio espacio. ¿Las mujeres trans deberían tener su propio espacio de lucha o les corresponde un espacio dentro del movimiento feminista en general por el tipo de opresión que sufren? _Me parece super necesario porque apunta a los debates internos de los feminismos. A mi me parece que no sólo les corresponden sino que ya los tienen. El feminismo TERF es muy nocivo porque va a preceptos que ya, históricamente, los hemos dejado atrás como la categoría sexo/género ligada a la genitalidad, que no podemos, nosotras las feministas, después de tantos años de lucha, volver a reproducirlas para excluir a compañeras que verdaderamente se han ganado un lugar en la lucha. Entonces creo que lo que nos convoca a pensar, en términos de el lugar que tienen las compañeras trans en los colectivos feministas, que son heterogéneos y que no pueden ser homogéneos, es pensar cuál es el sujeto político del feminismo ¿es uno o es múltiple? Podemos caber todes. Creo que este debate salió a la luz hace un par de años cuando se le cambió el nombre al encuentro de mujeres, que fue un "despiole" tremendo dentro del feminismo pero es necesario que estos debates surjan. Así que, desde mujeres por mujeres, que ahora somos M x M, justamente, por ese suceso, hay que incluir a todes dentro de la lucha feminista, que siempre va a ser ampliar derechos y no circunscribir las libertades. Efectivamente, y como pudimos apreciar, hablar de la violencia es muy complicado debido a las múltiples aristas desde donde se la puede abordar. Sin embargo, y gracias a los aportes de nuestra entrevistada, queda más que claro que, por consiguiente, también son múltiples los espacios de acción, institucionales o no, para combatir este flagelo social. Lo que cuenta, al final, termina siendo la iniciativa que toma la sociedad en general y en sus distintos ámbitos para poner en discusión lo establecido y hasta donde estamos dispuestos a ir para cambiarlo. Efectivamente, el hasta dónde, en el caso de la violencia de género, tiene que ser "hasta el final". Desde el colectivo Abrojos agradecemos a Flor Sabaté y a Mujeres por Mujeres por su predisposición para participar de este espacio, así como a todas las referentes que han participado en los otros bloques del programa. Estén atentes a la publicación de esas notas y compartanlas junto con esta. Muchas gracias.


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